El Laboratorio de Control de Calidad de Medicamentos (LCCM) de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizará controles de calidad a derivados del cannabis medicinal. Será un procedimiento clave para constatar identificación, pureza, potencia y estabilidad de ese producto farmacéutico.
“El objetivo de este desarrollo es poder brindar, en un futuro lo más cercano posible, un servicio de control de calidad de estos productos”, aseguró Mercedes De Zan, directora de ese laboratorio, al Suplemento Universidad.
De Zan explicó que el trabajo “permitirá, entre otras cosas, verificar que los productos derivados del cannabis contienen los activos necesarios y son seguros para su consumo”.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), organismo dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, otorgó hace unas semanas el certificado que le permite al laboratorio de la UNL trabajar con productos derivados del cannabis.
La autorización está vinculada a que “la utilización medicinal del cannabis, como cualquier otro fármaco, requiere de exhaustivos controles que determinen su calidad, identificación, pureza, potencia y estabilidad para garantizar su seguridad e indicar, por ejemplo, su dosificación”, precisó De Zan.
“Al contener sustancias psicoactivas, los derivados del cannabis están considerados sustancias sujetas a control por parte de la ANMAT. Para ello realizamos las gestiones pertinentes ante ese organismo para acceder a la certificación que nos habilite como laboratorio y como grupo de investigación para trabajar con este tipo de sustancias y brindarle a la comunidad el servicio que necesita”, precisó.
Destacó que el LCCM “tiene más de treinta años de trayectoria trabajando en servicios analíticos y asistencia técnica a la industria farmacéutica a través de la realización de controles de calidad a las materias primas y los productos finales”.
“En un par de meses estaremos en condiciones de brindar servicios”, aseguró y subrayó que la UNL otorgó un subsidio de 150 mil pesos al LCCM para la compra de insumos específicos.
De Zan advirtió que “es de suma importancia que los productores, distribuidores y consumidores de productos derivados de cannabis tomen conciencia de que se trata de un producto farmacéutico para el cual se debe garantizar su seguridad y eficacia, es decir que no sea tóxico y que tenga los activos en cantidad suficiente para lograr el efecto terapéutico deseado”.
La institución “va a poner a disposición del sistema de salud, de las distintas organizaciones sociales –civiles y profesionales– y de la comunidad en general, un servicio analítico que brindará información sobre la composición química de los aceites cannábicos que están siendo utilizados”, aseguró la docente.
“Esto permitirá conocer qué es lo que se está consumiendo y así garantizar un tratamiento seguro y efectivo en aquellas personas que, padeciendo determinadas patologías, necesitan usar el aceite de cannabis a los fines de aliviar sus dolencias y mejorar su calidad de vida”, destacó De Zan.
Según el Ministerio de Salud, el cannabis da respuestas en tratamientos de epilepsias refractarias, enfermedades del espectro autista, Síndrome de Tourette (un tipo de trastorno neurológico), depresión, demencia, ansiedad, insomnio, estrés postraumático, dolor articular, psicosis y trauma cerebral, entre otros.
Esa cartera, además, consensuó una nueva reglamentación de la ley 27.350 del uso medicinal del cannabis, ante la demanda de usuarios, para reemplazar el decreto reglamentario restrictivo de esa norma que hizo el macrismo en 2017, el que mantenía la ilegalidad de los cultivos con fines terapéuticos.