Un mediático ginecólogo y obstetra de Corrientes, referente del movimiento “pro vida” local, responsabilizó a la niña de 10 años que está a punto de parir, de no haberse “resistido al abuso” que le provocó el embarazo, por falta de “educación”. Lo dijo en una entrevista televisiva. Y afirmó que “las mujeres nacen con instinto maternal” y que a ahora a la pequeña “hay que educarla para ser madre“. Se trata del médico Horacio Costa, quien además de atender en consultorios privados, conduce un programa en una radio de la capital provincial –Sudamericana—donde aborda temas de salud de las mujeres. Sus dichos se viralizaron el domingo en redes sociales y generaron amplio repudio. Este lunes, pidió disculpas. Entre quienes repudiaron sus dichos, el lunes se pronunció la comisión directiva de la Sociedad de Pediatría de Corrientes: “No tiene nada de natural ser madre en edades tempranas”, advirtió la entidad. Y precisó que “las niñas madres corren cuatro veces más riesgo de muerte en el embarazo que las mujeres de 20 a 24 años”. También manifestó su repudio la Asociación Civil Red de Psicólogos de Corrientes junto a psicólogos autoconvocados: “Consideramos ineludible informar a la comunidad que NO es verdad que los niños, niñas y adolescentes sean responsables de frenar los abusos”, indicó el colectivo.
Otra voz que cuestionó las expresiones de Costa fue la defensora pública de Corrientes Nora Rosana Maciel: “Sorprende que usted atribuya el hecho de la violación intrafamiliar como una cuestión educativa que hace recaer en la niña de 10 años la responsabilidad de advertir que la invasión a su cuerpo y su integridad es algo que debe denunciar”, le respondió Maciel en una carta pública y además, le advirtió que “siendo un profesional que atienda a mujeres, resulta sumamente grave que reivindique y nos atribuya un rol materno --por el solo hecho de cursar un embarazo forzado en el caso de la niña en cuestión--, un rol que no es natural y que ignora todo lo que las ciencias dicen al respecto y también lo dice la realidad social, cultural y biológica”.
La niña es oriunda de un paraje rural de los alrededores de Monte Caseros, a 480 kilómetros de la capital correntina. Enfrenta un embarazo forzado producto de los abusos a los que fue sometida por parte de la pareja de su madre, quien luego de ser denunciado fue detenido. La gestación ya está a término. A la niña le programaron una cesárea para el próximo jueves en el Hospital Neonatal Eloísa Torrente de Vidal, de la ciudad de Corrientes, donde permanece internada desde la semana pasada. Las autoridades sanitarias, que no le garantizaron el acceso a una interrupción legal de embarazo, siguen vulnerando sus derechos al dar información detallada sobre su estado de salud y anunciar a los medios locales el día que la someterán a la cesárea, como lo hizo Lilian Méndez Gallino, directoral hospital Vidal.
“Si esta nena estuviera educada por ahí podría resistirse al abuso porque en el 80 por ciento de los caos está (el abusador) en el entorno familiar”, dijo el médico “antiderechos” Horacio Costa, en el noticiero “Somos Corrientes” de canal 7 de Cablevisión. Y consideró que “muchas veces con la educación de la niña, sabiendo que no debe ser tocada, que no le debe levantar la pollera, que no le deben bajar la bombacha, que no la deben sentar en el regazo, cosas mínimas, ella puede denunciar, no a nivel de una comisaría o un juzgado de menores” pero “la denuncia la puede hacer a la mamá, a la hermana o a la tía”.
La cronista Jesica Kancheff, que lo entrevistaba, le preguntó sobre las consecuencias que le quedarán a la niña luego de dar a luz. Costa respondió: “Nada, las mujeres nacen con el instinto maternal. Cuando vos eras niña, las mujeres corrían hacia dónde estaban las muñecas y vos querías el carrito, querías pasearle y le dabas la mamadera o el chupete. Ahora tenés la posibilidad de cambiarle los pañales, toda una serie de cosas que vos hacías con las muñecas. El instinto maternal está en la mujer. A esta niña lamentablemente desde muy pequeña hay que educarla a ser madre pero lo va a hacer, pero necesita contención, educación, en este caso del Estado por lo visto la familia no le va a ser útil”.
Este lunes por la tarde, Costa pidió disculpas “a la víctima” y a su familia, luego de los numerosos repudios que se expresaron en redes sociales y medios de comunicación.
La Sociedad de Pediatría de Corrientes al repudiar sus expresiones a través de un comunicado de prensa, alertó: “La gran mayoría de los ataques sexuales en niñas, adolescentes y mujeres adultas terminan en embarazos forzados, aun con trasmisión de enfermedades sexual padecidas por el atacante. Las niñas madres corren cuatro veces más riesgo de muerte en el embarazo que las mujeres de 20 a 24 años, mayor probabilidad de que sus hijos tengan bajo peso al nacer, parto prematuro, mayor mortalidad perinatal, sufrir convulsiones, hemorragias posparto e infección endometrial. Tenemos que tomar dimensión de esta realidad en toda su crueldad y asumir las responsabilidades que corresponden. Podremos escuchar la demanda si somos receptivos y estamos disponibles a tratar la cara más cruel del embarazo no intencional”. La entidad es presidida por la la médica Verónica Acosta.
El discurso “anti derechos” en Corrientes proviene de las altas jerarquías políticas y sanitarias de la provincia. Corrientes fue declarada como provincia “pro vida” en 2011, por el decreto 2871 de su entonces gobernador radical Ricardo Colombi, “estableciéndose como política de Estado la defensa de la vida desde el momento de la concepción y de la familia". Su sucesor en el cargo, el también radical Gustavo Adolfo Valdés, renovó ese compromiso “pro vida”. Igual que el ministro de Salud, Ricardo Cardozo.
La provincia no implementó nunca un protocolo de actuación en casos de abortos no punibles y con excepción de un caso que se hizo en marzo de 2019 con una orden judicial en el Hospital de Santo Tomé a una niña de 13 años con retraso madurativo, no se practican interrupciones legales de embarazo en centros de salud públicos. Es más, operadores de la justicia se vanaglorian de convencer a niñas embarazadas en violaciones -o a sus madres- de llevar a término la gestación, como lo ha dicho la defensora de Pobres y Ausentes Nº 1 del Poder Judicial de la provincia, Roxana Itatí Duarte López, en relación a un caso de 2013 de una niña de 10 años: “Yo tengo contacto con la mamá de la niña, y le dije `vas a tener dos hijas: la de 10 y la bebé´”, contó en 2018 en Radio Sudamericana, una radio local.
En los últimos días, el juez de Instrucción y Correccional de Monte Caseros, Eduardo Alegre, que intervino en la denuncia de abuso de la niña que está a punto de dar a luz, llegó a decir en declaraciones a la prensa que ella “fue seducida” por el imputado: sus dichos demuestran un total desconocimiento de cómo actúan quienes perpetran ese tipo de delitos. Y lo aclaró así: "Cuando digo que fue seducida me refiero a que la nena no fue amenazada por este hombre ni tampoco sufrió golpes. Los psicólogos nos dijeron que no evidenciaba un gran trauma. Es muy común que tengamos muchos casos de abusos sexuales con menores de edad”, señaló Alegre.
Corrientes tampoco adhirió a la ley de creación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. El porcentaje de embarazo en la adolescencia es del 20 por ciento, por encima del promedio nacional que es del 15,5 por ciento: siete de cada 10 no son intencionales, de acuerdo a información de la Red de Acceso al Aborto Seguro (REDAAS), con información oficial.
El de la niña de Monte Caseros no es un caso aislado. Cada año, unas 2400 niñas de entre 10 y 14 años dan a luz en la Argentina. En 2018, en Corrientes fueron 146 niñas, en 2017, 122, y en 2016, 115, según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación. Es una de las provincias con mayor proporción de bebés nacidos de niñas (0,7 por ciento del total, cuando a nivel nacional representan el 0,3 por ciento de los nacimientos). El abuso o la coerción sexual son regla. La naturalización de las violencias y de la maternidad temprana, forzada, que defienden políticos, médicos y operadores de la justicia, contribuye a que las historias se repitan.