El título es una ratificación, pero guarda preguntas. Una manera irónica desde la cual el músico Pablo Jubany interroga, mientras interpela y recorre el panorama musical de la ciudad. A lo largo de cuatro episodios, Cómo se hace el rock propone recorrer un camino personal y compartido. Con Rosario como ámbito de referencia. Y con un pie puesto en Nueva York. Apenas algunas de las situaciones que el primer capítulo ofrece, y que podrá disfrutarse en carácter de estreno el martes próximo a las 21.30 por la pantalla de 5Rtv, el canal público de Santa Fe.

“Venía viendo mucho YouTube, y se me había ocurrido hacer una serie web. Si bien no soy de estar muy atento a las tendencias últimas, me enganché viendo boludos hablando. Me parecía que dada la tendencia que uno tiene hacia lo audiovisual y también por cierto histrionismo, podía ser un buen formato para seguir explotando los recursos artísticos que uno ha puesto al servicio de la música. Estuve un par de años con esta idea y me puse a filmar por la mía, pero me di cuenta de que así nunca iba a salir nada interesante. Necesitaba de alguien más y se me ocurrió dar el salto a la tele. Estuvo bueno, porque cuando me aprobaron el proyecto tuve otra perspectiva, pasé a pensar en episodios de 30 minutos y a encontrarme con la necesidad de un ritmo narrativo”, explica Pablo Jubany a Rosario/12.

“El título viene heredado del proyecto en YouTube. Me interesaba emparentarlo, de manera irónica, con los tutoriales que están dando vueltas por allí”, agrega. El primer capítulo muestra a Jubany entre Rosario y NY, pero en camino retroactivo. El relato comienza en la ciudad norteamericana, y lo culmina cuando decide partir hacia allí. El paréntesis lo ocupa Rosario, donde el músico pisa y recorre recovecos –estudios, escenarios, radios, ensayos, memorabilia- con material propio y de archivo; en tanto, su banda musical funciona como lugar a partir del cual derivar y donde luego confluir.

“Me parecía que el proyecto tenía que mostrar el quehacer cotidiano de la escena y el circuito de la ciudad, con sus protagonistas. Quería evitar un poco lo autorreferencial y ser más amplio. De todas maneras, fue en lo autorreferencial donde encontré un hilo narrativo, no lo pude evitar, tal como sucedió con el uso de la voz en off, que apareció durante la edición. Traté de bucear un poco en ese equilibrio: que fuese de un interés universal, dentro de nuestro entorno, mientras escarbaba en las preguntas que uno se hace, con cierta honestidad y con el fin de generar cierto enganche emocional”, continúa.

En este sentido, hay una frase que en Cómo se hace el rock Jubany dice bien: “Rosario, qué lugar. Sin ser una ciudad particularmente generosa, tiene una cosa medio endogámica. No da para salir de ella para no descuidar vaya uno a saber qué cosa”.

-¿Por qué?

-Previo al viaje a Estados Unidos, la incertidumbre era real, ¿qué ir a hacer, para qué? Un poco tiene que ver con la manera como se vive acá. No sé por qué. Quizás se relacione con la mezquindad propia, y esto lo digo con cariño. Rosario es una ciudad donde no sobra nada, y por eso tal vez uno se aferra a lo propio que tiene.

-¿Cómo te afectó viajar a Nueva York?

-La primera vez que fui me encontré con todo eso que uno espera, y la sensación que tuve fue la de arrepentirme de no haber ido antes. Me enamoré de la ciudad y me quedé con ganas de ver más. Luego fui por dos meses, y lo que vi en términos musicales es que no estamos tan lejos como uno pensaría. No quiero decirlo por mí. Mi percepción es que para aspirar a cualquier tipo de interacción con la ciudad uno debería tener un nivel más alto de lo que creería, pero al vivir un poco allí me di cuenta que, por el contrario, es un lugar de mucha riqueza, y que eso recae en la apertura, en la capacidad que tiene de absorber casi cualquier cosa que sea más o menos genuina. Es una ciudad que demanda mucho pero es generosa. La referencia inmediata que uno tiene de metrópolis es Buenos Aires, y por eso creemos que se trata de ciudades duras, pero uno va a Madrid o Nueva York y no es así. Además, las propias élites aportan mucho para que esas ciudades estén buenas desde lo cultural y social, son menos monstruosos de lo que pensamos.

El cine aparece como un lugar de referencia para Jubany, él dice que es fan, que le tira y lo influye, “quizás no de forma virtuosa pero sí en la manera que uno tiene de ver las cosas y llevarlas adelante. Hay una cuestión muy intuitiva a partir de cómo hice esto, y fue laburar con lo que tenía. También hay algo que me gusta del ritmo que uno quiere imprimir, si bien aquí tendí a algo más televisivo. En general, soy muy fan del cine norteamericano, estoy embebido por eso, y con el diálogo que el cine ha tenido desde los 70’ en adelante con formas audiovisuales más frenéticas como el videoclip. Habría sido más sencillo querer imitar algún lenguaje, pero en este caso fui un poco tanteando”, comenta.

Con los episodios rodando las expectativas crecen, y Jubany agrega que “la respuesta que puedan tener será el mayor aprendizaje, porque por ahora es una circunstancia altamente experimental. Aspiro a encontrarme con algo que resulte enriquecedor, porque creo que es un producto del cual no hay muchos antecedentes y quiero ver qué pasa”.