Cuando llegó Alan Ruiz a la Agencia Federal de Inteligencia, a principios de 2018, les comunicó a los agentes que iban a empezar a hacer “trabajo político”, lo que equivalía a adelantarles que iban a concentrarse en el espionaje a dirigentes políticos y sociales. Fue el propio Ruiz quien llevó a la base donde paraban los Súper Mario Bros un cuadro con información detallada de Cristina Fernández de Kirchner y quien defendió la orden de espiar a un tal Salvatore Pica, a quien los agentes después terminaron identificando como el cuñado del entonces presidente Mauricio Macri. “Es una orden del uno”, repetía Ruiz. Todos esos detalles sobre el accionar de la AFI durante la era Macri fueron aportados por uno de sus exagentes, Emiliano Matta, que ayer volvió a ratificarlos ante el juez federal de Lomas de Zamora Juan Pablo Augé.
La indagatoria de Matta fue por Zoom y no duró más de cinco minutos. Pero ese rato sirvió para que el exagente ratificara todo lo que había dicho el 2 de julio en Lomas y que sostuviera que había cumplido órdenes en un organismo jerárquico y verticalista como la AFI. “Siempre mantuve la premisa de que todas las órdenes emanadas por mi superioridad estaban judicializadas. Dicha tarea la llevaba la Dirección de Asuntos Jurídicos”, declaró durante la audiencia.
Matta es uno de los personajes menos conocidos de los llamados Súper Mario Bros, pero el que hizo una descripción más minuciosa de cómo funcionó la AFI durante la era Macri. Matta entró a la AFI en septiembre de 2016 por recomendación de Saéz, un viejo conocido de su padre, un oficial de la Policía Federal fallecido. El primer destino de Matta fue el llamado Proyecto AMBA, que dirigía el abogado Pablo Pinamonti, y después recaló en el departamento de Mataderos que funcionaba bajo las directivas de Sáez.
Fue en el departamento de la calle Pilar donde conoció a Alan Ruiz, que venía del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich para hacerse cargo del área de Operaciones de Contrainteligencia. Allí Ruiz les comunicó supuestamente que a las autoridades de la AFI no les interesaba el trabajo de policías que venían haciendo y que iban a pasar a hacer “trabajo político”. Contó que las tareas bajaban de dos directores de la AFI, Juan Sebastián de Stefano, a cargo de Asuntos Jurídicos, y Fernando Di Pasquale, responsable del área de Análisis. El primer trabajo de la gestión Ruiz que le tocó en suerte fue el seguimiento a la diputada Graciela Camaño y a su marido, el sindicalista Luis Barrionuevo.
Otro día apareció Ruiz en el departamento con un cuadro con datos de Fernández de Kirchner. “En el gráfico había una columna con direcciones de viviendas, datos financieros, datos de familiares, vínculos; y eso lo dejó pegado en un corcho del departamento de la calle Pilar”, relató Matta. También contó que Ruiz solía llamarlo para pedirle datos de CFK que figuraban en ese cuadro mientras estaba reunido en el Ministerio de Seguridad, y que él había conservado una captura de pantalla de esos pedidos extraoficiales.
Matta también recordó cuando se les comunicó la orden de investigar a un empresario por presuntos delitos económicos. Ellos no lo conocían, pero Salvatore Pica era el cuñado del entonces presidente. Hubo una discusión entre Sáez y Ruiz cuando detectaron de quién se trataba, pero Ruiz le dijo que no había margen para discutirlo. “Había que trabajarlo y entregarlo”, contó Matta.
El otro episodio directamente vinculado a Macri fue cuando Ruiz mandó a los agentes a averiguar quién había tomado una foto del camarista Martín Irurzun y de Fabián Rodríguez Simón, integrante de la mesa judicial del macrismo. “Alan Ruiz estaba obsesionado porque el presidente de la Nación quería saber quién era la persona que tomó esa foto”, dijo.
En su declaración también hubo lugar para el capítulo penitenciario del espionaje. Matta contó que Ruiz se había hecho de un bibliorato con fichas de los “políticos presos” y de la relación de Sáez con Cristian Suriano, entonces director de Análisis de la Información del Servicio Penitenciario Federal (SPF) y uno de los imputados en la causa. “Sáez le pedía trabajos a Suriano, tal vez datos sobre alguien, entiendo. Hablaban mucho”, contó.
El exagente no sólo apuntó contra sus superiores. Terminó reconociendo haber participado en seguimientos al vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli, a Camaño y a los periodistas de La Nación Hugo Alconada Mon y Carlos Pagni. También habló de la amistad que unía a Saéz con Martinengo, a quien describió como muy cercana a Macri. Mañana será el turno de la ex coordinadora de Documentación Presidencial para ampliar su indagatoria. Habrá que ver si ratifica lo dicho, trata de enmendarlo busca una tangente para no dar explicaciones.