La justicia mendocina pidió la captura internacional de Kosaka Kumiko, una monja de origen japonés que fue mencionada por una adolescente de 17 años en el caso de los abusos cometidos en el Instituto Antonio Próvolo, un centro católico para chicos hipoacúsicos ubicado en Luján de Cuyo, Mendoza, y por el cual hay cinco detenidos.
La joven que dio su nombre señaló que la monja le dio un pañal para parar la hemorragia provocada por la violación del cura Horacio Corbacho. Luego estuvo en su clase de pie, sin sentarse, debido al dolor que le provocaban las heridas del abuso.
Kumiko estaría hoy en Paraguay y se la imputaría por participación primaria en abuso sexual agravado, algo más grave que el simple encubrimiento. Ella habría sido la encargada de “tantear” a los chicos” para identificar a los que podrían ser abusados, según afirmó Sergio Salinas, abogado querellante.
Con todo, la causa también apuntaría a otros religiosos y directivos implicados en el encubrimiento de los detenidos Horacio Corbacho, Nicola Corradi, Armando Gómez, Jorge Bordón y Luis Ojeda. El cura Corradi, llegado de Italia, arrastra un largo historial de abusos en su país natal y fue movido por distintos lugares hasta llegar a Mendoza.
Los testimonios de los jóvenes hipoacúsicos se pudieron obtener a partir del apoyo psicológico brindado cuando se animaron a denunciar a los abusadores. Los casos se continuaron durante más de diez años en esa institución.