Luciana está desesperada. Hace tres años que no ve a sus dos hijas pequeñas, ni sabe nada de ellas. El Estado las separó en 2017, porque ella vivía en la calle tras huir de una situación de abuso en el seno familiar. La joven tiene 22 años y lucha por recuperar a las nenas que tenían 6 meses y 2 años cuando las dejó de ver. A los 13 se fue de su casa y "no tenía otra alternativa que la calle". En 2017, "algún vecino llamó a la GUM y nos llevaron a mí y a las nenas. Estuvimos 20 días en un hotel y se llevaron a mis hijas. Pero a ellas nunca les faltó nada, ni comida, ni atención médica. No sé dónde ni con quién están. Hoy tienen 5 y 3 años y yo no sé cómo están. Además, la joven lamentó que "nunca" pudo tener reuniones en el área de Niñez --en la anterior gestión-- porque cuando la citaban "se acordaban que tenía una prohibición de acercamiento y llamaban a la policía", lamentó. Con el proceso judicial en curso, la mujer pide ayuda a gritos para revincularse con sus hijas: "Pude salir de la calle. Ahora vivo en una pensión hace un año, les armé una pieza a ellas, la pinté y les compré camas con colchones. Estoy lista para recibirlas", aseguró.