“Un camino de reconstrucción para levantarnos y volver a andar”, es la primera línea que se lee en el resumen del Presupuesto 2021 que envió el Gobierno al Congreso ayer por la tarde. La frase sintetiza los ejes del modelo económico, político, social y de prioridades del Ejecutivo que conduce Alberto Fernández. Y es a la vez el producto de las charlas que el mandatario mantiene con el ministro de Economía, Martín Guzmán, desde el día cero de su gestión.

La noche del lunes fue la última, en Olivos, hasta pasadas de las 22 horas. Algunas horas antes, el ministro también visitó a la vicepresidenta, Cristina Fernández, para charlar cuestiones puntuales. Con CFK Guzmán cosechó una relación de confianza y de consulta casi permanente.

“No es un programa económico, pero mostramos el camino”, contó a Página I12 una fuente del Gabinete. En la Casa Rosada observan que la ley de leyes, además de plantear preceptos “realistas” en cuanto a los números más clásicos (inflación, crecimiento, y tipo de cambio), marca la impronta que quieren el Presidente y que comparte con Guzmán. Un país con un modelo mixto que pesa en partes iguales al mercado interno y al externo, que se apoya en la obra pública como puntal del desarrollo, que invierte en los social más que los años precedentes y que todo eso ocurre poniéndose metas fiscales ambiciosas.

Guzmán, relatan los que lo conocen desde antes de la función pública, se obsesiona con que las cuentas cierren con la gente adentro, como alguna vez mencionó el diputado Máximo Kirchner. Pero que cierren. Sirve aquí el ejemplo de la situación de las tarifas para el año próximo, dado que el Presupuesto adelanta un descongelamiento de subsidios. Naturalmente, en el Gobierno afirman que la idea es que estos recortes no opaquen las perspectivas de mejora de las familias y sector privado. 

"Impulsar la recuperación económica con un esquema de política fiscal expansiva y un Estado que cumple un rol fundamental para proteger a los sectores más vulnerables, incentivar el mercado interno y potenciar un crecimiento de la producción y de las exportaciones. Ejes esenciales para que nuestro país pueda sostener el crecimiento", fueron las palabras que el Gobierno eligió usar a la hora de sintetizar la idea antes explicada. 

Ese precepto lo repitió como un mantra en cada reunión que el titular de Hacienda mantuvo con sectores empresarios, a los que les contó que luego del arreglo de la deuda privada, vendría un esquema similar al que se ve en las cifras del Presupuesto.

Fuentes oficiales confiaron a este diario que una vez encaminada la discusión parlamentaria, se irán anunciado las famosas 64 medidas para la reactivación, dado que muchas dependen de la aprobación por su caracter de gasto público. En realidad, las que quedan por comunicar, dado que algunas destinadas a las fábricas ya se dieron a conocer vía el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en el Día de la Industria.

Confían en el Gobierno que aún en Diputados, donde el oficialismo no tiene mayoría, se podrán conseguir los votos para aprobarlo en un tiempo corto. En el Senado, el trámite será más ágil. La ley incluye una fuerte impronta de las obras de infraestructura, un factor reactivador que incluye interconsultas de necesidades con los gobernadores del interior del país. Todas en el marco de las reuniones que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, pusieron a consideración en las reuniones del Gabinete Económico.

El capítulo del Presupuesto que señala la necesidad de un ordenamiento macroeconómico es, según el ministro, relevante. En su entorno relataron que hace casi un mes Guzmán, Fernández y el titular del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, vienen charlando las medidas de dólar que se comunicaron y que intentan contener un fenómeno que se venía dando, como la sangría de dólares vía compras de ahorristas. 

Para explicarles a los propios el asunto, el ministro pone una mano sobre otra mostrando la necesidad de ensamble de la política macro y la monetaria. “Hay que aminorar la restricción externa crónica”, les contó a algunos colaboradores el funcionario. En el Gobierno saben que cuidar esa caja es el corazón de la ejecución del resto de las variables del Presupuesto. La herencia en ese tema es funesta: la salida del cepo de Alfonso Prat Gay en 2016 generó cuatro años de salida de dólares sin control. Hoy se padece.