Te puede pasar que necesitás usar aquel bolso que no tocás desde el verano y cuando lo abrís advertís que en un bolsillo interno hay un sobrecito con 1.500 pesos enrollados con una gomita y entonces te das cuenta de que está ahí olvidado desde que volviste de Gesell en febrero pasado. La aparición casi milagrosa de aquel canuto, de pronto, se transforma en una pequeña alegría. A falta de una felicidad mayor, no está mal celebrar la aparición de una felicidad tamaño pocket.

Supongo que una alegría similar habrá sentido Rodolfo D'onofrio cuando se enteró de que por el solo hecho de que el hijo menor del Cholo Simeone, Giuliano, firmó su primer contrato profesional con el Atlético Madrid, River embolsará 165.000 euros por los derechos de formación. Una platita extra con la que no contaba pero que en tiempos de recesión y pandemia viene bien a la hora de pagar sueldos.

También te puede pasar que llegás al cajero del banco a cobrar tu sueldo o jubilación y te encontrás con una fila de gente más larga que la cuarentena. Sabés que te aguarda una espera de 4 horas bajo el sol, si es que hay sol. Entonces, cuando terminás de llamar a casa diciendo que no te esperen a almorzar ni a merendar, desde los primeros lugares de la fila te hace señas el bueno de Guillermo Martínez, tu ex compañerito de la secundaria. Cómo no amarlo si te ofrece entrar con él y con eso evitarte medio día de cola. Entonces ese ahorro de tiempo se transforma en otra pequeña alegría, tan inesperada como la anterior.

Una pequeña gran alegría parecida habrá sentido Agustín Lastra. Claro, te preguntás quién es Agustín Lastra y hasta te animás a hacer el chiste de que Jorge toma y Agustín lastra. Pero luego te enterás que es el quinto arquero de Boca Juniors, en línea sucesoria. ¿Y con eso qué? Que si sos quinto arquero de un club como Boca sabés que podés pasarte decenas de domingos tirado en la cama o jugando a la Play total jamás tendrás un lugar en el primer equipo. Porque tenés 19 años y antes que vos están consagrados arqueros como Esteban Andrada o Agustín Rossi. Y tras ellos, Javier García y Manuel Roffo que cuentan con más experiencia y vos ni siquiera debutaste en primera.

Entonces pasa que te deprimís porque te dejan afuera hasta de la burbuja sanitaria que ideó el club para evitar contagios. Pero de pronto algo cambia, te enterás por los diarios que justamente esa burbuja se pincha y aparece un brote de covid-19 que afecta a los 4 arqueros que estaban antes que vos. Entonces aparece tu nombre como único guardameta sin coronavirus de Boca habilitado para jugar en la Copa. Sorpresas que te da la vida. Otra nueva pequeña alegría. Ni tu hada madrina ni los Simuladores lo hubieran hecho mejor.