El sábado, en Buenos Aires, por las complicaciones de un cáncer contra el que luchaba desde hacía tiempo, murió Fernando Suárez Paz. Tenía 79 años. Por los protocolos establecidos ante la emergencia del covid 19, tampoco el gran violinista no podrá recibir el saludo que sin dudas merecía, por parte de sus seres queridos, sus pares y una gran cantidad de admiradores.
Músico de sólida formación, Suárez Paz comenzó a tocar el violín a los cinco años y muy pronto tuvo su atril en la Orquesta Sinfónica Nacional y luego en la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, actividad que según la mejor tradición de los violinistas argentinos alternó con el trabajo en las orquesta de tango. Desde muy joven abordó y desarrolló los distintos estilos de la música ciudadana, siempre en formaciones de primer nivel, como las orquestas de Horacio Salgán, Miguel Caló, Fulvio Salamanca, Pedro Laurenz, Aníbal Troilo, Mariano Mores, Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Osvaldo Requena, Néstor Marconi, Osvaldo Berlingieri, Raul Garello, entre otras. Fue además uno de los fundadores del Sexteto Mayor, en 1973.
Ubicado por los estudiosos del tango en la “Generación intermedia”, Suárez Paz fue uno de los intérpretes más inteligentes de la lección de Elvino Vardaro, además de un partidario incondicional de Enrique Mario Francini. El fascinante control del vibrato y el manejo del arco, firme para el ritmo y sensual en el fraseo, fueron algunos de los atributos con los que se ubicó entre los violinistas más personales del tango. En 1978 un Astor Piazzolla afirmado en el mundo con su música lo convocó para integrar el Quinteto Nuevo Tango, en el que estuvo hasta su disolución en 1988. Durante esa década junto al gran bandoneonista grabó dieciocho álbumes –que todavía hoy se multiplican en infinitas recopilaciones– y recorrió el mundo tocando en importantes salas y festivales.
En 1991, al frente de una orquesta de cuerdas y con un repertorio de obras de Piazzolla, grabó su primer disco personal. Más tarde siguió difundiendo la música del bandoneonista al frente de un quinteto con el que ofreció recitales en América y Europa, además de grabar dos discos: Milonga del Ángel y Por amor a Astor. Gabriel Senanes le dedicó su Concierto en Canto Negroriano para violín y orquesta, que Suárez Paz mismo estrenó, grabó en 1995 para el sello Arcadia de New York y en 2002 tocó en el Teatro Colón junto a la Filarmónica de Buenos Aires con la dirección del mismo Senanes. Respetado y querido en Argentina, la crítica internacional lo reconoció por sus trabajos junto a vibrafonista Gary Burton y el excepcional Dúo Assad.
Con Suárez Paz se va un violinista de la más alta estirpe tanguera y un músico que supo escuchar los deseos de su época.