La Internacional Progresista (IP) –que se lanzó en mayo de este año con la misión de unir, organizar y movilizar a las fuerzas progresistas en un frente común para frenar el avance de la derecha en el mundo— celebrará su primera cumbre mundial del 18 al 20 de septiembre para afrontar el dilema central de nuestro tiempo: “Internacionalismo o Extinción”. Esta cumbre virtual tendrá conferencias magistrales de Yanis Varoufakis, Naomi Klein y Noam Chomsky (en traducción simultánea a través del canal de Youtube de la IP), además de un debate fundamental para la región: “Lawfare y la lucha por la democracia en América Latina”, coorganizado por Whipalas por el Mundo, en el que participarán Alicia Castro, integrante del Consejo de la IP, y los candidatos presidenciales Luis Arce (Bolivia), Andrés Arauz (Ecuador) y Gustavo Petro (Colombia). “Es imprescindible debatir a nivel global un repertorio de alternativas posibles, reunir la fuerza para presentarlas y exigir soluciones políticas. La pregunta es: ¿Quién paga la cuenta de la pandemia? La única respuesta posible es que paguen más lo que más tienen; es un imperativo ético”, plantea Castro a Página/12.
Misión histórica
“La Internacional Progresista se lanza en un momento único de la historia de la humanidad, con una confluencia de crisis de extraordinaria gravedad. La historia futura, de hecho el destino de la especie, estará determinada por la forma en que nos enfrentemos a ella. Los medios están a mano. No hay tiempo que perder. La misión de la Internacional es verdaderamente histórica”, escribió Chomsky, miembro del Consejo de la IP junto al expresidente de Ecuador Rafael Correa; el ex candidato presidencial del Partido de los Trabajadores Fernando Haddad; el ex vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el ex canciller brasileño Celso Amorim; la actual ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta; la primera ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir; los actores John Cusak (Estados Unidos) y Gael García Bernal (México), el filósofo croata Srećko Horvat, el político y activista chileno Giorgio Jackson y la escritora india Arundhati Roy, entre otros. En la IP Argentina, además de Castro y Gómez Alcorta, participan la socióloga Alcira Argumedo, los filósofos Ricardo Forster y Jorge Alemán, las periodistas María Seoane, Fernando Buen Abad, Cynthia García, Tema Luzzani y Marco Teruggi, la actriz Cecilia Roth, el embajador argentino ante la OEA, Carlos Raimundi; Roberto Pianelli (titular de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (Metrodelegados) y Víctor Santa María, presidente del Grupo Octubre, entre otros.
La primera cumbre mundial de la Internacional Progresista comenzará este viernes a las 11 hora argentina con la conferencia magistral del economista griego Yanis Varoufakis, ¿Qué viene después del capitalismo?, seguida de una mesa redonda con Vijay Prashad (India), Ece Temelkuran (Turquía) y Nick Estes (ciudadano de la Lower Brule Sioux Tribe). Los años de reparación es el título de la conferencia que dará Naomi Klein (13 horas), seguida de una mesa redonda con Katrín Jakobsdóttir (Islandia), Tasneem Essop (Sudáfrica), Vanessa Nakate (Uganda) y Aruna Roy (India). La conferencia de Noam Chomsky será sobre Internacionalismo o Extinción (a las 15 horas), seguida de una mesa redonda con Nanjala Nyabola (Kenia), Cornel West (Estados Unidos) y John McDonnell (Reino Unido). El plato fuerte para la región llegará a las 17 horas con “Lawfare y la lucha por la democracia en América Latina”, con Alicia Castro, Luis Arce (Bolivia), Andrés Arauz (Ecuador) y Gustavo Petro (Colombia).
María Seoane celebra la posibilidad de que dirigentes progresistas del mundo comiencen a debatir sobre el futuro de la humanidad. “Las sociedades están atravesadas no solo por la pandemia de coronavirus sino por la pandemia de la concentración de la riqueza que ha lastimado el tejido mismo de la humanidad. No existe mundo posible sin igualdad, sin que las potencias mundiales cedan a los grandes capitales, que solo les interesa la ganancia concentrada de unos pocos”, dice la escritora y periodista. “La humanidad atraviesa dos pandemias: la pandemia del coronavirus y la pandemia del neoliberalismo brutal, que trae muerte, desolación y desigualdad. Necesitamos comprometernos para pensar un mundo mejor”.
Peligro de extinción
El sociólogo argentino Juan Pablo Olsson es coordinador general para América Latina de la Internacional Progresista. “Las derechas globales están impulsando proyectos de represión, de flexibilización laboral y empobrecimiento de las mayorías, con recortes en el derecho al acceso a la salud, entre otros derechos. Estamos en un dilema, por eso Chomsky lo llama ‘internacionalismo o extinción’. Nos enfrentamos a un escenario inédito, ante el cual se conjugan diversas crisis muy profundas, entre las cuales Chomsky señala la crisis climática y ambiental como una de las más preocupantes”, precisa Olsson. “No se está revirtiendo el avance de la explotación de combustibles fósiles, que era uno de los puntos del Acuerdo de París. Hay un retroceso muy grande con la presidencia de Donald Trump, la negación del calentamiento global y la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. Hay una gran preocupación por los procesos de deforestación en todo el mundo a través de incendios que nos vienen alarmando: vimos cómo se prendieron fuego 2,5 millones de hectáreas en un mes en la Amazonía, el principal pulmón del planeta –aclara Olsson-. Hay informes que indican que hubo una pérdida del 30 por ciento de la biodiversidad del planeta en los últimos cuarenta años”.
Alicia Castro, exembajadora de Venezuela y el Reino Unido, subraya la oportunidad de generar una gran conversación. “Estamos viviendo en medio de una tercera guerra mundial, donde proliferan el caos y la violencia. En este contexto ha florecido un gran debate entre pensadores, filósofos y cientistas políticos; pero este debate tiene que permear y orientar a la política –afirma Castro-. Podemos distinguir dos grandes tendencias, que se pueden resumir en las posiciones del filósofo esloveno (Slavoj) Zizek, que augura que la pandemia le dará un golpe ‘a lo Kill Bill’ al capitalismo y habrá una reinvención del comunismo basado en la confianza, la solidaridad y la ciencia; y la del surcoreano Byung-Chul Han, que advierte que tras la pandemia el capitalismo continuará con más pujanza porque el virus nos aísla y no genera sentimientos colectivos, y traerá aparejado un mayor control de los estados y restricciones a las libertades individuales. Dentro de este dilema pienso como (Antonio) Gramsci con el optimismo de la voluntad y con el pesimismo de la razón; pero a medida que pasan los meses y se profundiza esta tragedia humanitaria, soy cada vez más pesimista porque no veo que se estén tomando medidas de fondo. Yo espero que salgamos de esta pandemia siendo más radicales”.
La justicia fiscal
Algunos de las cuestiones principales del presente estaban en la agenda de los partidos progresistas y de izquierda hace unos años, como la reducción de la jornada laboral para generar más empleo; el salario básico universal; un régimen impositivo donde paguen más los que más tienen; la tasa Tobin, que implica un impuesto a las transacciones financieras. “Latinoamérica es la región más desigual del mundo”, recuerda Castro. “Durante la pandemia ha surgido un nuevo mil millonario --en mil millones de dólares— cada dos semanas, mientras millones de personas que eran de clase media caen en la pobreza y los más pobres en la miseria. Es imprescindible poner un impuesto permanente y progresivo a las grandes fortunas; hay que recuperar una idea de tiempos de guerra, un impuesto a las ganancias extraordinarias por efecto de la pandemia en sectores como el comercio virtual, el sector tecnológico y el sector farmacéutico. Hay que pensar un impuesto a la actividad digital, que ya ocupa el 40 por ciento del Producto Interno Bruto regional; hay que acabar con los paraísos fiscales y los paquetes de rescate público tienen que estar condicionados y no se pueden dar a empresas que operen en paraísos fiscales, tengan deudas impositivas o repartan beneficiones entre sus accionistas”, propone Castro y agrega: “La pandemia ha descorrido el velo y nos muestra con toda crudeza dos cuestiones: el fracaso del actual sistema económico y la violencia de la desigualdad”.
--¿Por qué cuesta concretar el impuesto a las grandes fortunas?
--Las encuestas demuestran que el 70 por ciento de los argentinos está a favor de un impuesto a las grandes fortunas. Este es un momento para hacer grandes gestos de justicia social y grandes gestos de justicia fiscal; sin justicia fiscal no hay justicia social. En Argentina, lamentablemente, hay un empresariado de rapiña; a las grandes empresas, a las grandes corporaciones que se han beneficiado con la estatización de la deuda durante la dictadura militar, como por ejemplo la empresa Socma de (Mauricio) Macri, entre otras, les parece normal que sea el pueblo el que asuma los impuestos por las deudas que ellos no pagan; es parte de una cultura de un empresariado prebendario. Esa cultura hay que cambiarla con decisión política.
Democracias en riesgo
Castro confirma que habrá mucho para conversar sobre cómo prevenir “los golpes blandos” que se ejecutaron en América Latina. “En Brasil se dio un golpe parlamentario a Dilma Rousseff, que había sido votada por 54 millones de personas, y luego la práctica del ‘Lawfare’, la manipulación del sistema judicial con fines partidarios, que encarceló a Lula da Silva sin pruebas en su contra. Lula hoy hubiera sido sin duda el presidente de Brasil en lugar del energúmeno de (Jair) Bolsonaro. El gobierno de Bolsonaro está acompañando al secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, a la frontera con Venezuela en un verdadero acto de hostilidad en nuestra región y que significa que Estados Unidos vuelve a mirar a nuestro continente como su patio trasero”, reflexiona Castro y alerta sobre una matriz que se está aplicando en la región a través de las proscripciones electorales a Evo Morales y Rafael Correa. “La democracia está en riesgo en América Latina; estos golpes son financiados y organizados por los Estados Unidos, como han sido todos los golpes en la región. Tenemos que ver cómo evitar estos golpes y cómo podemos recuperar la unidad latinoamericana”.
Para Castro es fundamental debatir una política de articulación de medios de comunicación comunitarios. “En América Latina existen bases militares y bases comunicacionales. Los medios de prensa comerciales han tenido una gran influencia en la persecución a los gobiernos populares. Hay que organizarse para contrarrestar la violencia con la que los medios de comunicación imponen la mentira”. Hay un ejemplo que refuerza la importancia de este debate. “Cuando estamos nadando en un mar de noticias falsas, Julian Assange, el creador de WikiLeaks que reveló a través de sus cables los crímenes de guerra de los Estados Unidos, está encerrado en una cárcel de alta seguridad y está siendo juzgado para extraditarlo a Estados Unidos, donde lo quieren condenar a 175 años de prisión por habernos revelado la verdad. Esta es la gran injusticia de este momento, que resume el papel de la prensa y lo que el complejo industrial militar y el poder esperan de los periodistas: una total sumisión a sus intereses. Como dice Assange, si la guerra utiliza mentiras, la paz necesita de la verdad”, concluye Castro.