Marcelo Gallardo lo anticipó en la semana: "No vamos a ir a entregarnos a San Pablo". Y así fue. Sin complejos, sin dejarse intimidar por una inaudita inactividad de 190 días, sin sentirse nunca menos y sintiéndose varias veces más, River sacó del desolado estadio Morumbí mucho más que un empate 2 a 2. Emitió también un mensaje contundente para sus hinchas y sus rivales en la Copa Libertadores. El equipo está vivo e intacto. Podrá jugar mejor o peor los partidos que le queden. Pero nadie se lo va a llevar por delante en un grupo copero peleado, parejo y en el que todo está por resolverse.
Tal vez en los 20 minutos finales del partido, se verificaron los primeros signos de fatiga. Por lo demás, el equipo de Gallardo le cambió pelota por pelota a un San Pablo que viene activo desde junio con el torneo estadual paulista y que ya ha disputado once fechas del campeonato brasileño. Y que no pudo remarcar las diferencias que se presuponían a su favor en cuanto a ritmo de juego, condición atlética y manejo de la pelota. Con caracter y con fútbol, también con algunos altibajos individuales, River dominó durante largos ratos. Y hasta pudo haber ganado el partido si no hubiera sufrido el infortunio de haberse marcado dos goles en contra (Enzo Pérez en el primer tiempo y Fabricio Angileri en el segundo).
Más allá del resultado, Gallardo puede sacarle lustre a otra medalla: el cordobés Julian Alvarez justificó largamente su inclusión. El técnico dudó en la previa en armar una línea de cinco para soltar más a Montiel y Angileri por los costados y atacar sólo con Matías Suárez y Borré en el ataque. O en plantar un 4-3-3 infrecuente colocando en el ataque a Alvarez por la derecha, a Suárez por la izquierda y a Borré por el medio. Al final se decantó por esto último. Y le dió resultado.
Alvarez le sirvió a Borré el gol del empate en el primer tiempo y en el segundo, anotó el 2-1 con un derechazo alto y fuerte tras una pelota que Martínez Quarta peleó y ganó en el área de San Pablo. Además, tuvo un recorrido amplio, bajando hasta la mitad de la cancha cuando los brasileños tenían la pelota. Alvarez apareció como un centrodelantero que arrancaba desde atrás y llegaba y que también podia hacer jugar a sus compañeros. Ahora, volcado sobre la derecha, será titular y costará que le quiten el puesto si sigue jugando así.
Martínez Quarta, seguro y firme en los anticipos y con presencia en el área de enfrente, fue la mejor figura de River. Y Angileri disimuló muy bien la ausencia de Milton Casco, afectado por la covid-19. Fernández y De la Cruz estuvieron irregulares en el medio y no se lo vio cómodo a Matías Suárez abierto sobre la izquierda. Pero fueron detalles. Lo importante es que River volvió como si nada. No se le notó que estuvo medio año parado. Y seguirá siendo protagonista. No hay virus que pueda pararlo.
Síntesis del partido
2 SAN PABLO: Tiago Volpi; Igor Vinicius, Diego, Leo, Reinaldo; Tché Tché, Gabriel Sara, Hernanes, Igor Gomes; Vitor Bueno, Pablo. DT: Diniz.
2 RIVER PLATE: Armani; Montiel, Martínez Quarta, Pinola, Angileri; Julián Alvarez, E. Perez, I. Fernández, De la Cruz; Suárez, Borré. DT: Gallardo.
Estadio: Morumbí (Brasil). Arbitro: Esteban Ostojich (Uruguay).
Goles: 9m E. Pérez (RP) en contra, 18m Borré (RP); 80 J. Alvarez (RP), 82 Angileri (RP) en contra.
Cambios: 60m Carrascal por Suárez (RP), 77m Brener por Pablo (SP), 83m Boia por Bueno (SP), 83m Toro por Sara (SP), 87m Ponzio por I. Fernández (RP), 90m S. Sosa por E. Pérez (RP).