El Ministerio nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible estableció la clausura preventiva total del zoológico de Luján “por los sostenidos incumplimientos en materia de la normativa vigente”, de leyes nacionales y provinciales, y anunció que se presentará como querellante frente a la Justicia para que se investiguen las denuncias por maltrato animal. “Hay que avanzar en la discusión de una normativa nacional para determinar qué significa un zoológico en el siglo XXI”, señaló a Pagina/12 Sergio Federovisky, biólogo y secretario de Control y Monitoreo Ambiental. La empresa Reserva Zoo Luján S.R.L. tendrá un plazo improrrogable de diez días para presentar un plan de reconversión, cumplir con la identificación del plantel animal y lograr la habilitación en el ámbito municipal, provincial y nacional.
La primera advertencia al Zoo de Luján por parte de la cartera nacional de ambiente llegó hace más de un año, cuando en julio de 2019 se cerraron celdas, jaulas y recintos donde los visitantes podían alimentar a tigres, leones, elefantes y guacamayos. El decreto que reglamenta la ley 12.238 de la Provincia de Buenos Aires, sancionada en 1997, estableció la “prohibición del contacto directo entre el público y los animales que se encuentren en los zoológicos”. Aunque se dispusieron fajas y precintos para evitar el paso, en febrero una inspección comprobó que los visitantes seguían ingresando a las jaulas de los animales.
En agosto, luego del cierre por el aislamiento preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus, el Ministerio volvió a visitar el zoológico. “Jamás han cumplido con las exigencias de las normativas”, advirtió Federovisky y señaló que “a eso se le agrega la aberrante situación de promover un establecimiento a partir de atractivos como darle la mamadera a un león, que vulneran toda ética y además están prohibidos”.
El predio de Luján, ubicado en el kilómetro 58 del Acceso Oeste, se destacó, desde su inauguración en 1994, por la propuesta del contacto cercano y la interacción de los visitantes con los animales. En un video grabado en 2012, Jorge Alberto Semino, titular de la empresa, aseguró que “es amor verdadero” y “dedicación”, lo que sucede dentro del zoológico, cuando se le preguntó por la forma en que se trabaja con los animales salvajes. Una petición de la organización Animalista Independiente Argentina, en el sitio Change.org, que cuenta con 459.000 firmas, denuncia que los animales “padecen un sufrimiento cotidiano, constante, innecesario y absurdo”.
En Argentina la Ley 14.346 considera penas para quien “infligiese malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”. La mala alimentación, la estimulación con drogas y la obligación a jornadas excesivas de trabajo, son algunos de los actos que se consideran como crueles. En la resolución, el Ministerio consideró “en peligro inminente la preservación y el bienestar de la fauna del Zoológico de Luján SRL”, además de reafirmar las 600 irregularidades respecto de la normativa vigente que se descubrieron durante las inspecciones. “En el marco de una discusión más amplia respecto del vínculo con la naturaleza, la existencia de un zoológico que promueve la degradación de los animales no nos parece correcto”, afirmó el encargado del Control y Monitoreo Ambiental.
Además de las irregularidades en cuanto a la identificación de las especies, que deben tener colocado un microchip o bien identificadas de alguna manera para que las autoridades pertinentes puedan realizar el seguimiento, en las inspecciones se encontraron “diversas inconsistencias entre el plantel relevado y el plantel declarado, como así también aquellas que surgen del análisis del libro de altas y bajas de especies presentadas por el inspeccionado”. En este sentido, Federovisky explicó que “tenemos severas sospechas de que hay animales que son vendidos, trasladados o que mueren sin estar registrados”.
Motivada por denuncias y comentarios “de vecinos y de ex trabajadores del zoológico”, el 27 de agosto el Ministerio nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible realizó una nueva inspección en el predio, que llevó a la clausura y última oportunidad de la empresa para presentar el plan de reconversión. “Apuntamos a una idea de convivencia, de bienestar y rescate de la fauna y no de exhibición de animales exóticos”, señaló Federovisky y explicó que “la reconversión habla de transformar los zoológicos en otro tipo de espacios, sobre la base del bienestar animal”.
Una opción son los santuarios, predios donde el eje está puesto en la libertad de los animales y la reconstrucción de un ambiente cercano a su hábitat original, sin perseguir fines de lucro y el disfrute de visitantes. A un lugar así, en Brasil, fue trasladada la elefanta Mara, que vivió durante 25 años en el predio donde funcionó hasta 2016 el zoológico de la Ciudad de Buenos Aires.
Informe: Lorena Bermejo.