A ver, chicx/e/a/os, ya sabemos que las ultraortodoxas del arte se quieren matar cuando ven estas dos palabras juntas: arte y moda. ¡Ay! ¡Atrás! ¡Vade retro! ¡Autonomía del arte! ¡Theodor W. Adorno o muerte! Y cualquier otro improperio que se le pueda asignar. Sí, bueno… puede ser herético. Pero también uno podría decir que para que sea arte la cosa tiene que instalarte una duda infinita. Y la herejía siempre terminó provocando cosas lindas. Y muchas veces, esa duda se te instala cuando ves cosas que pasan en la moda, que son un millón de veces más controversiales, peligrosas y desafiantes que mucho cuadrito de florero en el comedor que circula por ferias de arte sin decirte ni “mu”.

En ese espíritu, nosotres tenemos en nuestra querida patria una pléyade de personajes que se han montado en ese filo, entre el arte y la moda, de un modo tan sofisticado, que a veces te pone la piel de gallina y tenés que salir a cubrirla con una piel de zorro rojo, que puede ser sintética pero no puede dejar de glamourizarte hasta el gallinero. Te recuerdo que en maravilloso himno a las travas que escribiera nuestro insigne Néstor Perlongher, ya aparece el tema de lo mucho que necesita una sentirse arropada por bestias salvajes. Dice así: (miro al cielo cierro los ojos y entono) “Por qué seremos tan superficiales, tan ligeras/ encantadas de ahogarnos en las pieles/ que nos recuerdan animales pavorosos y extientos/ fogosos, gigantescos.” Ahí, qué sé yo, tenés para hacer un tratado de la relación entre arte y moda que empieza en el animal print de Susana y termina en el mundo glam degradado de De Loof.

Tanto es así, que casi te diría que tenemos nuestros “clásicos” del debate y son algunos de ellos a los que el Museo de Arte Moderno de la Ciudad esta homenajeando en estos días en su programa de intervención por todas las redes que tiene.

POP CRIOLLO

Por empezar tenemos el catálogo de la muestra de Delia Cancela, prócer y diosa de la relación arte/moda que aparece online en estos días en el Museo y que se puede recorrer completa. El libro, que es fundamental que pongas a pantalla completa y te des una panzada de alegría, viene acompañado de unos textos (de Barbero, Arroyuelo y Obeid) que son importantes no sólo para entender a la artista, sino que te permiten entender toda una época de la historia del arte en Argentina y alrededores (desde el Di Tella hasta acá), y toda esa mezcla que es el Pop criollo entre moda, arte y estilo de vida. Por supuesto que el libro tiene las obras de Cancela (se llama Delia Cancela: reina de Corazones) que se escapan del figurín para terminar en una especie de trazos que rediseñan el sistema de las artes y de la mirada. Quienes hayan leído el libro bastante pionero de Barthes, El sistema de la moda, verán hasta qué punto la obra de Cancela dialoga con los grandes pensadores de la relación entre moda, arte y producción de signos contemporáneos a su producción.

En el mismo cluster, ponele, (sí, chicas, a veces me pongo tecnológica y finola como exige la pandemia) del museo, aparecen las Chiachio&Gianone, que ya son como unos monstruos internacionales del movimiento textil y del bordado en el mundo y cuentan como fue que llegaron a la producción de Chola Cholita y Guaranita, invitados para el mismo desfile de Delia Cancela, que vendrían a ser unos chongazos a los que vistieron con cortinas de voile bordadas en su estilo que podríamos llamar queerindígena o dechado de chongo. Como quieras, ahí tenés el videíto que te muestra “casi” todo. (Aclaro que “dechados” son las pruebas o muestras que se hacen en pequeños retazos para probar el efecto de los hilos de bordado sobre un material, me explicó una de las Chiachio&Gianone, que no te puedo decir cuál de las dos, porque como vienen en tandem, me da no sé qué preguntar cuál es cuál a esta altura de la cultura; me parece como políticamente incorrecto y unfashionable, qué sé yo).

En otro orden de cosas, pero en el mismo espíritu, está colgado el video del evento de Eduardo Costa The Second Fashion Show Poetry Event (Segunda edición del desfile de moda y poesía) que es una viaje lisérgico y lleno de fantasía por la frase de Wilde: “deberíamos ser o llevar una obra de arte”. El evento une lo poético a lo portable y hace del comentario crítico de la moda un arte de la mordacidad y la locura. Cada pasada, es una combianación de tela y palabras que te incendia el cerebro y te quema la vista y cuando te estas recuperando de eso que pasó, viene otro… y así hasta el final.
Para terminar hay un diálogo entre dos diseñadores definitivos de los 90 y los 2000 que empezaron como una única empresa Trosman-Churba (Jéssica y Martín) que no sólo hablan de la influencia que han tenido del arte, sino también del modo en el que el arte era parte de su proceso de producción. Hay también un trabajo sobre la legendaria Mary Tapia, sobre la producción de memoria en el trabajo textil, en fin, un universo.
EL CLIC INFINITO

Como si fuera poco, todo este sistema viene con una serie de actividades (¡el museo inteactivo, mi amar!) en el que hacés peinados, jugás a los disfraces, o a la moda y andá vos a poner el límite, porque, bueno, yo ahora no puedo, porque tengo una reunión por ZOOM, y despué un MEET y más tarde una clase por EDMODO. En fin, cosas digitales no me faltan, y si tenés un buen streaming, ahora la masturbación se volivó Política de Estado, de modo que podés usar todo el material que te da el Museo de Arte Moderno para jugar y divertirte con les amigues. Empézá con las cortinas, que todas sabemos que han hecho los vestidos de novia intantáneos para cuanta loquilla haya habido sobre la tierra desde las que usábamos en el cuarto de lavado de casa, hasta las más finolas de terciopelo verde que nos enseñó Scarlett O ‘Hara en Lo que el viento se llevó. Y por cierto todas sabemos que en sus célebres frases hay enseñanza para siglos. Piensen por ejemplo en esta que bien podemos aplicar al presente de nuestras vidas, mientras nos dirigimos a la sección “Costuras” del Museo de Arte Moderno de la Ciudad: "No puedo pensar en eso ahora, si lo hago, me volveré loca. Pensaré en eso mañana".