El presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, no es afecto a hacer declaraciones a los medios. Sin embargo, esta semana salió a la ofensiva con un tema de alta sensibilidad político-judicial: dijo que el tribunal “dará oportunamente una respuesta adecuada a derecho” ante el per saltum presentado por los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, que se oponen a que el Senado revise sus nombramientos por el mecanismo de traslado con el cual el gobierno de Mauricio Macri los designó a dedo en cargos estratégicos en Comodoro Py. La frase fue publicada por el diario La Nación. No dice nada asombroso, pero resultó sugestiva teniendo en cuenta que el pleno de la Cámara Alta es posible que rechace esos traslados la semana que viene y los tres camaristas deberían volver a sus cargos de origen. La presión sobre el resto de los supremos se hizo más fuerte cuando Clarín tradujo la frase de Rosenkrantz en de manera contundente: “La Corte aceptará tratar el per saltum …” El tribunal, según reconstruyó este diario, tuvo una reunión por Zoom la semana pasada en la que ninguno de sus integrantes se jugó a adelantar una opinión taxativa en ese contexto e incluso hubo quienes hicieron hincapié en que los tribunales inferiores vienen dando respuestas rápidas al trío de jueces atrincherados, aunque adversas a sus intereses, por lo tanto no se justificaría una respuesta cortesana apurada.
No hay por ahora indicios de que indefectiblemente la Corte se expedirá sobre el per saltum de los jueces trasladados en su acuerdo del martes que viene, antes de que los trate el Senado. Ese recurso implica saltear instancias judiciales ante una situación de “gravedad institucional”. Los supremos están atentos a lo que pasa en la Cámara en lo Contencioso Administrativo, que ya rechazó la medida cautelar pedida por Bruglia y Bertuzzi destinada a impedir que el Senado revise sus pliegos, y le falta expedirse sobre el tema de fondo. Ese tribunal ya le corrió vista al Estado, lo que implica que el trámite avanza. Castelli también tuvo un rechazo en primera instancia a un planteo análogo. En despachos de la Corte recuerdan que hubo per saltum sin resolver por meses, o nunca. Bruglia y Bertuzzi habían sido trasladados desde el Tribunal Oral Federal 4 a la Cámara Federal de Comodoro Py; Castelli pasó de un tribunal de San Martín al Tribunal Oral Federal 7, que tiene la causa de los cuadernos. Los tres cuestionaron primero la decisión del Consejo de la Magistratura de expedirse sobre la irregularidad de sus traslados por la falta de acuerdo del Senado, luego la del Poder Ejecutivo de mandar sus designaciones a dedo para ser revisadas por la Cámara Alta, y luego que ésta los convocara a la comisión de Acuerdos, a la audiencia pública, a la que faltaron invocando sus demandas judiciales y la supuesta ilegitmidad de la revisión de sus nombramientos.
Podría decirse que Rosenkrantz fue el primero en ostentar su posible apoyo al reclamo de los camaristas y en sintonía con la oposición en el Senado, como "mensaje" a sus colegas. Quizá se vio demasiado expuesto, porque luego de publicar que la Corte admitiría el per saltum, Clarín sacó una desmentida de su propia nota: “El presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, desmintió haber dicho que el máximo tribunal aceptaría el recurso de per saltum presentado por los jueces Bertuzzi, Bruglia y Castelli, y aclaró que la Corte analiza la admisibilidad de la vía, pero todavía no se expidió sobre la cuestión”. La realidad es que las declaraciones originales lo que señalaban era una obviedad: que la Corte puede tener la última palabra, no que se va a expedir de inmediato y antes que el Senado. Igual, el mensaje ya estaba dado.
Un dato curioso, del que tal vez el presidente cortesano no se percató, es que el mismo día que arremetía con este tema en los diarios --11 de septiembre-- se cumplían dos años del derrocamiento de Ricardo Lorenzetti de la presidencia de la Corte tras 11 años de mandato, que empujaron el mismo Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti. Rosenkrantz, que había sido nombrado por Mauricio Macri, con quien tuvo y conserva gran afinidad, se votó luego a sí mismo como nuevo titular, aunque luego de un tiempo sus colegas generaron un sistema de decisiones colegiadas que lo vació de poder. El que sí debió advertir la fecha fue el desbancado Lorenzetti: casualmente el portal Infobae, donde él tiene ascendencia y es columnista frecuente, publicaba este mismo viernes una nota que se titulaba “El Poder Judicial está acéfalo en su momento de mayor debilidad”. Recordaba el golpe palaciego y señalaba la falta de conducción.
El encono entre Lorenzetti y Rosenkrantz subsiste. En la pelea por los traspasos de jueces cada uno juega sus intereses. Lorenzetti fue un gran protector de los soldados de Comodoro Py, pero en 2018 firmó las acordadas que dicen que los jueces trasladados que cambian de competencia, jurisdicción o jerarquía deben pasar por el Senado. La mayoría estuvo integrada también por Maqueda y Rosatti. Cada quien, no obstante, interpreta aquellas acordadas como quiere y no es condición que sean parte de un fallo. Con su juego habitual Lorenzetti ahora hace trascender que apoyará la apertura del per saltum que, de todos modos, ante una decisión previa del Senado podría considerarse abstracto, lo que no quita que venga otra pelea judicial. En el Gobierno no prevén una decisión cortesana adversa. En la Corte ven con claridad que hasta ahora ningún tribunal apoyó a Bruglia, Bertuzzi y Castelli y que de los diez jueces y juezas trasladados que fueron citados por el Senado a audiencia pública, sólo faltaron ellos tres. El resto validó el proceso de revisión para obtener acuerdo.