La última vez que Eduardo Duhalde concitó la atención pública, no quedó del todo claro si formaba parte de las evidentes operaciones de desgaste sobre el Gobierno o simplemente había sufrido "un brote psicótico", como él mismo terminó definiendo su insólito pronóstico de que no habría elecciones en la Argentina en 2021 porque sufriría antes un golpe de estado.

No conforme con el efecto logrado, ahora volvió a la carga, lo que hace suponer que lo suyo es más una contribución a las operaciones mediáticas y políticas opositoras que a la psicología. Esta vez, intentó ligar la imagen del presidente Alberto Fernández a la de Fernando de la Rúa, o a la suya propia cuando le tocó ejercer la presidencia.

“Mi impresión es que el Presidente está grogui, no contesta, como estuvo De la Rúa en un tiempo, como estuvo Duhalde cuando gobernaba”, dijo hablando de sí mismo en tercera persona.

Duhalde, quien siendo senador llegó a la Presidencia en 2002 por un acuerdo político tras la renuncia de cuatro presidentes en menos de dos semanas, consideró que Fernández podría ser víctima de “los problemas e impactos psíquicos que tiene un presidente” cuando administra una crisis.

“En un momento no contestan. Son tantos los problemas e impactos psíquicos que tiene un presidente, que llega un momento en que, bueno, tiene que buscar ayuda”, dijo durante una entrevista por Radio Rivadavia, en la que calificó a su análisis como “la explicación más benigna” que él haría sobre el jefe de Estado.

Es la segunda vez que Duhalde analiza la política en términos de diagnóstico psicológico. La vez anterior fue cuando anunció que “la Argentina puede tener un golpe de Estado” y luego, ante las críticas de casi todo el arco político democrático, salió a pedir disculpas con un análisis médico: “Yo no estoy exento de tener esos temas psicóticos, a mí me puede pasar. No me reconozco diciendo lo que dije. No es un brote psicótico, es un instante, es un desenganche de la realidad. Es como un flash”.

Las nuevas declaraciones del ex gobernador contra el presidente Alberto Fernández también se dirigieron al Frente de Todos. Dijo que se trata de “un Gobierno que no entiende y que no sabe que la gobernanza en crisis es absolutamente distinta a una gobernanza en tiempos normales o cuasi normales. No lo ha entendido nunca, por eso arranca con 22 ministerios”.

Además, puso en duda la experiencia de Fernández, quien como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner fue parte clave de esa gestión. “Él no estuvo en el poder. Estar en el poder es otra cosa. Él fue acompañante. El poder es toma de decisiones, manejar eso como tema central”, rezó Duhalde.

En su opinión, el gobierno actual está “dispersando energías atendiendo 10 temas a la vez, sin arreglar ninguno”. Al respecto, citó como ejemplo su gestión como presidente tras la crisis de 2001. “Cuando asumimos, decidimos solo tres objetivos básicos” y “de los demás, como tierra, corrupción y adicciones, ni siquiera me acordé”.

De paso también criticó al Gobierno por tener a sus funcionarios “ocupados con temas del pasado”, lo cual “es un absurdo, una tontera y una locura”. “El pasado es inmodificable”, dijo y aconsejó que a los dirigentes “habría que prohibirles hablar del pasado”.

La profecía/amenaza de Duhalde

Cuando Duhalde realizó su primera irrupción de "golpismo psicótico", se desató un extenso debate sobre el sentido de sus palabras. En ese momento, Luis Bruschtein realizó en Página/12 un interesante aporte:

"El sentido de lo que dijo el expresidente es una profecía-advertencia de que si Alberto Fernández impulsa políticas como la llamada reforma judicial, la declaración de las comunicaciones como servicio público, o el aporte extraordinario de las grandes fortunas, pasará esa doble desgracia (suspensión de elecciones y golpe de estado).

Eduardo Duhalde rechaza esas medidas del gobierno por lo que, además de profecía y advertencia, sus palabras asumen también un sentido de invitación y hasta de conformidad con que sucedan esas tragedias.

La profecía duhaldista es también manifestación pública del deseo de muchos, empezando por los que se reunen a protestar en el obelisco. El núcleo duro macrista piensa así: no acepta que perdió las elecciones y cree que el gobierno no puede llevar adelante el mandato de los que lo votaron, sino que debe subordinarse al mandato de los que votaron en contra y perdieron. Es el consenso del que habla Duhalde: nada que no concuerde con lo que quiere la oposición se debe hacer."