El episodio que desembocó en el asesinato de Fernando Báez Sosa por un grupo de jugadores de rugby de la ciudad de Zárate, el verano pasado en la localidad de Villa Gesell, fue el punto extremo para comenzar a modificar los parámetros de comportamiento de los protagonistas de esta actividad.
La Unión Argentina (UAR) diseñó un programa para concientizar desde las bases formativas a evitar situaciones de violencia. “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, es un plan que tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con este deporte en el país.
La entidad, a casi tres meses de la presentación oficial, junto a las 25 uniones miembro y sus clubes, se encuentra hasta el momento con siete del total de sus 24 módulos en funcionamiento, los cuales están dirigidos a entrenadores, jugadores, directivos, socios y la familia del rugby nacional.
La iniciativa es desarrollada junto a Funrepar, una organización experta en resolver conflictos, desde una visión y concepción de la filosofía restaurativa. El director del proyecto desde Funrepar es Raúl Calvo Soler, quien le comentó a Página/12 que "la idea es ir en profundidad, y esto va más allá de un hecho lamentable en la vía pública. Esto es de manera sistémica, de manera global, es más ambicioso, es para el siglo XXI, y conecta con la sociedad, con la familia, con el barrio. No se agota en evitar la violencia, hay que ayudarlos a los jugadores a pensar el rugby para el futuro, y que puedan manejar la conflictividad".
Las normas que se encuentran vigentes son:
-Diagnóstico: consiste en llevar adelante una encuesta entre más de 130 mil personas del mundo del rugby, que representan la línea de base para este programa. Se busca generar el mapa para visualizar los conflictos, y que la familia del rugby pueda expresar sus percepciones y convicciones en torno a este deporte. Se completaron 20 mil encuestas hasta el momento.
-Sensibilización: se realizaron distintos videos con figuras destacadas del rugby argentino, con el objetivo de dar a conocer el programa en profundidad, sus presupuestos y sus fundamentos.
-Competencias, destrezas y habilidades: se trabaja junto a entrenadores y entrenadoras de las categorías de seis a nueve años, en busca de incorporar ciertas destrezas enfocadas en el cómo debe ser un jugador de rugby.
-Estereotipos discriminadores: apunta a incorporar paradigmas positivos no discriminatorios frente a un otro diferente, incluyendo prejuicios y estereotipos.
-Un club en la escuela: a partir del relevamiento que se realiza con clubes, se implementa previamente la prueba piloto de este programa, que pretende crear espacios de interacción entre el club y las escuelas a las que van los chicos.
-Un deportista en la familia: se generaron reuniones con un grupo de profesionales para establecer los lineamientos del espacio de referencia. Esto incita a generar un lugar para que las familias puedan reflexionar, y encontrar respuestas a las problemáticas que se plantean en la vida de los deportistas, y el papel que juegan en su desarrollo.
-Código disciplinario: comenzaron las primeras reuniones con la Comisión de Disciplina de la UAR, para relevar la actualidad de los códigos disciplinarios en el país.
La recepción que tuvo la familia del rugby respecto de estos lineamientos fue muy positiva, según explica Calvo Soler: "Encontramos un espacio restaurativo de todas las uniones, ya que hay representación de ellas y se habla sobre los avances. La verdad, encontramos ganas de ser protagonistas en este proceso formativo".
"Estamos convencidos -agrega Calvo Soler- que esto puede cambiar el pensar de las futuras generaciones, y hay tres partes centrales: la comunicación; la transmisión de ese mensaje; y la mejora de la forma en que el rugby se conecta con su entorno. Trabajamos en esos espacios, para que eso conduzca a un chico a manejar su conflictividad en la vida cotidiana".
La iniciativa para redireccionar las conductas de los jugadores de rugby de los próximos años dio sus primeros pasos, y con esto se espera que los logros sean enormes.
"Espacios de reflexión"
"Los jugadores de rugby tienen competencia de destrezas y habilidad para manejar su conflictividad, desde un lugar distinto al de la violencia y la frustración. Para ello se necesitan espacios de reflexión", destaca Soler Calvo. Y si bien considera que la tarea es difícil de llevar adelante, también dice que es "apasionante, y la gente tiene muchas ganas de hacer esto. Los jugadores de rugby poseen una pasión muy grande por su deporte, y siento que están con ganas de validar el papel del rugby en la formación de los ciudadanos".