El Gobierno de la Ciudad debió proceder a realizar clausuras durante el primer fin de semana de reaperturas de locales gastronómicos al aire libre, que dejó una serie de postales preocupantes. El viernes y sábado por la noche, en las redes sociales se hicieron virales imágenes de veredas de bares y restaurantes con más de cuatro personas por mesa -- cuando ese número es el máximo estipulado por protocolo -- y sin respetar el distanciamiento social. Aunque el Gobierno porteño clausuró comercios gastronómicos en cinco barrios, la evaluación oficial, tal como indicó el vicejefe Diego Santilli, fue que se trata de "excepciones" en medio de un "comportamiento satisfactorio" general.
Por su parte, el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, explicó que el Gobierno nacional acordó con el Gobierno de la Ciudad que las autoridades porteñas "van a fiscalizar con mayor eficiencia el protocolo que ellos mismos hicieron". "Las fotos (de lo ocurrido el fin de semana en la Ciudad) las vimos todos y claramente no se está cumpliendo ninguno de los protocolos que la Ciudad se había comprometido a llevar adelante", señaló y agregó que la situación genera riesgos, porque "carga más gente y circulación y mayor posibilidad del virus de circular".
En diálogo con Página/12, el médico intensivista Arnaldo Dubin, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), que la semana pasada alertó sobre el impacto de las aperturas en la ocupación de los hospitales, aseguró: "En primer lugar no había condiciones para flexibilizar. Y en segundo lugar no se controló nada, es un caos, y si se mantiene va a llevar a un aumento de contagios".
Doce fueron las clausuras de comercios gastronómicos que la Agencia Gubernamental de Control (AGC) de la Ciudad llevó a cabo este sábado por la noche en los barrios de Palermo, Liniers, Agronomía, Constitución y Caballito. Sin embargo, ninguna de estas clausuras fue efectuada por incumplimiento del protocolo de distanciamiento que realizó el propio Gobierno para la apertura de locales al aire libre y que establece una distancia entre personas de un metro y medio, además de un máximo de cuatro comensales por mesa.
Según se comunicó oficialmente, nueve de las clausuras realizadas por la AGC fueron "por tener mesas y sillas en las veredas fuera del horario permitido, que es hasta las 24 horas", dos por "fiestas en el interior de los locales, actividad totalmente prohibida", y una "por vender bebidas alcohólicas después de las 20 horas". Aunque en las imágenes difundidas en redes sociales se podían ver mesas de hasta seis personas a menos de un metro y medio de distancia, ninguna de las clausuras fue realizada por esto.
Para el Gobierno porteño el balance de la primera semana de reaperturas es "satisfactorio": "Salvo excepciones donde tuvimos alguna movilidad no deseada, la gente tuvo un comportamiento satisfactorio", aseguró el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, en declaraciones al canal A24. "Hay que quedarse con la mayoría de los buenos ejemplos", agregó, aunque adelantó que se reforzarán los controles en locales gastronómicos. Santilli ratificó, además, que la idea del Gobierno de "ir generando aperturas graduales".
Sin embargo, los profesionales de la salud se muestran preocupados por las reaperturas. Temen que las aglomeraciones puedan llegar a impactar en la ocupación de camas de terapia intensiva de un sistema de salud que ya se acerca a su límite. "Esto puede llegar a saturar el sistema porque si se mantiene va a llevar a un aumento de contagios. El cinco por ciento de los pacientes con covid-19 va a terapia intensiva. Aún si hubiera una meseta de 1300 casos por día como dice el Gobierno, 65 irán a terapia, lo que suma 650 en el curso de diez días. Todo esto con una enfermedad que requiere internación prolongada, un promedio de 17 días. La velocidad de ingreso no es la de salida y eso genera condiciones para la saturación", explicó Dubin.
El intensivista detalló que "si la terapia no da más, lo único que podés hacer es bajar los pacientes que ingresan y estas medidas no colaboran". En la cruda carta que días atrás publicó la SATI, recordó, "ya dijimos que estamos perdiendo la batalla y no damos más. Ahora vemos esto que es demencial. No había condiciones para flexibilizar y ahora tampoco se está controlando, es un caos, ni siquiera hay un monitoreo para tomar decisiones".
Por su parte, Laura Barcán, infectóloga del Hospital Italiano e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología, también rechazó la decisión de reabrir locales gastronómicos al aire libre: "Es muy contrastante esta medida con lo que está pasando, el número de casos va en aumento y si bien el contagio es menor al aire libre, no es nulo", resaltó y concluyó que "no es un momento adecuado para abrir más cosas".
Informe: Santiago Brunetto.