A pesar de que hay vigente en la Ciudad de Buenos Aires un protocolo para celebraciones religiosas y rezo individual en el contexto de la pandemia, la asociación civil Nahalat Iosef (Legado de Iosef) presentó un amparo ante la justicia porteña para ampliar esa participación y ejercer el derecho a rezar de forma colectiva durante los iamim noramim o ‘días terribles’ también conocidos como ‘Altas Fiestas’ judías que comienzan a partir del próximo viernes 18 de septiembre. La medida cautelar solicitada todavía no fue resuelta, y no trascendió si hubo más actores que se sumaron al expediente, cuyo último plazo para presentarse fue el jueves pasado.
Desde que comenzó la pandemia, la propagación del coronavirus provocó grandes cambios en la convivencia social, entre ellos, el que obligó en un principio a las congregaciones religiosas a cerrar sus puertas a los fieles, y luego seguir con las celebraciones por redes sociales y medios de comunicación para poder cumplir con el distanciamiento social que limita la transmisión del virus. En la Ciudad, desde el 22 de julio pasado hay vigente un protocolo que permite el ingreso de un máximo de 10 fieles por tanda para rezar en los templos.
No obstante, los amparistas solicitaron poder ejercer el derecho "a rezar de modo conjunto, en el marco de la comunidad religiosa que integramos, durante los iamim noramim o ‘días terribles’ . Solicitamos hacerlo con nuestras familias, en nuestra sede y con nuestra comunidad, de acuerdo con los mandamientos y ritos de nuestra religión, y conforme las normas de nuestras creencias, basadas en prescripciones milenarias de la comunidad judía y respetando las normas sanitarias que correspondan".
En la presentación que hicieron, advirtieron que el derecho a rezar de forma colectiva "se encuentra conculcado de manera arbitraria e inconstitucional por las normas vigentes relacionadas con la prevención de la pandemia provocada por el SARS CoV-2 y la omisión del Gobierno de la Ciudad en ejercer sus atribuciones constitucionales no delegadas al Gyobierno federal y/o activar las peticiones y protocolos necesarios para que el Gobierno de la Nación autorice las celebraciones religiosas y el rezo en conjunto".
Al mismo tiempo, aclararon que las fiestas en las que piden participar de forma colectiva, cumpliendo estrictos protocolos de seguridad sanitaria, no involucran música ni comida, sino "exclusivamente la realización de las plegarias y el cumplimiento de nuestros ritos tal como nuestra tradición lo manda".
Voceros de la Dirección General de Entidades y Cultos de la Ciudad dijeron a este diario que "desde el 22 de julio hay vigente un protocolo de funcionamiento para lugares de culto para llevar adelante celebraciones y rezo individual, que fue trabajado con las comunidades religiosas. Este protocolo se sumó al que ya estaba vigente para la transmision de celebraciones vía streaming".
Por otra parte, adelantaron que "se está trabajando con las comunidades de fe un protocolo, que aún no tiene fecha, para permitir la celebración con aforo y tope de acuerdo a la capacidad del templo".
Por el momento, el protocolo vigente para acceder al lugar de culto, permite: solamente un ministro de culto, un auxiliar de limpieza y un auxiliar a la entrada que limite la cantidad de fieles; se autoriza sólo un máximo de diez personas siempre que se cumpla la distancia de 1 persona cada 15 metros cuadrados en el interior del recinto; además, el lugar debe disponer de una puerta para el ingreso y otra puerta diferente para el egreso en todos los casos que sea posible y en la puerta de entrada debe haber una persona controlando el número de ingresantes y colocándoles alcohol en gel a medida que ingresan.
Las puertas del templo deben permanecer abiertas para permitir la ventilación durante las horas de funcionamiento, y en el interior, las personas deben utilizar el cubrebocas y respetar la distancia de 1 persona cada 15 metros cuadrados. No se permite el agua bendita en las fuentes, y se debe evitar el contacto personal con imágenes y con objetos. El rezo individual no puede darse en simultáneo con la grabación o transmisión de las celebraciones.