Cuando a mediados de los 60, Andy Warhol convirtió una simple sopa de tomate en perdurable ícono pop, la propia compañía –exultante con la involuntaria campaña de marketing– agradeció al artista con una nota que, además de felicitar la obra, adjuntaba curiosa muestra de gratitud. “Admiramos su trabajo y, en miras de que le gusta nuestro producto, nos tomamos la libertad de enviarle un par de cajas de Campbell Soup”, firmaba un tal William P. Mac Farland, de la mentada compañía, acaso anoticiado de que Andy gustaba beberlas a la hora del almuerzo y, al parecer, habría repetido líquido menú durante casi dos décadas. Pues, para madres y padres que quieran introducir a sus purretes en las bondades del Pop Art (o en su defecto, de la afamada sopa), hoy existe lúdica versión en vinilo y plush, menos nutritiva y aún menos perecedera. Que permuta, valga la aclaración, rojo brebaje por juguetito sorpresa. Gracia de la compañía norteamericana Kidrobot –con base en Colorado, especializada en chiches arty, desarrollados con asistencia de diseñadores, ilustradores, artistas callejeros–, se trata de la Andy Warhol Campbell’s Soup Can Series, limitada colección creada en colaboración con la Warhol Foundation, que presenta 16 latitas (15 dólares cada una) con temática sorpresa en su interior: mini objetos de diseño inspirados en elementos emblemáticos de la vida y obra del artista (desde una petite réplica de su cámara Bolex, retratos de Marilyn Monroe u otra lata Campbell, hasta la banana de la Velvet o un figurín del canoso señor). “Recolectá todo el set y vos también podrás ganar tus 15 minutos de fama”, arenga la web oficial.
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