Luego de semanas de incendios que devastaron más de dos millones de hectáreas y provocaron 27 muertes en la costa oeste de Estados Unidos, observaciones satelitales revelaron concentraciones de monóxido de carbono a gran altitud que son más de 10 veces las habituales.
El instrumento AIRS (sonda infrarroja atmosférica) de la NASA, a bordo del satélite Aqua, capturó recientemente columnas de monóxido de carbono provenientes de los incendios forestales de California. Hasta este martes, se registraron un total de 28 incendios forestales importantes en todo el estado.
La serie de imágenes muestra promedios de tres días de concentraciones de monóxido de carbono alrededor de 5 kilómetros en la atmósfera entre el 6 y el 14 de septiembre.
Las áreas rojas y naranjas indican regiones con concentraciones extremadamente altas de monóxido de carbono de más de 350 partes por miles de millones por volumen (ppbv). Las concentraciones de fondo más normales de monóxido de carbono aparecen en amarillo y verde, con cantidades entre 30 y 50 ppbv.
El impacto del monóxido de carbono
Liberado por los incendios junto con el humo y las cenizas, el monóxido de carbono influye tanto en la contaminación del aire como en el cambio climático. Se trata de un gas que puede persistir en la atmósfera durante aproximadamente un mes y puede ser transportado a grandes distancias.
A la gran altitud cartografiada en estas imágenes, el monóxido de carbono tiene poco efecto sobre el aire que respiramos. Sin embargo, los vientos fuertes pueden llevarlo hacia abajo hasta donde puede afectar significativamente la calidad del aire.
El AIRS
El intenso calor de los incendios forestales elevó este gas a la atmósfera, lo que permitió la detección por el instrumento AIRS. La corriente en chorro luego sopló la columna de monóxido de carbono hacia el este a través de los Estados Unidos y sobre el Océano Atlántico.
AIRS, junto con la Unidad de Sondeo Avanzado de Microondas (AMSU), permite detectar la radiación infrarroja y de microondas emitida desde la Tierra para proporcionar una visión tridimensional del tiempo y el clima del planeta. Al trabajar en conjunto, los dos instrumentos pueden realizar observaciones simultáneas hasta la superficie de la Tierra.
A su vez, gracias a los más de 2.000 canales que posee el sistema para registrar diferentes regiones de la atmósfera, es posible crear un mapa global tridimensional de la temperatura y la humedad atmosféricas, la cantidad y altura de las nubes, las concentraciones de gases de efecto invernadero y muchos otros fenómenos atmosféricos.
Lanzados a la órbita terrestre en 2002, los instrumentos AIRS y AMSU vuelan a bordo de la nave espacial Aqua de la NASA.