Cameron Champ es un jugador de sólo 25 años, mucho camino por recorrer, y sin embargo ya está pisando fuerte sobre los campos de golf más importantes de su país. Cualquiera que haya encendido la televisión el pasado fin de semana o este, para ver el torneo Tour Championship del PGA que está disputándose en Atlanta, se habrá encontrado con una escena extraña: el joven golfista con una zapatilla de color blanca y la otra, de color negro. Y cuando el lente hace zoom sobre sus pies, hay más: sobre el borde del zapato, una inscripción hecha con marcador dice Jacob Blake, Breonna Taylor, BLM. No hace falta explicar que se refiere al joven al que le dispararon siete veces por la espalda, a la chica asesinada en junio pasado -ambos afroamericanxs, ambos violentados por fuerzas policiales- y al movimiento que sacudió Estados Unidos los últimos meses recordando que las vidas negras importan. ¿Y cuál es la importancia de Champ? Que, en medio de un deporte que sólo tiene a cuatro jugadores de descendencia negra en el PGA Tour y que no ha levantado ni sus puños ni su voz sobre la cuestión, es quien puso sobre el green los discursos, los nombres y la injusticia que motiva esta lucha.
El joven golfista nacido en Sacramento, California, quiso dejar en claro que no va a quedarse en silencio ante lo que sucede. ¿Se conmueve desde un lugar de privilegio? Sí, claro (como el resto de los y las deportistas que se han sumado a la causa), pero también como portavoz necesario de un discurso prácticamente inexistente en el mundo del golf. Un universo donde es significativa la irrupción del nombre de Jacob Blake -que se recupera del tiroteo en la cama de un hospital, paralizado de la cintura hasta los pies- en medio de sus escenas tradicionales. La tercera ronda del Tour Championship lo tendrá también este domingo, luego de haberse clasificado al torneo que reúne a los 30 mejores de la temporada 19/20 y finaliza el lunes.
La pasión de Champ por el golf y su decisión de visibilizar el movimiento que pide justicia y equidad para las minorías afroamericanas coinciden en una misma razón: su abuelo Mack 'Papa' Champ, quien nació y creció en el Sur de Estados Unidos y sufrió a causa de su piel en tiempos de leyes de segregación racial. 'Papa', como le decían, fue veterano de Vietnam y quien le enseñó a jugar, a los dos años.
"Mi primera memoria del golf es junto a mi abuelo en su patio. Había una palmera en su patio, que tenía forma de "V", ahí es donde empezamos a jugar", contó Champ, que este sábado finalizó con 71 -uno sobre el par de la cancha- con dos birdies, un bogey y un doble bogey en el certamen que lidera Dustin Johnson. En más de una ocasión repasó la violencia de la era en la que su abuelo, junto al resto de la población afroamericana, tuvieron que desenvolverse. "Las leyes Jim Crow, el KKK (Ku Klux Klan)... Recuerdo que me contaba historias de los lugares a los que no podías ir", reveló, en un relato que lamentablemente no sorprenderá a nadie.
La memoria de Mack, que murió el año pasado, también anima a Champ a enarbolar su lucha, que quizás motive a sus compañeros a alzar su voz en los campos de golf. "Hasta que la igualdad en nuestro país signifique que todos sean tratados con el mismo nivel de dignidad y respeto, y que se les brinde el mismo nivel de oportunidades, libertad y justicia como seres humanos, nunca podremos vivir verdaderamente a la altura de nuestros ideales, o alcanzar nuestro máximo potencial como nación. Me uno a mis compañeros atletas para seguir usando mi voz para lograr un cambio positivo que hará que nuestro país avance como uno solo", escribió, hace una semana, en sus redes sociales.
El video de lo sucedido en Kenosha, Wisconsin, con los siete disparos al indefenso Jacob Blake delante de sus tres hijos, volvió a despertar la ira en las calles de Estados Unidos. También indignó a Champ, que allí decidió que visibilizaría el reclamo con su imagen. "Sé lo difícil que puede ser ser negro en este país, incluso ahora. Creo que debemos usar esto como un punto de partida para ser más diversos dentro y fuera del campo de golf. Es sorprendente que sólo tengamos cuatro jugadores de color en la gira en este momento. Necesitamos mejorar eso", explicó recientemente a la revista Golf Digest.
En septiembre del año pasado, Champ se dio un lujo inolvidable: ganó, por un golpe, su segundo título del PGA Tour -el Safeway Open-, y se lo dedicó a su abuelo, que estaba internado con un avanzado cáncer de estómago y murió apenas un mes después. La televisión captó el emotivo abrazo que se dio con su papá en el campo de juego mientras le hablaban por teléfono al 'Papa' Champ contándole del triunfo.
Ahora, por él y también porque no quiere seguir en silencio, es que Champ se anima a dar la batalla desde las canchas de golf, que son su lugar: "La gente ha ignorado durante tanto tiempo la situación que llega a un punto en el que simplemente explota. Esto es sólo la punta del iceberg. El cambio debe ocurrir. Siento que va en la dirección correcta, pero de nuevo, con todo lo que está pasando, es algo que tiene que terminar".