Lorena Vega se prepara para volver a pisar un escenario y hacer lo que ama. Las circunstancias son extraordinarias y la sensación es ambigua, pero la conclusión es: "recontra vale la pena hacerlo para ver qué pasa". No hubo ensayos para la función virtual de Yo, Encarnación Ezcurra, en la que actúa ella sola, acompañada por un grupo de músicos. La última "normal" fue hace seis meses. Vega --que aquí pone el cuerpo a la primera dama del rosismo-- lleva días repasando el texto en su terraza. "El vecindario tiene una función aparte. A esta altura ya no sé qué les parece", expresa entre risas. Además está dirigiendo, bajo estricto protocolo, los ensayos de Civilización, de Mariano Saba, ganadora de un concurso del Teatro Cervantes.

"El virus pone en jaque algo central de nuestra idiosincracia. El encuentro, el compartir, el mate, el baile, el beso. Nuestra comunidad es recontra corporal", define la actriz y directora. Le cambian "el cuerpo y la bocha" al imaginar la situación de volver a actuar.

Yo, Encarnación Ezcurra, de Cristina Escofet y con dirección de Andrés Bazzalo, realizará una función online este viernes a las 21 desde El Picadero, la última sala donde estuvo antes del avance de la pandemia. Con música de Martín Miconi, Agustín Flores Muñoz, Victoria Tolosa y Malena Zuelgaray, el espectáculo reivindica el legado de una mujer maltratada por la historia, poniendo en escena los últimos momentos de su vida. El relato está construido en función de las cartas que le mandaba a Rosas, que reflejan "el pulso, la mirada, cómo pisaba y se paraba Encarnación en esa época".

Por otro lado, Civilización es una de las 21 obras cortas que resultó seleccionada dentro del concurso Nuestro Teatro, del Teatro Nacional Cervantes. Se realizarán en formato audiovisual. Sobre este estreno, Vega adelanta: "Ocurre en el contexto de fines de 1700, principios de 1800, con el incendio de La Ranchería, el primer teatro argentino. Es en clave de comedia. En esa época había viruela. Relata toda una peripecia bastante análoga a lo que está pasando ahora. Hay una peste y el teatro está en extinción". Actúan Julieta Brito, Andrea Nusembaum, María Inés Sancerni, Mariano Sayaveedra y Gonzalo Urtizberea.

Sobre la situación de la comunidad teatral, opina: "Todo el sector está movilizado. La situación se agudiza. Creo que hay que declarar la emergencia cultural. Un sector muy grande de gente no está pudiendo trabajar hace muchos meses. Esta es una oportunidad para poner en valor y organizar lo informal de nuestro trabajo". Ella es integrante de la agrupación Profesores Independientes de Teatro (PIT), flamante y muy activa en estos tiempos, que ahora debate la posibilidad de hacer actividades al aire libre.

-¿Cómo te preparás para hacer Yo, Encarnación Ezcurra vía streaming?

-Había hechoTodo lo que está a mi lado, de Fernando Rubio. Lo que esa experiencia tiene en común con esta es que el hecho de que haya gente conectada del otro lado. Pero en aquél caso podían habilitar la cámara al final y nos mirábamos. En esta oportunidad no voy a tener ningún contacto. Son experiencias distintas pero ese viaje me dio una pauta de cómo es actuar en la modalidad online. Lo de Rubio duraba diez, quince minutos, esto es la obra completa. Una hora. Y no voy a actuar desde mi casa. Con otras circuntancias vamos a hacer el ritual previo: me voy a trasladar, voy a estar en el camarín, ir al escenario, nos vamos a juntar. 

-¿Y qué emociones te produce volver a hacer el ritual con estas modificaciones?

-Es contradictorio. No sé qué me va a pasar. Lo imagino y me dan ganas de llorar. A la vez me parece que hay que motorizar que ese espacio siga vivo. El teatro es una actividad que necesitamos y queremos en muchos sentidos. Es una actividad artística, un trabajo y un derecho. De ejercer nuestro trabajo y de acceso a la cultura. No es lo mismo que nuestra identidad se manifieste a través de nuestras expresiones que no. Adhiero a las medidas por cuestión sanitaria y pienso que hay que seguir cuidándose. A la vez todos los sectores laborales necesitaron empezar a ponerse en acción y nosotros también. Me parece polémico que sea en el momento de más contagios, pero es bajo un protocolo muy estricto. Pasaron muchos meses sin trabajar. Estamos en esa tensión. Estoy entusiasmada, a favor de hacerlo. Yo, Encarnación... habla de la sociedad que somos. Seguimos teniendo el mismo tipo de antinomias y problemas, falta de encuentro y comprensión interna, por intereses básicamente económicos. El material nombra todo esto que nos pasa.

-¿En qué sentido?

-Tenemos una sociedad dividida, que discute desde lugares muy distintos. Hay personas como Encarnación, con mucha sensibilidad por las clases populares. Ella se encontraba con un entramado que hacía muy complejo ir para adelante con eso. Hay un punto en común con la actualidad. La pasión que encarna su persona en la obra está desarrollada por la relación amorosa con Rosas, pero también en sus ideales en términos de sociedad y en lo que pone en práctica desde lo político. Tenemos referentes en la actualidad que trabajan muchísimo en pos de los más necesitades y de las clases populares, y eso es siempre criticado y obstaculizado. Hay discusiones sobre cómo repartir lo que tenemos. También la obra nombra lo que nos pasa desde el punto de vista de la perspectiva de género: Encarnación iba para adelante con un montón de iniciativas, decisiones, fuerza, claridad. Y era bastante ninguneada por eso. El mismo Rosas en un momento la hace a un lado. 

-¿Cómo va a ser la filmación? ¿Cámara fija?

-Va a haber tres cámaras. El estreno fue en el Teatro del Pueblo. Toda la obra se armó partiendo el texto en tres frentes. Se va a adaptar bien. Vamos con todo como si fuese una función. Va a estar el cuerpo de trabajo de la obra: el director, la iluminadora... son importantes para renovar la captura de atención a cada movimiento. Por supuesto que tengo en cuenta que va a haber gente viéndola.... puede haber gente muy atenta y otra que se va a levantar a buscar un vaso de agua o interrumpida por su celular. Tomo eso en cuenta. Es parte. Así y todo va a estar bien. Leí algo que escribió (Luis) Pescetti sobre sus streamings. Me vino muy bien. Detalla todo el recorrido, con el esceptisimo que empezó. Con el transcurso de las funciones empezó a detectar que algo sucedía. La experiencia anterior me dejó esa huella. Hay gente que logra hacer el viaje, enganchar, irse de la realidad, transitar por una emoción. Incluso tiene la necesidad de agradecerte. Recontra vale la pena hacerlo para ver qué pasa. Confiar en lo que pase es mucho mejor que que no exista. No estoy segura de la eficacia que tendrá, pero en sí mismo hacerlo es un placer. Me cambia el cuerpo, la bocha. 

-¿Qué podés adelantar de Civilización?

-Son dos soldados españoles perdidos en medio de la pampa. Tiene una estructura de la Cenicienta. Dos hermanas de clase alta tienen una medio hermana mestiza. El personaje de Andrea quiso prender fuego el teatro con la mestiza adentro para que muera, por negrita no la quieren dentro de la familia. La mestiza zafa y las persigue por toda la pampa. Se va a filmar en la María Guerrero. Estamos ensayando en la sala más grande de ensayo. Cumple con la cantidad de metros para los dos metros de distancia.

-¿Y cómo encarás la dirección?

-El texto me pide que resuelva escénicamente con trucos el tema del contacto. Tenemos que estar con barbijo. El teatro nos dio máscaras transparentes. Volvemos cansados y cansadas de la garganta, porque hablás más fuerte detrás del barbijo y la pantalla. Y en los momentos más álgidos, cuando hay que levantar la intensidad, sino tenés todo eso salivás, escupís... hay que mantener los dos metros porque si no, lógicamente, el cuerpo empieza a emanar sus cuestiones. La actuación tiene mucho de eso. Toda esa protección fue necesaria. Hay una posibilidad interesante para generar contenidos documentados, como registro de un caudal de calidad artística. Es la incorporación que nos queda, así como nos queda el Zoom.