Ante el conflicto planteado por las tomas de tierras en distintos puntos del país, el grupo de Curas en la Opción los Pobres (COPP) emitió una declaración en la que, tras señalar que se trata de un conflicto que recorre la historia de la humanidad, afirman que hoy en el país "se ha convertido en una realidad que pide respuestas de fondo que busquen resolver y no dilatar el problema".
Frente a ello los sacerdotes señalan que "de ninguna manera" se puede avalar la toma como alternativa y expresan su preocupación por el hecho de que se aliente esa iniciativa. Sin embargo, sostienen que "esto no significa renunciar al justo reclamo de la tierra y la vivienda digna" dado que "la toma de tierras expone a las familias pobres a innumerables padecimientos y al conflicto con la ley". Y sobre el particular afirman que "la raíz del problema es la injusta distribución de la tierra y la concentración de la misma en pocas manos", motivo por el cual la solución del problema "tiene que ser más creativa que exponer la carne de los pobres a nuevos sufrimientos".
Para los sacerdotes que trabajan en medios populares "la injusticia en la distribución de la tierra es flagrante" y ese debe ser "el marco para pensar una política de tierras para todos y todas". Denuncian que hay "extensiones inmensas con títulos de propiedad privada, barrios exclusivos, casas y departamentos vacíos, inmuebles ociosos" mientras "multitud de pobres y no tan pobres buscan un lugar en el mundo porque se les niegan sistemáticamente un pedazo de tierra y una casa digna".
Partiendo de la premisa de que "la tierra, y el consecuente hábitat humano, es uno de los bienes considerados bendición de Dios" los firmantes recuerdan que el papa Francisco afirmó que "el destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia" sino que "es una realidad anterior a la propiedad privada” (Discurso ante los movimientos populares, Bolivia, 2015) .
En su argumentación los curas retoman también palabras del asesinado sacerdote villero Carlos Mugica quien sostuvo que “...el Código Civil fue una avivada de doscientas familias que se habían apoderado de las tierras" y por eso pedían respetar la propiedad privada cuando "la única propiedad privada que tiene la gente de las villas es el aire y ninguna otra”.
Según los sacerdotes católicos que trabajan en barrios populares fue crítica "la toma de tierras fomentada por las innumerables familias expulsadas de la Capital Federal hacia el conurbano bonaerense en tiempos de la dictadura militar y por las migraciones internas y externas". Sin embargo, agregan, "tenía un gran caudal de solidaridad, de deseo de futuro, de lograr la casa propia" y "no sin dificultades, esas tomas fueron inicio de muchos de nuestros barrios del conurbano bonaerense".
Advierten no obstante que "desde hace ya muchos años, las tomas se han complejizado muchísimo" debido al "atravesamiento de negocios oscuros como la venta-compra de droga; la compra-venta y alquiler de lotes; y otras inconfesables actividades, por mano de verdaderas bandas (generalmente al cobijo de funcionarios que 'miran para otro lado' y del personal de seguridad que termina siendo socio del delito)".
De esta manera, siguen reflexionando los curas, "las tierras de los pobres se convierten en lugares invivibles" y, en tiempo de pandemia, "son espacios donde el riesgo de contagio del Covid se une al de enfermedades preexistentes propias de la pobreza".
En función de ello los COPP proponen transitar un camino para "un acceso justo al hábitat" mediante la creación de ordenanzas de Consejos Locales de Tierra y Hábitat en los municipios en los que confluyan las miradas del "estado municipal, de las organizaciones sociales, de la universidad pública y, en algunos casos, de la Iglesia". Impulsan también los proyectos de autoconstrucción de viviendas para los trabajadores en lotes con servicios, sin descartar los planes con vivienda terminada.
Finalmente y tomando en cuenta que nadie tiene "la verdad" o posee "la solución" sobre el tema, los curas insisten en que no sirven las miradas aisladas, sino que es necesario "sentarnos a la misma mesa, comenzando por aquellos y aquellas que no tienen casa ni tierra, y compartir miradas que concreten este sueño de multitud de familias" reconociendo también que "abrir esta mesa es una responsabilidad de las autoridades políticas de nuestros distritos".