Mauricio Claver-Carone, el flamante presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es conocido en Washington por ser un operador político inflexible en su etapa como lobbista contra el Gobierno de Cuba. Para justificar su llegada al BID, el hombre de 45 años aseguró que el hecho de haber nacido en Estados Unidos es precisamente una oportunidad “mágica” para profundizar los nexos del panamericanismo y que su elección permitirá que el BID sea más visible en el país que aporta mayor capital al banco.
De padre español y madre cubana, Claver-Carone nació en Miami y creció entre Madrid y Orlando, otra ciudad de Florida (Estados Unidos), y posteriormente se trasladó a Washington para cursar sus estudios de Derecho y convertirse en jurista y abogado.
En la capital estadounidense asistió a las universidades de Rollins College, donde se graduó de su licenciatura con magna cum laude; a la Universidad Católica de América, egresándose de un doctorado también con mención especial; y a la Universidad de Georgetown, centro en el que se licenció de un máster en Derecho Internacional y Comparado.
Este currículum académico le abrió las puertas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos como asesor legal sobre las leyes bancarias y operaciones de titulización y, más adelante, sobre asuntos internacionales.
El próximo paso de su carrera fue el de director ejecutivo de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo que ocupó hasta entrar en septiembre de 2018 en la administración de Donald Trump como consejero para Latinoamérica.
Su nombramiento atrajo más atención al recrudecimiento de la política estadounidense exterior hacia Cuba, después de que Trump endureciera las restricciones de comercio y viajes a la isla.
Marcado perfil político contra Cuba y Venezuela
A lo largo de sus estudios y vida laboral antes de entrar en la Casa Blanca, Claver-Carone hizo todo lo posible por mostrar su rechazo a los Gobiernos de Cuba, en primer lugar, y Venezuela, más tarde: creó el blog “Capitol Hill Cubans” y el programa de radio “De Washington para el Mundo”; escribió artículos críticos en numerosos medios, como el The New York Times o el The Wall Street Journal; y fundó el grupo de acción política US-Cuba Democracy PAC.
El objetivo de ese “lobby”, según su propio sitio web, era “promover una transición incondicional en Cuba a la democracia” y el mercado libre, mediante el lobby para oponerse a leyes que pudieran “financiar la maquinaria represiva de la dictadura cubana”.
Al llegar a la Casa Blanca en 2018, el miamense conectó rápidamente con la línea dura que promovía el entonces asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, hacia Venezuela y con su argumento de que el Gobierno cubano ayuda a mantener en el poder a Maduro.
Más influencia con la presidencia del BID
Su nuevo cargo de presidente del BID es uno de los más influyentes de la región, ya que implica tener un contacto regular con los jefes de Estado de Latinoamérica y el Caribe para manejar una cartera de unos 13.000 millones de dólares al año en préstamos y garantías.
Cabe destacar que el jurista que presionó durante años contra Cuba y Venezuela desde dentro y fuera del Gobierno de Estados Unidos se convirtió en el primer estadounidense en ser elegido para presidir el BID en sus 61 años de historia.
De esta manera, la diplomacia estadounidense suma una victoria a menos de dos meses de unas elecciones presidenciales muy reñidas en Estados Unidos en la que Trump se juega su reelección como presidente frente al demócrata Joe Biden.
En este sentido, Claver-Carone significa para la presidencia de Trump un contrapeso a la agresiva entrada de los préstamos de Pekín en América Latina. Sin embargo, el funcionario estadounidense puede enfrentar problemas en el frente interno por las divisiones partidarias en el Congreso estadounidense, encargado de aprobar los fondos destinados al banco.