Como si se tratara de una gran paradoja, 2020 será recordado no sólo por la transformación que le generó a la humanidad la aparición del coronavirus, sino también por ser un año de conmemoraciones que giraron en torno a Gustavo Cerati. La más importante fue la celebración de las tres décadas de Canción animal, lo que disparó encuestas, mundiales de Twitter, revisitas a la discografía de Soda Stereo y entrevistas por parte de los integrantes sobrevivientes de la banda. Y sin número redondos, esta semana en particular se produjeron dos aniversario. El pasado martes fue el undécimo aniversario del lanzamiento del último álbum de estudio del cantautor, Fuerza natural, mientras que hoy viernes se cumplen seis años de su fallecimiento. Si bien su ausencia se hizo sentir hasta ahora en el rock argentino, el primer impulso que surgió fue el deseo de la irrupción de algún sucesor. Pero su obra grupal y solista es tan variopinta, camaleónica y fragmentada, que esa espera del nuevo Mesías del rock en español se transformó en un caso perdido. Para eliminar de raíz esa pseudo esperanza que representa la utopía.
Aunque sucedió algo aún mejor: su legado, tal cual vergel, empezó a brotar en la nueva generación de grupos y solistas independientes argentinos, de la cual forma parte, por cierto, su hijo Benito Cerati. Si un rasgo se tornó en un sello distintivo del líder de Soda Stereo era tener el radar encendido para descubrir estilos, escenas y artistas noveles, de lo que dieron fe las diferentes alineaciones que tuvo a lo largo de su carrera en solitario. Eso catapultó a músicos del temperamento de Leandro Fresco, Leo García, Flavio Etcheto, Fernando Nalé (al punto de que estuvo tocando con el Indio Solari), Pedro Moscuzza, Capri, Javier Zuker o Loló Gasparini. O al menos logró visibilizarlos. Incluso esa cualidad de cazatalentos la había puesto a prueba algún tiempo atrás, mientras comandaba al trío, cuando se encargó de apadrinar personalmente a la entonces novedosa "movida sónica". Para muestra estuvieron los shows de presentación del álbum Dynamo, en diciembre de 1992 en el estadio Obras Sanitarias, en los que hicieron las veces de acto soporte Babasónicos, Juana La Loca, Tía Newton y Martes Menta.
A diferencia de aquellos años, no fue gracias a su tutela sino a la propia fuerza gravitacional de su obra, que en el último lustro su influencia comenzó a sentirse y a permear en la flamante avanzada de músicos y músicas locales. Tweety González, tecladista de Soda Stereo, amén de figura fundamental en la trayectoria unipersonal de Cerati (produjo Ahí vamos: disco que consolidó finalmente su carrera solista), ha sido testigo de ello. A tal instancia de que en todos los tributos que organizó en torno a su trayectoria (fundamentada básicamente en la etapa posterior al trío), sus protagonistas fueron principalmente artistas jóvenes. Por lo que, en sintonía con ese espíritu, durante el día de hoy el artífice y productor irá subiendo a su cuenta de Instagramcinco videos de temas incluidos en los álbumes solistas del mayor icono de la música popular contemporánea latinoamericana. Siempre es Gus se denomina este proyecto pandémico que cuenta con las participaciones de Lisandro Aristimuño, Feli Colina. Nico Sorín, Lucy Patané y la banda cordobesa Rayos Láser.
“Luego de la semana de su último cumpleaños (el 11 de agosto), me quedé bajoneado por su ausencia. Uno no se termina de acostumbrar a que no esté. Dada la circunstancia, este año me pegó más fuerte. Y me empezó a picar el bichito”, evoca González. “Con Martín Rodríguez (coproductor del proyecto y artista de Twitin Records), comenzamos a elegir temas y me di cuenta de que se venía la fecha de su muerte. Es más de una década sin su música y me parecía que no había que dejarlo pasar. En las charlas que estuve haciendo en Instagram durante la cuarentena, me di cuenta de que para los artistas que hoy tienen 20 años, que están descubriéndolo o no llegaron a verlo en vivo, él es influyente. Se armó otra capa continuadora de la música argentina”. Justo por eso, Siempre es Gus está conformado por temas poco conocidos de cada uno de sus discos solistas. “Me gusta que no sean los más obvio. Son los más oscuritos y lados B. Además, hubo una búsqueda estética de hacia dónde queríamos ir con las canciones. En base a eso, vimos a quién le vendría bien. Por eso no es casualidad el maridaje entre estilo y performer”.
De los artistas del proyecto manufacturado por Tweety González, Lisandro Aristimuño es el más experimentado. Aunque, a pesar de sus 41 años, nunca llegó a ver en vivo a Cerati. “Por suerte, algunos de sus shows quedaron registrados. Y cada tanto los pongo para ver sus formas”. El cantautor versionó “Avenida Alcorta”, incluido en Amor amarillo (1993): primer disco solista del exlíder de Soda Stereo. “Venía haciendo una partecita de ‘Avenida Alcorta’ en mi tema ‘Para vestirte hoy’, y me encanta porque trata acerca del desarraigo”, explica. “Si a Amor amarillo le sacás los beats, podría ser un disco que se puede tocar con una guitarra criolla. Me parece su trabajo más de cantautor”. Pero el de Viedma -cuyo último álbum, Criptograma (2020), está basado en la obra de Cerati- también rescata su perfil lúdico. “Lo que hizo fue magnífico. Siempre jugó con la mutación y en la Argentina es difícil verlo en otros artistas. Vos escuchás ‘Sulky’ y no es folklore sino que suena como un techno alemán en clave de chacarera. Nadie hizo eso de poner a dialogar a la modernidad y lo tradicional”.
Juan Mango, frontman de los mendocinos Usted Señálemelo, descubrió a Soda Stereo en el colegio por “De música ligera”, pero realmente su fascinación por Cerati la establecieron Amor amarillo, Bocanada (1999) y Colores santos (1992). Y eso se nota en su último material solista, Ochocientos envolventes al sol (2019). “Eso marcó un cambio enorme en mí”, reconoce. “Aprendí mucho de su forma meticulosa de escribir, de componer y de crear sonidos intrigantes e inclasificables, que investigando con el tiempo aprendí que eran samples y maquinitas electrónicas, a los cuales hoy estoy súper apegado. Hubiera sido increíble intercambiar conversaciones con él. Creo que conocer a algunos de sus amigos y personas cercanas es similar a conocerlo. Me ayudó a reanimar partes de su forma. Sé que si siguiera vivo estaría haciendo una música deforme, con la cual todavía me sentiría identificado. Le agradezco lo que soy hoy como músico”.
“Inconmensurable”: así define Goyo Degano, cantante de Bandalos Chinos, el impacto de Cerati en la música de otro de los artistas más importantes y convocantes de la actual escena musical argentina. “Aunque es inconsciente la inspiración constante que representa para nosotros, la usamos de manera explícita en algunos momentos. Teníamos una intro con el saxo de ‘Estoy azulado’ y luego hicimos un homenaje a los Redondos con ‘Canción para naufragios’, en cuyo final metimos un riff de ‘El rito’. Ambas salieron el mismo año (1986). En lo personal, como frontman, me flasheó en la vuelta de Soda, en 2007, su potencia desde la quietud y serenidad. Y no tanto el histrionismo”.
Mariano di Césare, líder de los proyectos Mi Amigo Invencible y El Príncipe Idiota, no distingue su influencia de manera directa, sino más bien de forma etérea. “A veces, sí la veo cuando mis canciones tienen un aire. Con lo que más me sentí identificado fue con Amor amarillo. Ya en los últimos trabajos, toda la experimentación que me sedujo de sus primeros discos solistas, que fueron una válvula de seguridad frente a Soda Stereo, se me perdió”.
Aristimuño asegura que "si Batman cantara, sería con la voz de Cerati. Tiene algo gótico y sensual. Siempre jugó con esa estampa”. Algo similar a lo que suele ofrecer Di Césare cada vez que se sube a un escenario, más allá de que se confiese próximo a la herencia de María Gabriela Epumer, Charly García o Daniel Melero. Al igual que el otrora Soda, Lucy Patané se destaca por ser una guitarrista con un sello inconfundible. Sin embargo, nada fue igual para ella tras escuchar Bocanada. “Con ese disco comprendí la producción artística, y me enamoré un poco de ella”, revela. “Entendí que no sólo se puede decir algo desde la composición sino con los sonidos y sus elecciones. Había decisiones y maneras”. En tanto que la exintegrante de Las Taradas recupera ese rasgo, Nico Btesch decidió ser compositor luego de escuchar Ahí vamos (2006). “Fue un antes y un después en mi vida porque me tocó algunas fibras”, explica quien lanzó su debut, el EP Romances, en 2019. “Lo escuché mucho, y me sabía todos los arreglos de memoria. Cada vez que lo ponía, descubría algo nuevo. Me atrajo desde la construcción sonora. Me activó algo en el cerebro”.
Aparte de Marilina Bertoldi, Patané y Benito Cerati, Ca7riel y Paco Amoroso también fueron parte, en noviembre último, de la recreación del disco 11 episodios sinfónicos en el Teatro Colón. De hecho, el tándem fue la rareza de la curaduría por estar parado en el limbo de la música urbana. Pero Gustavo Cerati da para todo. Y Amoroso puede dejar constancia de eso. “Mi conexión más heavy fue cuando descubrí Bocanada: ¡me voló la cabeza! Era la época de los blogs y links de Rapidshare”, recuerda el cantante. “Los discos solistas de Cerati me gustan más que los de Soda. Luego, tuve la suerte de hacerme amigo de Alejandro Terán, quien hizo un concierto sinfónico de la obra de Cerati y fui como plomo de (Fernando) Samalea. Pero las vueltas de la vida hicieron que terminara cantando con ellos”. La conclusión que deja Feli Colina, revelación del pop argentino, es que parece que a la nueva generación le gusta más la carrera solista de Cerati que Soda. “Si bien a Bocanada lo amo, sus discos solistas están en lugares de mi mente. Todo depende del momento de la vida en que los haya agarrado. Nunca llegué a verlo. Soy de Salta. Si fue, era muy chica”.