El Ministerio nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible concretó la clausura del zoológico de Luján “por los sostenidos incumplimientos en materia de la normativa vigente”, de leyes nacionales y provinciales, tal como adelantó Página/12 la semana pasada. “Jamás han cumplido con las exigencias de las normativas”, advirtió a este diario Sergio Federovisky, biólogo y secretario de Control y Monitoreo Ambiental, quien relató que "nos agredieron permanentemente y no nos dejaron ingresar a cumplir con la clausura". La empresa Reserva Zoo Luján S.R.L. tendrá que presentar un plan de reconversión, cumplir con la identificación del plantel animal y lograr la habilitación en el ámbito municipal, provincial y nacional. De lo contrario, en 10 días la clausura será definitiva. La clausura se llevó a cabo mientras se producían enfrentamientos entre los ambientalistas y empleados del zoológico.
“Hay que avanzar en la discusión de una normativa nacional para determinar qué significa un zoológico en el siglo XXI”, señaló Federovisky. El Ministerio se presentará ante la Justicia como querellante para que avance la investigación por maltrato animal. Durante la visita de las autoridades al predio, trabajadores del zoológico agredieron a activistas ambientalistas así como al vehículo de un ex trabajador de la empresa. "Vamos a agregar esta resistencia en la querella ante la Justicia, y yo personalmente voy a hacer una demanda por difamación", advirtió el funcionario y relató que "no nos dejaron ingresar a cumplir con la clausura y era verdaderamente una agresión constante".
La primera advertencia al Zoo de Luján por parte de la cartera nacional de ambiente llegó hace más de un año, cuando en julio de 2019 se cerraron celdas, jaulas y recintos donde los visitantes podían alimentar a tigres, leones, elefantes y guacamayos. El decreto que reglamenta la ley 12.238 de la Provincia de Buenos Aires, sancionada en 1997, estableció la “prohibición del contacto directo entre el público y los animales que se encuentren en los zoológicos”. Aunque se dispusieron fajas y precintos para evitar el paso, en febrero una inspección comprobó que los visitantes seguían ingresando a las jaulas de los animales. En agosto, luego del cierre por el aislamiento preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus, el Ministerio volvió a visitar el zoológico.
En la resolución dispuesta la semana pasada, el Ministerio consideró “en peligro inminente la preservación y el bienestar de la fauna del Zoológico de Luján SRL”, además de reafirmar las 600 irregularidades respecto de la normativa vigente que se descubrieron durante las inspecciones. “En el marco de una discusión más amplia respecto del vínculo con la naturaleza, la existencia de un zoológico que promueve la degradación de los animales no nos parece correcto”, afirmó el encargado del Control y Monitoreo Ambiental.
Además de las irregularidades en cuanto a la identificación de las especies, que deben tener colocado un microchip o bien identificadas de alguna manera para que las autoridades pertinentes puedan realizar el seguimiento, en las inspecciones se encontraron “diversas inconsistencias entre el plantel relevado y el plantel declarado, como así también aquellas que surgen del análisis del libro de altas y bajas de especies presentadas por el inspeccionado”. En este sentido, Federovisky explicó que “tenemos severas sospechas de que hay animales que son vendidos, trasladados o que mueren sin estar registrados”.
Motivada por denuncias y comentarios “de vecinos y de ex trabajadores del zoológico”, el 27 de agosto el Ministerio nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible realizó una nueva inspección en el predio, que llevó a la clausura y última oportunidad de la empresa para presentar el plan de reconversión. “Apuntamos a una idea de convivencia, de bienestar y rescate de la fauna y no de exhibición de animales exóticos”, señaló Federovisky y explicó que “la reconversión habla de transformar los zoológicos en otro tipo de espacios, sobre la base del bienestar animal”.