La excoordinadora de Documentación Presidencial Susana Martinengo buscó despegar al expresidente Mauricio Macri y a su secretario privado, Darío Nieto, del escándalo de espionaje que se investiga en los tribunales de Lomas de Zamora. Fue durante la ampliación de indagatoria ante el juez Juan Pablo Augé, que la exfuncionaria macrista buscó relativizar los informes que ella le pedía a los espías que integraban la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para informar al “uno” o al “hombre”.
“Ninguna tarea relacionada con servicios de inteligencia me fue requerida por el presidente de la Nación ni por otro funcionario de su entorno, como por ejemplo su secretario Darío Nieto”, dijo Martinengo. Su declaración fue a través de un escrito de 14 páginas a través del cual buscó ordenar lo que había relatado el 2 de julio pasado, cuando la investigación por espionaje estaba todavía en manos del juez Federico Villena.
En su descargo, Martinengo buscó mostrar que no tenía vínculo estrecho ni con Macri ni con Nieto. Dijo que al joven secretario no lo conocía de antes y que su relación era cordial, pero distante. En su anterior declaración había dicho que, cuando tenía conflictos con su jefa, solía recurrir a Nieto y, en la causa, figura un mensaje cariñoso que Nieto le envió a Martinengo cuando terminó la gestión Macri en la Casa Rosada.
Martinengo acompañó a Macri como funcionaria durante su paso por la Jefatura de Gobierno y por la Presidencia. Los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide la acusan por haber pedido informes que directamente interesaban al entonces mandatario. Según probaron los integrantes del Ministerio Público, Martinengo recibió informes sobre la comunidad mapuche, sobre escraches sufridos por Macri y sobre las organizaciones que iban a movilizarse en diciembre de 2017 contra la reforma previsional.
Los interlocutores habituales de Martinengo eran dos policías de la Ciudad devenidos en agentes de la AFI, Jorge Sáez y Leandro Araque, con quienes forjó una relación de amistad desde la Jefatura de Gobierno de la Ciudad y se mantuvo cuando se mudó a la Rosada. Sáez y Araque solían visitarla en Balcarce 50 e incluso hubo otras agentes, como Mercedes Funes Silva y Belén Sáez que declararon haber ido a ver a Martinengo. La mujer también tenía relación con el abogado Facundo Melo, pero dijo que no eran amigos. En su descargo, la excoordinadora de Documentación Presidencial describió las visitas de los agentes de la AFI como “turísticas”. Dice que prueba de ello son las fotos cholulas que Araque, Sáez y compañía se tomaron por los pasillos de la Casa de Gobierno.
Para los fiscales, Martinengo también se valió de los agentes de la AFI para sus propios intereses, por ejemplo, impulsar una candidatura para diputada por la provincia de Buenos Aires. Para forjar su carrera electoral, Martinengo solía ir al departamento que tenían los Súper Mario Bros en el barrio de Mataderos, donde incluso conoció a Rafael Di Zeo, histórico dirigente de la barrabrava de Boca Juniors. “Mi pasajera ambición no tuvo éxito, razón por la cual continué militando y cumpliendo el rol que el gobierno me había asignado”, dijo en su escrito.
El juez y los fiscales de Lomas están llevando adelante una ronda de indagatorias en la causa por espionaje contra políticos, líderes sociales e incluso jueces que tuvo lugar durante el macrismo. Hasta ahora, pasaron los exagentes Melo, Araque, Sáez y Emiliano Matta. Las indagatorias continuarán hasta el mes próximo. Para el 6 de octubre esperan a Nieto y luego a los exdirectivos de la AFI Silvia Majdalani y Gustavo Arribas.