Hasta el más convencido de que esto es mejor que aquello, con una mano en el corazón, debe haber caído en la cuenta de qué se trata el asunto. Cae el argumento de mirar para atrás, al menos para discutir de política. Cae mal a cualquiera la sinceridad de lo atroz porque desviste todo artificio de marketing de esos que usan los partidos políticos, todos los partidos políticos.

Nos cayó del cielo de las verdades inobjetables. Dijo lo que dijo porque piensa así. Y no fue una palabra (ni un contexto) casual: caer tiene muchas acepciones y todas son negativas y calzan perfectamente con la expresión irreversible.

Primero, por las dudas, entender que en este caso se la ha revestido de desprecio, como sinónimo de "terminar en un lugar bajo, no deseado", en "la escuela pública", según un Presidente de la Nación. ¿Es un lapsus porque piensa así y no tuvo el tacto que demanda lo políticamente correcto? Bien, no alcanza para la defensa del papelón. Ni siquiera con las escuelas estatales en ruinas -que no es el caso aunque así lo suponga desde su lugar‑, un dignatario del rango que ocupa Macri hoy puede velar así por los intereses comunes de todos.

Caemos todos, los que lo votaron y los que no, en un estado de las cosas que se desempaña -se le cae el velo‑, no permite (como sí acostumbramos hacer en las discusiones ciegas) chicanas, evasiones, puntos débiles del otro, simulación de no acusar recibo. No. Acá, no.

Acá desembocamos -caímos‑ por un temerario trance que pretendió coronar un hartazgo -el modelo anterior que cayó, finalmente‑ con un espejismo oportunista que duele por la incoherencia (la misma que acaso fue el argumento de la campaña electoral pero no de los candidatos sino de los votantes).

Si no es ahora, a los que todavía en su fuero íntimo no se convencieron, tarde o temprano, les caerá la ficha. Es otro reclamo, de paso, encendidamente enarbolado para inquerir a los que pensaban que habían elegido bien antes.

Es la grieta. Ahondada por los que la denunciaban como obstáculo.

Y es parte de un mandato inevitable. Irónicamente un amigo me lo dijo como opción de futuro mediato la mismísima noche en que se cerraba la segunda vuelta a puro globo.

"Hay que dejarlo ser. Es la mejor dosis de realidad que van a tener los empujados por el rencor".

Caer es muchas cosas pero principalmente es una: "desplazarse un cuerpo de arriba abajo por la acción de su propio peso", dice el mataburros.