El gobierno confirmó que las tarifas de los servicios públicos permanecerán congeladas durante todo el año. Pese a ello, las facturas de gas y electricidad han comenzado a llegar con fuertes subas, fundamentalmente por el incremento registrado en los consumos durante la cuarentena. En el caso del gas también influyó la ola de frío que impactó de lleno en la Patagonia.
Si bien la cuarentena se ha ido flexibilizando, las actividades laborales que se pueden realizar de manera remota continúan de ese modo, al igual que la actividad educativa en todos sus niveles. Esa situación forzó una suba en los consumos de energía. En el caso de Metrogas, por ejemplo, los despachos aumentaron un 20,1 por ciento interanual, mientras que los de Gas Natural Ban treparon 15,9 por ciento, siempre según cifras oficiales disponibles en el sitio web del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas)
Ese mayor consumo ya representa de por sí un mayor gasto aunque la tarifa permanezca sin cambios, pero en muchos casos como consecuencia de esa mayor demanda los usuarios cambian de categoría y todo el gasto se recalcula sobre un nuevo valor tanto del cargo fijo como del variable.
Por ejemplo, un cliente R23 que en julio-agosto del año pasado había consumido 900 metros cúbicos pagó 303,3 pesos de cargo fijo y 10.728,24 pesos de cargo variable (900 x 11,9 pesos), lo que arrojó un total de 11.031,54 pesos. Si producto de la cuarentena, en el mismo período de este año elevó su consumo a 1100 metros cúbicos, un 12,2 por ciento, pasó a la categoría R31 y sus consumo se recalculó con un nuevo valor: 395,28 pesos de cargo fijo y 14.146 pesos de cargo variable (1100 x 12,86 pesos). En total, pasó a pagar 14.541,28 pesos, un 31,8 por ciento más que un año antes cuando su consumo trepó un 12,2 por ciento.
En el invierno pasado, el gobierno de Mauricio Macri había decidido diferir parte de la factura para el verano con la intención de que no llegaran cifras tan abultadas justo en los meses previos a la elección presidencial. Ahora, pese a que hubo cuarentena y aumentos significativos en los consumos, el gobierno de Alberto Fernández no implementó ningún paliativo más allá del congelamiento que, en el caso del gas, rige desde abril de 2019. La misma situación se observa en el caso de la electricidad, aunque el consumo no es tan estacional como sucede con el gas. Según Fundelec, en julio la demanda de Edenor trepó 3,6 por ciento y la de Edenor 5,6 por ciento.
Este cuadro de situación se agrava en muchos casos porque al comienzo de la pandemia los empleados de las distribuidoras eléctricas y gasíferas no fueron considerados trabajadores esenciales y no pudieron salir a realizar la medición de los consumos. A raíz de ello se terminó facturando tomando como referencia un consumo estimado de períodos previos. Sin embargo, cuando se realizó la medición si el consumo terminó siendo mayor al estimado sobrevino un ajuste, aunque el mismo se puede pagar en cuotas.embre.