El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, compareció ante un tribunal de Londres en el inicio del juicio y volvió a rechazar su extradición a Estados Unidos, que lo acusa de espionaje y publicación de documentos oficiales secretos. La jueza británica Vanessa Baraitser rechazó aplazar por unos meses el juicio de extradición de Assange, después de que la defensa pidiera más tiempo para examinar las nuevas acusaciones. Baraitser también se negó a retirar dichas acusaciones de la causa. Por la tarde declaró el primer testigo del juicio, el académico Mark Feldstein. Los periodistas no pudieron acceder a la sala e incluso a varios observadores internacionales se les negó el acceso al juicio de forma virtual. El tribunal londinense debe decidir si el periodista y activista australiano es extraditado a Estados Unidos, donde enfrentará a la Justicia por la publicación de documentos confidenciales del Ejército estadounidense sobre las guerras en Afganistán e Irak. Assange enfrenta 18 cargos, incluyendo el de conspiración por hackear computadoras y obtener y revelar información del gobierno. La pena máxima contemplada para esos delitos es de 175 años de cárcel.
Vestido de traje y con su pelo blanco muy corto, Assange, presente en la sala 10 del tribunal penal londinense de Old Bailey, apenas asintió para confirmar su identidad y rehusarse a ser extraditado a suelo estadounidense, donde afronta 18 cargos de espionaje y conspiración. Mientras tanto, decenas de manifestantes, incluida la reconocida diseñadora Vivienne Westwood, se reunieron fuera del tribunal para manifestarse en contra de la extradición del activista digital. Algunas pancartas decían "¡Encarcelen a los criminales de guerra, liberen a Julian Assange!".
Cerca del ingreso al edificio también se vio al padre de Assange, John Shipton, junto a la novia del periodista, Stella Moris y la abogada de derechos humanos Jennifer Robinson. En la mañana se le negó la entrada y se le retiró acceso virtual a unos 40 observadores internacionales y ONGs, incluyendo a Amnistía International. Stella Moris, pareja de Assange, presentó ante la oficina del primer ministro británico una petición de Reporteros Sin Fronteras que juntó 800 mil firmas contra su extradición. Una policía que custodiaba Downing Street se negó a recibir el documento.
Rechazo al aplazamiento
Aunque inicialmente había descartado solicitar un aplazamiento del juicio, el abogado de Assange, Mark Summers, propuso posponer el proceso hasta enero de 2021, con el fin de reunir datos para rebatir las imputaciones contenidas en el nuevo auto de procesamiento emitido por la Justicia estadounidense. Recién este lunes Assange tuvo acceso a todos los documentos presentados en su contra. La jueza Vanessa Baraitser rechazó el pedido al considerar que la defensa ya había tenido oportunidad de pedir ese retraso anteriormente, y que autorizarlo ahora supondría "alargar significativamente el proceso".
Baraitser denegó además la petición de la defensa de excluir del proceso la "nueva conducta criminal" atribuida al activista australiano por la Justicia estadounidense en el auto de procesamiento emitido sorpresivamente en junio y formalizado en agosto. Dicho auto mantiene los 18 cargos imputados en abril de 2019 pero amplía sobre todo el de intrusión, que contempla ahora no solo los contactos con el exsoldado estadounidense Chelsea Manning en 2010, sino también con otras personas con las que Assange habría conspirado entre 2009 y 2015 para difundir secretos en su portal digital.
La declaración del primer testigo
Por la tarde prestó declaración el profesor de periodismo de la Universidad de Maryland, Mark Feldstein, quien fundamentó la tesis de la defensa de que las acusaciones contra el informático tienen "motivaciones políticas". Consideró además que su extradición constituiría un "abuso de proceso".
Minutos antes de que se cortara el audio de la videoconferencia por fallas técnicas, Feldstein aseguró que en Estados Unidos no existían precedentes de que un periodista o editor hubiese sido juzgado por publicar información clasificada. El académico de Maryland destacó que la Primera Enmienda de la constitución estadounidense protege ese tipo de publicaciones, y en su país trabajan periodistas especializados en temas de seguridad nacional cuyo trabajo depende de las filtraciones del gobierno.
En ese sentido Feldstein dijo que, aunque sea "poco ortodoxo", Assange es un "editor" protegido por la Constitución. "Assange ha publicado información veraz e importante que ha expuesto actos ilegales y no éticos del gobierno estadounidense", agregó Feldstein en el primer día del juicio de extradición del activista australiano.