Un equipo internacional de investigadores logró secuenciar el genoma nuclear de esqueletos antiguos de la Patagonia, un hallazgo que permitió obtener información sobre los cambios en las poblaciones en una línea temporal que abarca los últimos 6600 años. Con el liderazgo de Rodrigo Nores, del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC), se pudo reconstruir una parte de la historia evolutiva de nuestra especie, ya que el extremo austral de la Patagonia es el último espacio continental ocupado por el hombre.
Consultado sobre el desarrollo de esta investigación, Nores explicó: “Lo que se hizo fue una secuencia del genoma nuclear de la célula a partir de muestras de dientes o huesos que se pulverizaron, es decir, que se convirtieron en polvo. De ahí se hizo la extracción de ADN, al que se lo llama ADN antiguo, para luego ser leído con equipos secuenciadores que permiten obtener marcadores genéticos que están en ese genoma. A partir de cientos de datos registrados en ese proceso, se pueden realizar análisis comparativos entre las muestras más antiguas y las más modernas para evaluar la continuidad en el tiempo, eventos de migración y movimientos poblacionales, de mestizaje, ver si los distintos grupos se mezclaron entre sí, estaban aislados o hubo reemplazo de poblaciones. Todo eso se puede interpretar a través de este tipo de análisis de genomas de cientos de miles de marcadores por cada muestra”.
La investigación, nacida en 2017, brindó la posibilidad de “reconstruir la historia de los grupos humanos que habitaron Tierra del Fuego, un hecho importante no sólo para las comunidades actuales de esos grupos, sino también porque es parte de la historia de esa provincia y de la historia nacional”, destacó Nores. “Básicamente es nuestra historia –enfatizó–; gran parte de la población argentina tiene ascendencia nativa americana. Entonces conocer lo que ocurrió antes de la llegada de los colonizadores es parte de la identidad.”
Una beca del CONICET le permitió a Nores viajar a Estados Unidos para realizar el trabajo junto con investigadores de las universidades de Tennessee y Harvard. A él se sumaron otros argentinos en este proyecto internacional: Pierri Luisi (Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC), Josefina Motti (NEIPHPA-CONICET, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires), Mónica Salemme (CADIC-CONICET, Centro Austral de Investigaciones Científicas, Universidad Nacional de Tierra del Fuego), Fernando Santiago (CADIC-CONICET, Centro Austral de Investigaciones Científicas), Rodrigo Vecchi (CONICET, Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur) y Ricardo Guichón (NEIPHPA-CONICET, Facultad de Ciencias Sociales, UNICEN).
Los avances conseguidos permiten vislumbrar una apertura a más investigaciones en otras zonas del territorio argentino y con producción nacional. “Proyectamos hacer trabajos similares en otras zonas del país. También queremos aplicar este conocimiento al análisis de otras muestras, pero tratando de hacerlo acá, de generar lo nuestro”, subrayó Nores.