“Una crisis es verdadera, o sea históricamente relevante, cuando las certezas que parecían inamovibles se revelan contingentes. Porque, entonces, la sociedad pende de un hilo. Tal incertidumbre es fuente de angustia y suele alimentar sentimientos conservadores. Pero también es el caldo de cultivo para alternativas innovadoras: tensar ese hilo al máximo para fundar algo nuevo, como quien tira una flecha en busca de territorios conceptuales aún no explorados” dice Mario Santucho en su intervención en La vida en suspenso. Una de las dieciséis reunidas en un libro que tienen el común denominador de haber surgido en el marco inusitado de la situación pandémica: la urgencia.
Algo que se nota claramente en la premura de los escritos, tensados entre el presente y la expectación ante un futuro que no está ni claro ni garantizado. Porque “agazapado, listo para capitalizar el triunfo del miedo y la frustración, el fascismo aguarda su oportunidad”. Esta idea de urgencia junto con la invitación que se propone como “bienvenidos a la nueva anormalidad”, señala la producción de estos discursos surgidos y publicados como respuesta inmediata, rápida, ante el escenario que se impuso en las prácticas cotidianas -y que viene abarcando todos los órdenes en lo que respecta a formas de sociabilidad, enseñanza, trabajo, movilidad, familia, contactos virtuales, etc.- desde que se hiciera imprescindible tomar medidas para evitar el contagio masivo de un virus que se expandió sobre casi todo el planeta.
Si bien pueden señalarse en este conjunto de reflexiones algunas que se distinguen por la inmediata contundencia de los datos acerca de condiciones de alimentación, producción, pobreza y riqueza, respecto de otras que hablan de la ciencia, las instituciones o ciertos aspectos culturales como el cine, todas aparecen signadas por la necesidad de pensar la una coyuntura inédita que impulsa a percibir a la vez su excepcionalidad, esto es, lo discontinuo, y junto lo continuo, condiciones sociales ya existentes que la pandemia enfoca como bajo una lupa tornándolas más contundentes y visibles.
Surgen entonces las concretas situaciones de desamparo y lucha por subsistencia en la economía informal, como bien lo señala Paula Abal Medina, quien justamente, en el primer capítulo de este libro, define la pandemia como un “gran catalizador de situaciones y urgencias preexistentes que se vieron agravadas por la crisis sanitaria”, entre ellas el hambre -focalizado por Federico Orchani y Florencia Badaracco como problema puntual y excendente a la irrupción del covid-19- y las condiciones laborales con un porcentaje alto de trabajadores fuera del sistema de economía formal, además de los desocupados. Todo lo cual, en la anterior anormalidad se verificaba en la inflación, la falta de empleo, los trabajos en negro o los menos que en negro, como el que realizan los cartoneros. En la actualidad “los desafíos están a la vuelta de la esquina. En un contexto de crisis, lo extraordinario asoma como posible”. Entre posible y extraordinario resurgen ideas que hasta ayer -un tiempo prepandémico- podían sonar extemporáneas o demasiado audaces en términos de posibilismo -concepto que bien vale la pena destacar- frente a lo que se considere entre lo posible, lo probable, lo improbable y lo sustantivo anclado en un real que se está manifestando de forma creciente.
En este aspecto es necesario que la conjunción de políticas estatales y defensa de la soberanía nacional acaten la interpelación de realizar los cambios necesarios para atender a las necesidades básicas -comida, salud, educación- para que en un incierto mundo postpandémico se pueda acceder a una vida digna. Pero además, como señala Alejandro Bercovich, aparece el tema de los ricos y superricos ante la iniciativa de cobrarles un impuesto extraordinario, el virus entonces abre la esperanza de que se pueda modificar la enorme brecha social y la desigualdad tributaria, pese a la resistencia de los fugadores de capitales. La postpandemia es el horizonte que todas estas intervenciones -sean las que presentan datos y testimonios en “tiempo real” en este aquí y ahora- como aquellas que reflexionan sobre la unidad nacional y el rol del Estado, porque en unas y otras está presente a la vez que una duratividad del tiempo en pandemia, esa otra temporalidad que apunta a un después y al aprovechamiento de la crisis actual para lograr un cambio favorable a los intereses de las mayorías.
Lo que implica también pensar las relaciones intersubjetivas entre los segmentos sociales confrontados en esta situación. Así Natalia Gelós refiere al cuidado doméstico durante la cuarentena para aludir al trabajo muchas veces en negro de “la señora que limpia”. Alude esto a una población de gente que -al igual que trabajadores de la salud, mensajeros, empleados de negocios- cumplen riesgosamente las tareas de traslado y asistencia. Es entonces la cuestión del “otro” o de “la otra” lo que evidencia imaginarios sociales en pugna.
Nuevamente, estas funciones y su cuestionamiento se agrandan en la situación pandémica. Lo mismo que sucede en otros casos: Paula Litvachy focaliza en la situación de la vida en cárceles, también agravada por la pandemia, mientras que Ximena Tordini refiere a la necroética respecto de qué sucede con la falta de ritos funerarios cuando arrecian los contagios. En las reflexiones sobre la unidad nacional, que también aborda Horacio González, Juan Grabois habla del “maldesarrollo” (término feliz para soslayar el dependiente de “subdesarrollo”) que sería el proyecto de perpetuar la inequidad, frente al “riesgo y oportunidad“ de establecer una política distributiva. El riesgo se plantea todo el tiempo: la crisis puede llevar a mejores puertos o puede acentuar la anterior anormalidad. Como se ve en todos estos escritos con premura realizados, se atisba la oportunidad de cambio. “En cualquier caso” dice Grabois, ”el contexto anticipa una confrontación muy fuerte entre ambas tendencias”. En resumen, la pandemia muestra el conflicto. El reclamo de conjunto ante esta “anormalidad” no nueva sino más palmaria y tangible sería lograr acciones efectivas para cambiar todo lo que el virus muestra con absoluta claridad.
La vida en suspenso: 16 hipótesis sobre la Argentina irreconocible que viene, es una publicación de Siglo XXI y el colectivo editorial Crisis.