El contexto de pandemia volvió a poner bajo la lupa representaciones y estereotipos en torno a la vejez. A nivel mediático se hicieron visibles construcciones sociales de los adultos mayores como objetos de cuidado a los que hay que tutelar. Incluso, se los borró como sujetos de derechos y se los infantilizó aún más. Pero, ¿qué es ser viejo o vieja? ¿De quiénes se habla cuando se reproducen estos imaginarios? ¿Existe una vejez o hay tantas como formas de vivir? Estas y otras tantas preguntas son las que rigieron a Vejeces, un cortometraje documental realizado por el psicogerontólogo Alejandro Burlando Páez y la cineasta Lucía Paz que estrenó hace unos días en Cine.Ar y que forma parte de la selección oficial Mujeres en Foco del MAFICI 2020.
Desde hace tiempo, Burlando Páez, a partir de su experiencia en el campo gerontológico, se interesa por la posibilidad de trabajar la vejez de manera anticipada durante el curso de la vida. A su vez, considera que para construir escenarios más amables y humanitarios para el envejecimiento de las personas en la sociedades necesario pensar la implicación personal en la práctica profesional que se desarrolla: “Si voy a trabajar sobre la vejez y el envejecimiento, es preciso que me cuestione qué pienso respecto a eso porque si no, el profesional siempre queda en el lugar del espectador y nunca los puede pensar, no sólo como propios, sino como que también en algún momento lo pueden atravesar a él. Me parece que ese es el puntapié para generar prácticas profesionales más honestas”.
Con este punto de partida, en 2018, convocó a Paz para pensar en una realización audiovisual sobre la vejez. La propuesta, desde un principio, tuvo la intención de poner de relieve las voces, los gestos y el discurso de distintos entrevistados y entrevistadas en relación a sus propios envejecimientos. En el documental se entrevistaron a personas de entre 20 y 55 años acerca de lo que piensan sobre este período del curso de la vida, cómo se imaginan, los miedos, las expectativas. Inspirado en la estética utilizada por Eduardo Coutinho en su película Últimas conversas, el corto apela a un formato de entrevistas con el objetivo final de que la palabra, las miradas y los gestos sean los únicos protagonistas.
Si bien Vejeces aborda preguntas sobre cuándo empieza la vejez y cuánto está presente el miedo a la soledad, también deja abierta una puerta para indagar sobre los prejuicios y estereotipos que rondan a la vejez en la actualidad. Fundamentalmente para explorar sobre aquellos aspectos de los que no habla, como por ejemplo el olor a viejo, la sexualidad y la posibilidad de disfrute en distintas etapas de la vida. “Vejeces busca poner de relieve qué ideas de vejez tenemos y, a partir de eso, abrir un camino para preguntarnos si esas categorías nos gustan, estamos conformes con ellas o si es momento de empezar a crear nuevas alternativas y posibilidades de pensar y entender las vejeces”, explica Paz a Página/12.
-¿Sobre qué rasgos ligados a la vejez les interesaba indagar particularmente?
Alejandro Burlando Páez: - Primero sobre la visión de la vejez como temática general y después profundizar respecto de la propia vejez de los entrevistados. Si la habían imaginado o no, cuando pensaban que empezaba, la cuestión de la sexualidad. También ahí había una intención que era ver de qué manera imaginaban la sexualidad hacia el futuro. Lo interesante de las entrevistas es que, si bien nosotros fuimos con núcleos temáticos pensados, los propios entrevistados empezaron a abrir otros relacionados a la muerte, al capitalismo y lo que el capitalismo espera de las personas, y lo que propone como lugar de descarte para las personas mayores.
-¿Qué fue lo que más les llamó la atención sobre las respuestas que surgieron en el proceso de las entrevistas? ¿Qué prejuicios creen que fueron los más presentes?
A.B.P.: -Las que más me llamaron la atención fueron las que tenían que ver con la sexualidad. Las escuché muy cargadas de prejuicios. Pensaban una sexualidad empobrecida, limitada a las caricias, más chiquita y más insignificante para el sujeto. Todos tenemos prejuicios y estamos atravesados por ellos, pero justamente se trata de empezar a develarlos y visibilizarlos. Me llamó mucho la atención que nadie incluyese en su respuesta la idea de la virtualidad. Me parece que va a traer un gran cambio y una gran transformación en la sexualidad de los que seamos mayores de acá a un tiempo.
- A raíz de todo lo trabajado, ¿cómo definirían ustedes la vejez y cuándo creen que empieza?
Lucía Paz: -Bueno, esta pregunta me gustaría responderla yo porque después de todo este proceso siento que puedo decir que no hay una definición. Me parece que es hermoso poder dejar las definiciones de lado y dar la posibilidad a que cada persona se pregunte, busque, encuentre, la cambie y la vuelva a definir. Obviamente que han sido súper interesantes todas las perspectivas que surgieron. Hay algunes que piensan que es una etapa de la vida, otres que la creen enmarcada en una edad o que piensan que es un estado. Me quedo con esa idea de que es subjetivo, igual que en relación a cuándo empieza. Creo que lo lindo es que cada uno elija su propia aventura de cómo definir su vejez, si es que es necesaria definirla.
-En Vejeces aparecen miedos vinculados a la vejez que son construcciones colectivas, pero también hay miedos muy subjetivos. ¿Cómo creen que se articulan ambos?
A.B.P.: -Bueno, eso es algo muy complejo e interesante porque tiene que ver en principio con la construcción de la subjetividad en un sentido amplio más allá de las cuestiones relacionadas con la vejez y el envejecimiento. Creo que no se puede pensar la subjetividad sin un contexto. La subjetividad es la traducción que uno hace del contexto y de lo colectivo. Y lo que creo, en principio, es que justamente los años fortalecen la subjetividad, o por lo menos deberían fortalecerla, si uno se dedica a construirse y pensarse a sí mismo. Por eso lo importante de empezar a trabajar anticipadamente la vejez. Porque si algo de esto ocurre, uno va fortaleciendo esa subjetividad y quizá también tiene más tiempo para trabajar los miedos. Y a partir de ahí, construir una vejez con una estética, una belleza y un cuidado propio.