La inusual instancia de presentación formal que hubo hasta el momento para el libro de Sabina Frederic (La gendarmería desde adentro. De centinelas de la Patria al trabajo en los barrios, cuáles son sus verdaderas funciones en el siglo XXI, editorial Siglo XXI) tuvo como únicos destinatarios a los mismos gendarmes, que pasaron de ser objeto de estudio a eventuales lectores críticos.
La ministra dice que le devolvieron preguntas “muy certeras, que van al corazón del libro”. “Ellos tuvieron que adaptarse a un tipo de actividad de seguridad a la que no estaban acostumbrados. Venían de las fronteras internas de la patria, pasaron a tener que patrullar a dar seguridad en el Gran Buenos Aires en la ciudad de Buenos Aires. Querían saber cómo explicaba yo esa adaptabilidad que ellos tuvieron a esa demanda de la conducción política de hacer seguridad en Buenos Aires”, cuenta.
--Usted hace una lectura crítica del modo en que políticamente se decidió hacer este traspaso, al poner a la fuerza a dar seguridad y atender situaciones conflictivas. Hasta ahí era observadora externa, ahora se encuentra continuando esa política como ejecutora.
--Era una observadora no tan externa, pero es cierto que no era funcionaria. En su momento tenía la posibilidad, y de hecho lo hice, de hacer comentarios a quienes eran autoridades para señalar algunos problemas que veíamos. Y ahora, con todo ese conocimiento de los efectos negativos que tuvo sobre esta institución, me encuentro frente a este desafío que no imaginaba antes de noviembre de 2019. Cuando llegamos acá, todos teníamos conciencia de las dificultades que íbamos a encontrar, por estas decisiones y también por otras. No podemos desarmar el despliegue que hubo, porque hay una necesidad. Y una demanda.
--¿La demanda de más policía?
--Más gendarmes. El pedido siempre es de más gendarmes. Nunca nos dicen: traiga más policías federales, traiga más prefectos… No, siempre más gendarmes.
--¿Es el pedido de los vecinos, los funcionarios, los intendentes?
--De todos. Y eso habla de la legitimidad que ganó la institución en los años en los que creció, en los que se decidió que debía ser la fuerza de apoyo del Estado nacional. En realidad estamos en el proceso de despliegue de las fuerzas federales. Y creemos que no podemos pedirles que den un mejor servicio, si nosotros no los cuidamos. Considerando que son formaciones que no tienen sindicatos, que son normalmente los ámbitos en los que ese cuidado se refuerza. Entonces nuestro objetivo hoy es tratar de que esos despliegues que se hacen sean cuidados.
--¿De qué manera?
--El fin de semana pasado tuvimos que desplegar una sección a Río Negro, por la protesta que hubo en el Mascardi, o mejor dicho por la amenaza de lo que iba a haber, que por suerte no fue. Bueno, nos ocupamos de que el despliegue de esa sección, que venía de La Pampa, no se haga a las 11 de la noche, como pasó en diciembre de 2015, cuando murieron 43 gendarmes en un accidente, por haberlos largado a lo loco, tardísimo. Tratamos de dar los tiempos, las condiciones, los descansos, que tengan un lugar donde refugiarse. Si la gente no está cuidada, es imposible que haga bien su trabajo.
--En el medio pasó el macrismo. Hay en el libro alguna alusión a que los gendarmes se sintieron más protegidos en el 2015, con el cambio de gobierno.
--(Patricia) Bullrich llega acá con un discurso de protección y cuidado que de alguna manera explota esa carencia que tenían los gendarmes, de no tener suficiente reconocimiento, o no haber sido suficientemente cuidados y escuchados. Ella viene con un discurso que se monta en esa carencia, pero que fue superficial: a los nueve días de su gestión mueren 43 gendarmes, en un accidente de tránsito que fue una tragedia espantosa. Luego, el episodio de Maldonado, también muestra una pérdida de criterio político. Bullrich tuvo un discurso de “yo no voy a tirar un gendarme por la ventana”, pero después en el cotidiano hubo un desprecio y un descuido a la institución, una falta de criterio sobre cómo y cuáles son las unidades que conviene poner a trabajar en una u otra circunstancia.
--¿Y cree que los gendarmes lo percibieron así, o se quedaron con el discurso?
--Hay cuestiones objetivas. El parque automotor de la Gendarmería de Buenos Aires estaba todo arrumbado en Campo de Mayo. No había pasado por ningún mantenimiento de vehículos. Se compraron cantidades de aparatos de última tecnología, lanchas, artillería, cámaras de video. Pero el parque automotor, no estaba en condiciones. Eso significa que vos no le estás dando al personal un patrullero para moverse. Desde que llegamos ya se recuperó el 50 por ciento de lo perdido por falta de mantenimiento.