La Justicia dispuso la libertad del dueño de la empresa funeraria que había intervenido en el entierro del niño hallado mutilado y sin sus órganos el 21 de marzo en una ruta cerca de la localidad bonaerense de Miramar, mientras que continuará detenido el encargado del cementerio en el que el chico había sido inhumado. Por orden de la fiscal, se había abierto el féretro correspondiente al niño y determinado que estaba vacío, roto y que en su interior sólo había algunas prendas que habían colocado sus familiares. Ahora los investigadores intentan determinar quién profanó la tumba y por qué al niño le extrajeron sus órganos y le cortaron las manos y los pies. Por su parte, los padres del niño de dos años, Eusebio y Daisi Fernández , brindaron una entrevista en la que el hombre afirmó que “tuvimos que ayudar a hacer más profundo el pozo. Un sobrino mío que fue al entierro agarró una pala para cavar más porque el cajón sobresalía de la tierra”. “Con el pozo que hicieron en el cementerio, el cajón se notaba que sobresalía de la tierra. Le pedimos a la gente del lugar que cavara más, porque el pozo era corto y poco profundo. Nos dijeron que caváramos nosotros, pero no pensamos nada extraño, la verdad. No imaginamos nada raro”, contó la mujer, y agregó que el velatorio se realizó “a cajón abierto” durante el sábado y domingo posteriores a la muerte, y participaron cerca de cien integrantes de la comunidad boliviana del lugar.