En estos días es frecuente escuchar que la producción popular de alimentos podría dar respuesta a dos problemas, la falta de empleo y el precio de la comida. En Daireaux --localidad de 20 mil habitantes de la provincia de Buenos Aires-- estos supuestos tienen una comprobación. Allí, el estado municipal está creando cooperativas de alimentos, en un proceso que llevó un cambio significativo en la ciudad. Para darse una idea, éste ha sido el principal generador de trabajo durante la crisis del macrismo, continuada y agravada por la pandemia. Con las actuales restricciones en la circulación, es un camino que cobra una relevancia mayor.
“Esta experiencia surge de una estrategia del estado municipal en la creación de trabajo genuino. En 2016, los vecinos que venían a pedir trabajo a la municipalidad eran cada vez más. La creación de empleo privada, a través de la llegada de inversores, no se concretaba, no venía una Pyme ni una gran empresa a instalarse en el parque industrial para generar mano de obra. Y el empleo público ya estaba sobresaturado, no teníamos posibilidades de recargarlo más”, reseñó a PáginaI12 Magdalena Martin, secretaria de Desarrollo Económico, Educación y Empleo de Daireaux sobre el comienzo de esta iniciativa.
El municipio de Daireaux está gobernado desde 2015 por Alejandro Acerbo, del Frente para la Victoria, que fue reelecto en 2019 por el Frente de Todos. El intendente tuvo como primer secretario de Desarrollo Social a un ingeniero agrónomo proveniente del Inta, Walter Martin, padre de Magdalena. Él comenzó, cuenta ella, con esta estrategia de desarrollo de la economía popular, consistente en ir completando todo el ciclo productivo. Empezaron por una cooperativas hortícola, sumaron otra engorde de porcinos, una planta de producción de alimento balanceado, luego criaderos de pollos, un faenadora municipal, cooperativas de producción de huevos y, finalmente, de comercialización. Sumados, van por los 130 puestos de trabajo. Son más que los que sostiene la principal empleadora privada local, una gran aceitera de capitales multinacionales.
La idea de la que partieron es que lo que se consume localmente sea producido en el mismo distrito.” A Daireaux los alimentos llegan después de viajar cientos de kilómetros. Los pollos se llevan de Entre Ríos, los huevos y cerdos de zona norte de la provincia, la verdura de La Plata o de Bahía Blanca”, apunta Martin sobre una situación que todavía registran en los supermercados.
El clima y la calidad de tierra permiten la producción hortícola y de granja --la zona es Pampa Húmeda, la ciudad está rodeada de campos hiperproductivos, dedicados a la soja, el trigo y el girasol-- pero la zona había perdido a sus productores de alimentos para el consumo diario. Tampoco tenía infraestructura. “La municipalidad convocó a través de su bolsa de empleo a quienes quisieran dedicarse hacer quinta. Y equipó terrenos de uso fiscal con un sistema de riego por goteo, que actualmente cubre 14 hectáreas. En la cooperativa hortícola, organizada dentro de la UTEP, los trabajdores perciben el salario social complementario, lo que les permitió contar con cierta estabilidad. En estos días ,proveen de verduras agroecológicas a la ciudad.
Daireaux tiene también una cooperativa panificadora, otras textiles y recientemente inauguraron la ampliación de un nuevo centro de ventas de toda esta producción local. Lo interesante es lo que permitió sostener ese entramado: la escuela técnica rural, por ejemplo, tiene un centro de gestación y parición porcina, un aspecto que los técnicos señalan como el más complejo de encarar. Y la fábrica de alimento balanceado fue planificada para para dar sostén a las cooperativas de engorde de los cerdos, con la idea de poder extenderse, como luego hicieron, a la producción avícola.
“Nuestro rol es, por un lado, convocar a las personas a través de la bolsa de empleo municipal y formar las cooperativas para que la producción sea asociativa, porque la experiencia nos mostró que no se sostienen igual si cada uno vende por su lado. Tenemos en claro que a medida que pasa el tiempo y las cooperativas ganan autonomía, nuestro papel se ve disminuido. Hoy el rol del estado depende del caso: en la cooperativa hortícola, que ya tiene tres años y medio, tenemos un lugar menos importante que en la de pollos, que fue creada más recientemente. Hacemos mucho acompañamiento, el rol nuestro está en función de la experiencia y el proceso que lleva andado cada cooperativa”, considera Martin.
La iniciativa más reciente fue crear una cooperativa productora de huevos, con pobladores del paraje Andant, ubicado a 40 kilómetros. El paraje es un asentamiento de peones rurales que hacen trabajo en los campos, en general con changas o con algún tipo de relación contractual en negro. La cooperativa fue integrada mayoritariamente por las mujeres del paraje. El municipio les proveyó de los materiales para hacer gallineros y les llevó ponedoras. Cumplió un año en agosto, ha permitido a las familias aumentar sus ingresos. En los meses iniciales de la cuarentena, cuando la circulación estuvo más restringida, fue la única en condiciones de abastecer de huevos a la ciudad.
“Cuando miramos lo que producen las cooperativas vemos que hay generación de ingresos para sus integrantes, pero también que tiene otras ventajas. Por ejemplo, ese dinero queda en la ciudad, es decir que hay generación de riqueza con una mejor distribución”, considera Martin. “Es una lógica diferente, con desafíos y aspectos a los que todavía le encontramos la vuelta, pero con ganancias evidentes. En los hechos, hoy hay vecinos que viven con lo que ganan en las cooperativas. Otros aún deben complementarlo con otras actividades o un salario social. Pero ha sido un cambio significativo, y vemos que tiene por delante un margen amplio de crecimiento”.
La Secretaría de Agricultura Familiar armó, tomando elementos de este modelo, un programa a nivel nacional, el Programa de Promoción del Trabajo, Arraigo y Abastecimiento Local (PROTAAL).