Estuvo la heladerita para sentarse al borde del campo de juego. También el gesto adusto que lo acompaña día a día y hasta los gritos a sus dirigidos en vaya uno a saber qué idioma. Y por supuesto que estuvo el partidazo que se merecía. El debut de Marcelo Bielsa en la Premier League tuvo casi todo lo que necesitaba semejante acontecimiento. Sólo le faltó llevarse algún premio, algún puntito... Sus defensores no lo dejaron. El resultado final fue 4-3 para el local Liverpool ante el Leeds del rosarino.

El duelo entre el último campeón de la Segunda División -uno de los dos equipos de menor presupuesto del torneo- y el vigente campeón de la Premier -uno de los dos equipos de mayor presupuesto- le hizo justicia a la fama que tiene la liga inglesa de ser la mejor del mundo. Fueron siete goles, cinco de ellos en la primera parte, para el goce de los espectadores. Televisivos claro, ya que en el estadio no hubo hinchas, acorde a los tiempos pandémicos que corren.

Dos cosas quedaron bien claras en el regreso del Leeds a la máxima categoría tras 16 años de periplo por el ascenso. Primero, que el equipo de Bielsa no cede su filosofía ni ante el más complicado de los rivales. Y segundo, que es un peligro cuando ataca, pero que lo es mucho más cuando defiende. Tres goles al brasileño Alisson, uno de los mejores arqueros del mundo, fueron advertencia suficiente para próximos contendientes. Pero la inverosímil cantidad de desajustes en el fondo del Leeds hizo al Loco agarrarse la cabeza en más de una ocasión y será algo a corregir urgentemente.

El choque entre estilos protagonistas comenzó favorable para los locales, por jerarquía de sus jugadores y porque los nervios se hicieron presentes en los dirigidos por Bielsa ante tamaña citaApenas iniciado el encuentro, el Liverpool ya había llegado varias veces con peligro y, a los tres minutos, una inocente mano dentro del área del defensor alemán Robin Koch terminó en penal. El egipcio Mohamed Salah definió con frialdad y el Liverpool se puso 1-0.

Los de Klopp se fueron adelantando -aún más- en el campo de juego y, en consecuencia, dejaron espacios en defensa. Esa fue la tónica por el resto del encuentro. Leeds manejó mal la primera contra pero en la segunda, a los 11, el wing Jack Harrison se inventó una genialidad, dejó a dos en el camino y definió al palo derecho de Alisson. La sensación de goleada de Liverpool se apagaba rápidamente con el 1-1.


Si el penal de Salah le dio confianza al Liverpool; el de Harrison, lo apichonó. El equipo de Bielsa le tomó el gusto a atacar con velocidad el área rival e hizo transpirar a los de Klopp con varias estocadas que no terminaron en gol. Sin embargo, un descuido en defensa a los 20 le devolvió la ventaja al local: el neerlandés Virgil van Dijk le ganó a su marca y cabeceó con violencia y libertad un córner: 2-1.


¿El que perdió a van Dijk? Koch, quien quedó nuevamente en el ojo de la tormenta. El alemán de 24 años llegó desde Friburgo por 13 millones de euros y es uno de los grandes refuerzos que tuvo el equipo de Bielsa para está temporada, por detrás del delantero brasileño nacionalizado español Rodrigo (30 millones de euros a Valencia), que esperaba su chance desde el banco.

Claro que si la compra más cara del equipo era suplente se debía a que en la cancha estaba el goleador de Leeds de la temporada pasada: Patrick Bamford. A los 29 minutos, en el lugar y momento justos, el nueve inglés se encontró con una mala acción de van Dijk en la puerta del área, dominó y definió para el 2-2 a los 29 minutos.


Pero por algo la Premier League es considerada como la liga más atractiva del mundo. Tres minutos después, un rebote le quedó a Salah dentro del área y el egipcio sacó un zurdazo imparable: 3-2. Los errores en el fondo del equipo de Bielsa se hicieron presentes una vez más, primero por el rebote (despeje al medio del área) y segundo por la libertad con la que recibió el gran goleador africano. El Loco se agarraba la cabeza.


El arranque de la segunda parte confirmó lo sospechado en la primera. El equipo de Bielsa es un peligro cuando ataca, pero mucho más cuando defiende. El francés Meslier tuvo que revolcarse en numerosas ocasiones para que la distancia en el marcador siga siendo de un gol. A los gritos, Bielsa intentaba despertar a los suyos. Como no fue suficiente,empezó a mover las cosas desde el banco. Ingresaron el galés Tyler Roberts y el estelar Rodrigo. No pasó demasiado hasta que el galés metió una pelota en el área que encontró la aparición sorpresiva del polaco Mateusz Klich, que controló una pelota salvaje y metió un gran remate para festejar el impensado empate.


Pero se ve que les falta ruedo a los recién incorporados porque, tras los fallidos iniciales de Koch, llegó el turno de Rodrigo. El delantero cometió una infracción inexplicable a cinco minutos del final dentro del área, ¡a cinco minutos de que su equipo diera el batacazo! Salah no falló el penal, como es costumbre y sentenció el festejo de los suyos mientras la perplejidad se adueñaba del rostro del entrenador rosarino, que tuvo un debut nulo en lo material pero valioso desde lo simbólico.