¿Cantinflas víctima de una espía nazi? ¿Quién fue el soldado peruano que desembarcó en las costas de Normandía? ¿Walt Disney operador Washington en su visita al sur del mundo? Algunas de las cuestiones que desarrollará Secretos de guerra, producción original de History compuesta por cuatro episodios. Su estreno será este sábado a las 22.35 (al día siguiente de su emisión ya estará dispuesto en Flow e History Play, repite los lunes y miércoles a las 20.10). Es sabido, este canal tiene al conflicto entre aliados y el eje como la piedra basal de su biblioteca, al punto que podría prescindir de siglos del homosapiens pero nunca de ese repertorio que oscila entre 1939 y 1945. Vale reconocer que con este envío, renueva su interés por los eventos relacionados con la Segunda Guerra Mundial pero desde un prisma más cercano.

En ese sentido, el mayor aporte de Secretos de guerra es su propósito de romper con la imagen de Latinoamérica como un actor de reparto o mero testigo de esos seis años que cambiaron la historia de la humanidad. Sus cuatro ejes temáticos -espionaje, diplomacia, economía y acción en el frente de batalla- sirven como tensor de una entrega que ofrece múltiples relatos cargados de intensidad. Cada capítulo va y viene entre años y geografías con el inefable manto de misterio que despide su título. En Secretos de Guerra aparecen, no obstante, nombres y acontecimientos esperables para el espectador local (Josef Mengele, el hundimiento del Graf Spee en las costas del Río de la Plata, Franklin D. Roosvelt, la operación Garibaldi) con otros llamados a combatir la incredulidad. Es en ese punto intermedio que el envío, narrado por el actor mexicano Juan Pablo Medina (La Casa de las Flores) y secundado por la investigación del historiador Alejandro Rosas, busca ganarse a la audiencia.

“Yo creo que Estados Unidos sin la participación de América Latina hubiera tenido que caminar hacia otro rumbo”, asegura Ramos en una conferencia de la que participó Página/12. Según el docente y autor, la participación de la región ha sido descrita con cierto desdén como “bandera incidental”. A contramano de esa idea, para Rosas hubo un “bloque de seguridad continental” pero que estuvo llena de historias “maravillosas en el sentido de espías, pasión y batallas”. Entre las historias más increíbles menciona la del contingente brasileño integrado por miles de soldados que fue clave para la caída del fascismo en el norte de Italia. “Curiosamente su símbolo era el de una cobra fumando una pipa, porque se decía que era más fácil ver a una víbora fumar a que Brasil entrara a la guerra en Europa”.

Secretos de guerra remite indefectiblemente a otras series documentales recientes (Apocalipsis, Five Came Back) que se apoyan en la urgencia narrativa, un uso aceitado de archivo y la contundencia retro de su estética, aunque esta vez el color y la sonoridad provengan de esta parte del globo. Ahí está el fragmento dedicado a Hilde Krüger, una actriz teutona que jugó de Mata Hari en el país gobernado por Manuel Ávila Camacho o el de las Águilas Aztecas, una compañía de pilotos mexicanos que combatió en el Pacífico. “Si en algún momento existe una producción sobre este escuadrón me encantaría ser parte de ello”, seduce Juan Pablo Medina, quien aquí oficia tanto de guía como de locutor. Aunque la serie va más allá del recorte de los seis años que duró el conflicto. Así es como viaja a 1935 y despliega una teoría que vincula la muerte de Carlos Gardel con ex integrantes de la Luftwaffe a la caza del negocio aéreo en Colombia.

El programa se da en el marco del un nuevo aniversario del fin de un conflicto que, paradójicamente, se ha reconvertido en una usina de teorías conspirativas. Más allá de lo pintoresco de los relatos, de los recursos técnicos y de producción, desde History recalcan que buscan voces autorizadas para sus proyectos. “La divulgación no es ficción. Es tratar de llevar los hechos históricos y la narración de lo que pasó con ciertos personajes al mayor público posible. Cada una de estas historias tiene su sustento, sea por documentos o bibliografía. Eso no nos impide cuestionar la Historia, es algo que se mueve, y nos permite interpretarla”, asegura Rosas. Es decir, Secretos de Guerra puede referirse a los experimentos genéticos de Mengele en Brasil pero toma distancia de la leyenda urbana que alimentó el largometraje Los niños del Brasil (Franklin Schaffner; 1978) con Gregory Peck en la piel del siniestro médico germano. “Es más fácil que aparezcan dinosaurios caminando por nuestras calles con el ámbar de Jurassic Park a que veamos a un clon de Hitler productor de algún experimento genético”, cierra el historiador.