El pasado 22 de agosto, los amantes de las películas malditas se conectaron a un stream de internet en vivo y secreto en el que iba a verse un desastre de Hollywood que nunca fue estrenado. Lo que iba a transmitirse era un extraño y muy poco visto "corte musical" de la olvidada comedia de 1994 Dispuesto a todo, en la que se escuchaban las canciones y se veían las coreografías de baile que habían quedado en el piso en la sala de edición, para estrenar una versión muy diferente del film. Todo estaba listo hasta que, en el último minuto, surgió un inconveniente: los herederos del fallecido Prince, autor de la mayoría de esas canciones, amenazaron con una demanda judicial a los dueños del sitio web si el stream se concretaba. Así, durante dos horas la pantalla fue ocupada por una algo borrosa fotografía de un documento legal y no las voces de Nick Nolte, Tracey Ullman y la mujer que le da voz a Marge Simpson rompiendo a cantar.
Dispuesto a todo solo es recordada por lo que no fue. La versión que pudo verse en las salas de cine fue un no-evento sin canciones y sin bailes; una confusa mezcla de una sátira la mundo de Hollywood y las riñas entre un padre y su hija que tuvo una rápida muerte entre reseñas negativas y una pobrísima taquilla, que recaudó apenas 10 millones de dólares ante 40 millones de presupuesto. La historia detrás de su realización probablemente perdure mucho más, como un reflejo de un intento de cine de autor que salió completamente torcido, y lo que sucede cuando son pocos los que muestran voluntad de apoyar a un maestro.
A comienzos de los años noventa, el realizador y magnate James L. Brooks era una de las más grandes figuras en la industria del entretenimiento. Había escrito y dirigido La fuerza del cariño (1983) y Detrás de las noticias (1987) y creado una serie de shows televisivos -Lou Grant, Rhoda, Taxi- que se mantuvieron en pantalla durante años a través de los setenta y ochenta; su nombre estaba en los créditos de producción de Digan lo que quieran y Quisiera ser grande y sí, era el nombre de su compañía Gracie Films el que aparecía al final de cada episodio de Los Simpson. Dispuesto a todo estaba diseñada para ser su tributo a la industria que lo convirtió en lo que era, su fantástica magia así como sus pozos pantanosos, todo lo cual él creía que se podía sintetizar a través de las canciones.
De manera inusual, Brooks no quería escribir él mismo las canciones, ni trabajar con un compositor para darle forma a una película musical del modo que tradicionalmente se hacía. En lugar de eso, quiso reclutar a una serie de estrellas pop de la "Lista A" para escribir las canciones, que podían ser insertadas dentro del guión. Hubo aproximaciones a muchos nombres, incluyendo a Jackson Browne, Mariah Carey y Janet Jackson, antes de que Brooks se concentrara en tres: Prince, Sinéad O'Connor y Carole King.
Entonces se fue armando un curioso elenco. Nolte iba a interpretar a un actor peleando por su subsistencia que iniciaba un nervioso vínculo con una hija hasta entonces alejada de él (Whittni Wright, de seis años), quien es forzada por su madre a irse a vivir con su padre. Julie Kavner, la actriz detrás de la voz de Marge Simpson, interpretaría a una trabajadora de Hollywood que se embarca en una relación con un productor cinematográfico independiente interpretado por Albert Brooks. Rodeándolos estaban personajes de la talla de Ian McKellen, Rosie O'Donnell, Anne Heche, Woody Harrelson y Joely Richardson (quien reemplazaba a Laura Dern, que muy astutamente se había bajado del proyecto para trabajar en Jurassic Park). Pero el problema era que los miembros del elenco que tenían que cantar y bailar en realidad no podían cantar y bailar. A McKellen, que con el tiempo sería una de las muy pocas buenas cosas en la similarmente desastrosa adaptación de Cats en 2019, tampoco se le pidió que lo hiciera.
Aparentemente, solo una voz con autoridad expresó preocupaciones sobre el film. Polly Platt, guionista, productora y diseñadora de sets, se había movido sin el reconocimiento merecido por los bordes de algunas de las más importantes producciones de los '70, '80 y '90. También era productora en Dispuesto a todo, y chocó con Brooks porque sentía que era un musical que no tenía razones para ser musical. Así se reveló en la temporada más reciente del podcast sobre historia del cine You Must Remember This, en el que la escritora e historiadora Karina Longworth explora los mitos y leyendas en el reino de Hollywood.
Una anécdota de las aún inéditas memorias de Platt, que fue leída en el podcast, involucra a Prince visitando el set y viendo las primeras imágenes de un número musical en el que Kavner, que suena como Marge Simpson dentro y fuera de la cabina de grabación, asesinaba lentamente el trabajo de Prince. "Cantaba fuera de tono; era peor que malo, era desagradable", recordó Platt. "Vi a Prince escuchar cómo su canción era destrozada y él no mostraba expresión alguna, ni un guiño ni mirar alrededor. Me acerqué a hablarle, a pesar de su prohibición de que alguien le dirija la palabra. 'Así no es como sonará la canción en la película', le dije. 'Tendremos a otra persona cantando para el soundtrack'. El afirmó con la cabeza, como si le hubiera hecho un comentario sobre el clima. Se quedó unos minutos más y se fue tan silenciosamente como había llegado."
La promesa de Platt no funcionó. De manera irónica para una película en la que las pruebas de proyección desastrosas son un punto central de la trama, Dispuesto a todo no fue reconocida más ampliamente como un error hasta que no tuvo sus propias pruebas de proyección. Allí, Brooks testeó una variedad de diferentes cortes de su película, algunos con canciones, otros sin ellas, algunos con cantantes profesionales doblando al elenco. "El público se rebeló absolutamente contra la manera que presentábamos la música", le dijo Brooks al diario Los Angeles Times en 1993. "Está entre los cinco peores momentos profesionales de mi vida."
En última instancia, las canciones serían cortadas de cuajo, a pesar de que los primeros trailers mostraban imágenes de canciones y bailes y remarcaban la participación de Prince. "Pensé que la música podía articular lo que no podías articular de manera legítima en los diálogos", le dijo Brooks al diario The New York Times. Pero en vez de enfatizar el sentido de realidad, la música lo rompía... siento como si hubiera hecho tres películas. La primera era un musical, la segunda era un riesgo y la tercera es la que se ve ahora."
Lo que se vio en los cines es chato de una manera frustrante. Dispuesto a todo nunca es suficientemente divertida, ni conmovedora, ni suficientemente dura para ser real en algo. Hay chispazos de vida aquí y allá: Kavner y Albert Brooks intercambiando líneas filosas, robándose fácilmente el show; hay algunas frases inspiradas a costa de Hollywood, pero nada especialmente contundente. La película cosechó apenas una cuarta parte de su presupuesto y no consiguió sacar alguna tajada en el mercado de video. Brooks volvería a la superficie en 1997, cuando dirigió a Jack Nicholson en Mejor Imposible y ganó el Oscar; Dispuesto a todo fue rápidamente olvidada.
¿Pero qué pasó con todas esas canciones? ¿O el "corte musical" que nunca vio oficialmente la luz del día? Solo el track de Carole King, "You Are the Best", aún existe en alguna forma en la película, con un coro cantado a capella por Wright en un breve momento de belleza. De las otras, Prince le encontraría un nuevo propósito a “Don’t Talk 2 Strangers”, para la banda de sonido de Girls 6, la película que dirigió Spike Lee en 1996; la canción serí aluego versionada por Chaka Khan. Prince volvió a grabar otras dos canciones de Dispuesto a todo, "My Little Pill" y "There Is Lonely", para The Vault: Old Friends 4 Sale, un album de rarezas del pasado editado en 1999. Los otros cinco temas que Prince proveyó para la película, con títulos como "Wow" y “I Can’t Love U Anymore”, nunca fueron apropiadamente desenterrados. Un copia de baja calidad del track de O'Connor, titulada "This Lonely Life", circula hace tiempo en los círculos de fanáticos.
El "corte musical" tuvo una suerte similar, con un número de diferentes copias de trabajo sin terminar que se negocian en el circuito pirata. Más de un hilo de conversaciones en Reddit sugiere que en las últimas dos décadas ha sido alquilada, al menos bajo cuerda, en algunos negocios de videos de segunda mano en Hollywood. Solo un puñado de amantes del cine han tenido la suficiente suerte para verla con sus propios ojos.
"Honestamente, es ese tipo de accidente de trenes", bromea el guionista Tyler Ruggeri, quien vio una copia de trabajo de dos horas y media de la versión musical gracias al circuito pirata. "Las transiciones dentro y fuera de los números musicales son extremadamente discordantes, es algo así como 'Guau, ahora están cantando, pero no sé exactamente por qué.' Simplemente están ahí. Creo que si Brooks hubiera realmente estudiado los muscales o hubiera tenido algún afecto por el género debería haber conocido la estructura bajo la cual estas cosas funcionan, pero creo que no fue así. Es la clase de película fallida que solo podía ser hecha por gente realmente talentosa, personas en el nivel de genio. No es una porquería, no es esa clase de desastre. Es la clase de cosa que solo gente muy ambiciosa y muy inteligente podría intentar sacar adelante. Simplemente lo hicieron mal."
En 1994, Brooks dijo que estaría interesado en eventualmente editar la música de la película en algún formato, y potencialmente en una puesta de Broadway. Danny De Vito también estaba interesado en presentar algo del "corte musical" en un documental sobre la realización de la película. Ninguna de las dos cosas se hizo realidad. De hecho, ha habido cero movimiento en conseguir sacar a la luz la visión original de Brooks. Ruggeri sugiere que eso es porque la versión estrenada de Dispuesto a todo disparó pocas ondas más allá de la comunidad cinematográfica. Esto puede haber pasado por su interés en nichos muy determinados y particulares del mundo de Hollywood -directores de casting, pruebas de proyección, las mujeres que trabajan en desarrollo de guión (las "Chicas-D", como se las conoce de manera despreciativa en la jerga del medio). En última instancia, a nadie le interesó más allá de los conocedores internos de la industria.
"No sé quién podría relacionarse con algo de eso en todo el panorama mainstream de Estados Unidos", analiza Ruggeri. "Creo que por eso la película nunca llegó a ser una Showgirls o Gigli, nunca fue un gran fracaso que después se convirtiera en un clásico de culto o encontrara un público que la abrazara tiempo después. Parece tener algún tipo de influencia solo en la mente de las personas que trabajan en la industria cinematográfica. Si sos productor de películas o ejecutivo de un estudio, en todo caso te sirve como ejemplo aleccionador".
De todos modos, el guionista desearía que no la mantuvieran guardada bajo siete llaves. "Yo atravesé cuatro años de la escuela de cine sin ver nunca el primer corte o la copia de trabajo de una película real", dice. "Y creo que es realmente fascinante ver fallar a personas en el nivel de Brooks. Es de algún modo empoderador, ver algo como eso, ver que se esfuerzan en sacarlo adelante pero finalmente no llega a buen término. Como experiencia educacional, o para alguien que está fascinado por el arte de hacer películas en general, creo que sería muy valioso poder tenerla a mano".
Aunque sus herederos se lanzaron a la acción para detener la transmisión de agosto, Prince podría ser la llave para que el corte musical de Dispuesto a todo sea liberado. Desde su muerte, varios álbumes enteros de canciones guardadas fueron desenterradas de la bóveda de la estrella pop, y hay cierto interés en exhumar lo que fue, en un punto en el tiempo, lo más cerca que estuvo de verse un musical de Prince por fuera de Purple Rain. Seguro, su material es cantado por el equivalente vocal de una bolsa de gatos aullantes. Pero al menos sería algo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.