"Lo que necesita la Provincia de Buenos Aires no es un plan quinquenal sino la sucesión de 10 planes
quinqueales durante 50 años", explica Agustín Simone, el ministro de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires. Simone es el encargado de llevar adelante el Plan Quinquenal de Obras Públicas que forma parte de Provincia en Marcha, el plan de reactivación productiva que presentó el lunes de la semana pasada el gobernador Axel Kicillof. En una entrevista exclusiva con PáginaI12, contó el estado en que se encontró la Provincia en términos de infraestructura al tiempo que brindó más detalles del Plan, su diseño y su financiamiento.
- ¿Cómo se diseñó el Plan Quinquenal de Obras Públicas?
- Este es un plan que tiene el gobernador en su cabeza desde antes de asumir para poder dar un marco de estabilidad tanto a nosotros como a inversores privados acerca de cómo va a ser la Provincia de Buenos Aires en los próximos años. En un principio, nos juntamos con los intendentes para que nos eleven los requisitos de su municipio y los sistematizamos. A eso, le sumamos el diagnóstico de cada área técnica del ministerio. Con estos resultados identificamos la necesidad de infraestructura y los adaptamos de acuerdo a la capacidad de ejecución de la Provincia. Luego lo trabajamos con Obras Públicas de Nación, para complementar el trabajo: uno de los diagnósticos que hicimos apenas asumimos fue la poca conexión entre lo que hacen los tres niveles de gobierno. La idea es que yo no esté ensanchando un río donde vialidad nacional está haciendo un puente, porque no va a servir. Trabajamos para que las obras se complementen y, sobre todo, no se anulen.
- ¿Cuál fue el efecto de la pandemia en el Plan?
- La pandemia lo que hizo es corrernos de eje. En marzo dedicamos nuestros recursos a las obras de salud. Una vez finalizada esta etapa, comenzamos esta nueva que es la que el gobernador llama la pospandemia. La necesidad de la obra pública como impulsor de la economía en la provincia ya era muy importante en diciembre del año pasado, y hoy es más importante aún porque estamos convencidos de que es la forma de la cual se va a salir de esta situación de crisis.
- ¿En qué estado de avance se encuentra?
- Anunciamos el primer lanzamiento que son 120.000 millones de pesos de obra pública. Sin embargo, el Plan Quinquenal contempla una erogación de 200.000 millones de pesos por año, de acuerdo a la necesidad. Estamos consiguiendo esos 80.000 millones que faltan para ejecutar el año que viene. Del total del financiamiento, el 40 por ciento, 20 o 30 por ciento con presupuesto propio y el resto de Nación u otras fuentes.
- Mucho es financiamiento de banca de desarrollo, ¿en cuánto influye la negociación de la deuda a nivel nación en ese sentido?
- Hasta ahora, venimos renegociando préstamos que la gestión anterior había neutralizado. Lo reactivamos y no tuvimos probema para negociarlos. Para los nuevos, el endeudamiento no es un factor que influye, aunque posiblemente uno tenga que dar más explicaciones. El mayor problema de los multilaterales es que tienen un cupo acotado, y no se puede pedir todo lo que se necesita. Contamos con un monto de Nación que reparte con todas las provincias y debe satisfacer sus necesidades propias.
- ¿Cómo era el estado de situación en términos de infraestructura cuando comenzaron a gestionar la Provincia de Buenos Aires?
- Analizando la gestión Cambiemos, en 2016 hubo un parate de toda la obra que se venía realizando a nivel nación, provincia y municipios. En 2017 hubo un incremento de la obra pública; en provincia se anunciaron una gran cantidad de obras y se negociaron varios préstamos con organismos multilaterales. Después de la crisis de abril del 2018, en concordancia con el ajuste a nivel nación, comenzó a realentizarse y los préstamos se comenzaron a pisar. Es decir, se empezaron a demorar el plazo de ejecución de las obras, incluso dejando vencer los plazos de ejecución en los contratos. Finalmente en agosto del 2019, luego de la PASO, la gestión de María Eugenia Vidal cortó toda la cadena de pagos, no solo de las obras sino de gastos corrientes del Estado también, y neutralizaron todas las obras de manera formal. Con lo cual, encontramos todas las obras neutralizadas, con una deuda de proveedores y con municipios por algunas obras que se habían ejecutado y no se habían pagado.
- ¿Esas obras abandonadas son recuperables?
- Sí, pero generan un gran costo para el Estado difícil de calcular. Primero, porque el trabajo es ineficiente. Un obrador parado genera costos para la empresa que seguramente luego se la termina descargando a la Provincia. También hay un deterioro tanto de máquinas como de materiales (cemento, vigas que están abandonadas) que se terminan perdiendo. Con las viviendas es más visible. Mucha de la obra que pararon en 2016, concentrada sobre todo en municipios que no eran oficialistas, nunca las pudieron reactivar. Esas viviendas paralizadas hace cuatro años implican que haya que empezar casi de cero, sin contar que muchas se encuentran vandalizadas, con faltantes de griferías, cables, tableros eléctricos, etcétera.
- ¿Cuáles son las obras más importantes que va a encarar en los próximos 4 años?
- Las viviendas, las obras en las cuencas (Reconquista, Luján, Salado y queremos incorporar la cuenca de San francisco las piedras y Las Perdices en Quilmes, Almirante Brown y Avellaneda). Con respecto a agua y cloacas hay mucho para hacer y muy distribuido en toda la PBA, pero como más importantes resalto el sistema de agua de La Plata- Berisso y Ensenada, el de Bahía Blanca, el trabajo sobre plantas de residuos cloacales en toda la Provincia y en plantas potabilizadoras y centrales de bombeo. En vial, las rutas 11 y la 56 son muy importantes que queremos terminar el año que viene con un sentido turístico y efectos en seguridad vial. Luego las rutas 6, 4, 41, 51. Hay muchas en el conurbano que seleccionamos de acuerdo a dónde se registraban más accidentes de tráfico que queremos hacer multicarril. Este grupo son intervenciones con gran efecto. En arquitectura vamos a seguir con las obras de salud.
- ¿Cómo es el plan específicamente en función de la construcción de viviendas?
- Nuestro objetivo es llegar a terminar 8.000 e incluso 10.000 viviendas por año, bastante por encima del promedio de finalización de viviendas de Cambiemos que, en total (es decir, lo que hacía nación, provincia y municipios), fue de casi 2.000 anuales. Antes que nada, quiero aclarar que el plan incluye la construcción de vivienda social, que es lo que depende del Ministerio. Hay una parte importante de urbanización de barrios populares, escuelas, cárceles y créditos o subsidios para construcción que dependen de otras carteras. En principio, hay 1.800 viviendas ya reiniciadas y 4.000 en trámite de reinicio de acá a fin de año. Reiniciar una vivienda significa ir al territorio, analizar el estado de situación y de avance, recalcular los valores, reestimar el tiempo faltante de obra para renegociar los plazos, volver a firmar convenios en el caso de las que eran planes nacionales. A esas 5.800 se agregarán 2.200 nuevas con financiamiento del Banco Mundial, para iniciar de cero este año. Una vivienda nueva tarda aproximadamente 18 meses. Además, para cada armado de viviendas nuevas hay que abrir las calles, llevar los servicios, realizar análisis de hidráulica, etc. Hay muy pocos lotes preparados para iniciar la casa ya.