La oportunidades "históricas", para las mujeres, suelen llegar ante la onda expansiva de los movimientos en los que ellas mismas luchan contra la desigualdad o en situaciones excepcionales. El fútbol no suele escapar a esa lógica, y así pareció demostrarlo este jueves en el que los cinco equipos argentinos volvieron a participar de la Copa Libertadores. ¿Por qué? Porque las árbitras asistentes argentinas Mariana De Almeida y Daiana Milone entraron en los libros de historia como las dos primeras mujeres en actuar como juezas de línea en la máxima competición continental, luego de que quedara inhabilitada la cuaterna brasileña por estar en su totalidad contagiada de coronavirus, que era la que se iba a encargar del partido entre Racing y Nacional de Montevideo.

El árbitro principal Anderson Daronco, sus dos asistentes Fabricio Vilarinho y Rafael Alves, así como el cuarto árbitro, Bruno Arleu, dieron positivo y por lo tanto esto obligó a un intercambio de jueces con el partido entre Defensa y Justicia y Delfín, de Ecuador. Como esto no resultó suficiente para cubrir las dos cuaternas, se decidió incorporar a De Almeida en el partido de Racing y a Milone en el de Defensa y Justicia.

De esta manera, se resolvió que el chileno Roberto Tobar sería el árbitro principal en Florencio Varela, tal como estaba previsto, acompañado por su compatriota Claudio Ríos y Daiana Milone como asistentes, y el argentino Nicolás Lamolina como cuarto árbitro. Mientras que en el partido de Avellaneda, se dispuso al chileno Cristian Garay como árbitro principal, quien dejó su lugar como cuarto en el cotejo de Defensa y Justicia, con la asistencia de su compatriota Christian Schiemann y Mariana de Almeida, y el argentino Fernando Echenique como cuarto árbitro.

De esta manera, De Almeida hizo historia a las 17 en Avellaneda como la primera mujer en ser jueza de línea de un partido de Copa Libertadores. Dos horas más tarde fue la hora de Milone, en Florencio Varela, de seguirla. Dos argentinas empezaron a marcar el rumbo en el arbitraje sudamericano. Y lo más importante: la excepcionalidad ya sentó un precedente que invitará a seguir convocándolas para cumplir su labor en los campos de juego de toda Sudamérica.