El 28 de agosto ingresó a la Cámara de Diputados el proyecto de ley impulsado por el Frente de Todos (FdT) que lleva por título “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia”, y fue elaborado por Carlos Heller y Máximo Kirchner. Un gran número de artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura de todo el país llevan adelante junto a la revista Con Fervor una convocatoria nacional de firmas para respaldar el proyecto elaborado por los diputados. El documento propone establecer un aporte solidario, extraordinario y por única vez para mitigar los efectos devastadores que la pandemia generó en la economía nacional. La medida recaería únicamente sobre las grandes fortunas, es decir, aquellas personas físicas que cuenten con un patrimonio superior a los $200 millones. Esto permitiría recaudar algo más del 1% del PBI y alcanzaría tan sólo a unas 12 mil personas (la mitad con un patrimonio que va de los $200 a los $400 millones).
Cristina Banegas, Norman Briski, Rita Cortese, Arturo Bonin, Graciela Dufau, Roberto “Tito” Cossa, Virginia Innocenti, Miguel Rep, Liliana Herrero, Horacio González, Alejandra Darín, Darío Grandinetti, Julieta Díaz, Patricio Contreras, Ingrid Pelicori y Pompeyo Audivert son algunos de los referentes que prestaron su conformidad. Desde el lanzamiento se juntaron más de 1500 firmas, que representan el apoyo del campo cultural al proyecto diseñado para contrarrestar los efectos de la pandemia y una larga historia de desigualdades socioeconómicas. La actriz Ana Yovino y Juano Villafañe, poeta y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación, son dos de los impulsores de la campaña y dialogaron con Página/12.
–¿Cómo explicarían la importancia de este proyecto en un contexto como este, tan fuera de lo ordinario?
Ana Yovino: -El proyecto es importante porque la sociedad tiene que empezar a pensar en el otro; hay necesidades urgentes y todos podemos colaborar al bienestar general. Con esta ley, quienes disponen de grandes fortunas tienen la oportunidad de ayudar a los que más lo necesitan: la salud pública, los barrios en emergencia, las PyMEs y la recuperación económica en la post pandemia. Es una oportunidad para repensarnos como sociedad en términos de redes de solidaridad.
–Los artistas suelen ser referentes en muchos aspectos, pero cuando se expresan políticamente son repudiados desde algunos sectores. ¿Qué opinión les merece ese fenómeno y por qué consideran que es valioso el posicionamiento político sobre ciertos temas?
Juano Villafañe: -Este es el gran tema que afronta el sector cultural. Para que exista la circulación de bienes artísticos y culturales, hay que establecer sistemas de producción y difusión que están asociados a los medios y a las instituciones estatales o empresas comerciales privadas. La discusión sobre formas de producción y circulación nos conduce definitivamente a hablar de política. Resulta paradojal que justamente quienes producimos bienes culturales no discutamos cómo deben circular en la sociedad. Crear el mito del artista apolítico es una tarea que los grandes medios tratan de inculcar como forma de dominar la propia ideología de la cultura y el pensamiento crítico.
–El arte y la cultura suelen asociarse a ideas como "vocación", "pasión", "hobby", "ocio", y en esa construcción queda oculta la dimensión económica, esencial para crear y subsistir. Esto se evidenció con la pandemia. ¿Cómo modelar entonces otra concepción sobre el campo ubicando a los artistas como trabajadores?
J.V.: -Esta es la gran pregunta y el tema se puede abordar desde distintas ópticas. A mí me interesa reconocer que hoy los bienes culturales, las imágenes, las metáforas, no tienen ya sólo el tradicional valor de uso sino también un valor de cambio. Las imágenes y las palabras se venden. Un motor de búsqueda como Google comercia con palabras. La cultura no sólo es ocio, pasión, divertimento o pensamiento crítico; también representa una economía muy importante y ofrece trabajo a miles de argentinos. Al desplazarse la actividad artística tan abruptamente desde lo presencial a lo virtual, se generó una crisis laboral muy grande.
A.Y.: -Creo que la pandemia también dejó expuesto lo esencial de nuestra actividad; el confinamiento fue mucho más llevadero gracias a bienes culturales como la música, la literatura, la poesía o el teatro. La situación visibilizó que estas actividades hacen bien: el arte es salud. También quedó expuesta la precarización en nuestra actividad. Los últimos cuatro años generaron una crisis que dejó a muchos sectores devastados, entre ellos la cultura.
–El campo cultural fue uno de los más afectados durante la pandemia debido a sus lógicas de funcionamiento. ¿De qué manera impactaría en el área la sanción de una medida como esta y qué sectores serían los más beneficiados?
A.Y.: -El proyecto va a beneficiar al conjunto de la sociedad. Se está pensando en redistribuir lo recaudado en la urbanización de los barrios humildes, equipamiento técnico para el área de salud, ayudas económicas para las PyMES que fueron golpeadas con la pandemia o contribuciones al Plan Progresar destinado a estudiantes. En ese sentido, creo que esos sectores van a reactivar otras áreas como la cultura. La batalla cultural supone pensarnos en conjunto. Aún así, considero que deberían diseñarse medidas específicas para afrontar el golpe que recibimos los trabajadores de la cultura.
J.V.: -Afrontamos una gran emergencia sanitaria y social producto de la pandemia. Por eso todo lo que implique hoy un aporte para una distribución de la riqueza más equitativa tiene una gran aceptación popular. Son muy nobles los objetivos que se propone este proyecto; tiene una mirada amplia y generosa que multiplica a los sectores sociales que serán beneficiados. Es la oportunidad que tienen los que manejan grandes fortunas de reintegrar al pueblo parte de lo que es del pueblo. La cultura de la solidaridad social es muy importante, y un proyecto como este permite que el Estado recupere la economía productiva y limite los efectos de la crisis, que siempre se descarga sobre los sectores más humildes.
Informe: Laura Gómez