Las percepciones y la forma de pensar las tendencias del mundo se alteraron en unos pocos meses. Las distintas disciplinas que pretenden explicar el comportamiento de las sociedades necesitaron reordenar sus ideas con el estallido de la pandemia.

Las lecturas de los economistas -como ocurre en cada una de las crisis mundiales- buscan adaptarse para intentar interpretar cómo reaccionarán los mercados una vez superado el coronavirus. La tarea es compleja pero algunas dinámicas son evidentes.

Las consecuencias de la crisis sanitaria no son iguales para todos los países. Entre las dos potencias mundiales es sencillo entenderlo. China este año crecerá 4 por ciento. Estados Unidos caerá 4 por ciento. Las bondades de la planificación muestran un claro ganador. La idolatría del individualismo muestra un claro perdedor.

Las secuelas tampoco pueden ser iguales en países desarrollados y emergentes. Las regiones como la Zona Euro registran una nueva ola de contagios junto a una fuerte caída de la actividad pero tienen condiciones sanitarias y capital suficiente para garantizar la recuperación. La contracara son las regiones como Latinoamérica con una infraestructura de salud limitada y un número impactante de la población viviendo en condiciones de pobreza.

La realidad para estos países será compleja en los próximos años. En 2020 la Argentina caerá 11 por ciento, México, 10 y Brasil, 6. En 2021 el rebote será a medias tintas: el crecimiento será del 5, 4 y 3 por ciento, respectivamente. Estas estimaciones de la consultora española Focus Economics muestran una parte del problema.

La principal conclusión es que Latinoamérica cuenta cada vez con menos recursos para mejorar las condiciones de bienestar de la población. El problema excede los pronósticos.

Cooperación internacional

La posibilidad de revertir esta situación no puede llegar por respuestas individuales de los países y grandes ideas de sus hacedores de política económica. En algunos casos puede permitir una mejora puntual pero no un cambio de tendencia estructural. La lectura es que el mundo necesita repensar su estrategia de cooperación internacional. Esta idea que hace pocos meses estaba en un segundo plano en la agenda de debate global ahora empieza a ser un leit motiv.

El investigador sudafricano Ian Goldin fue uno de los que mejor explicó la necesidad de una respuesta colectiva y cooperativa: “la devastación causada por el coronavirus nos obliga a redoblar los esfuerzos para crear un mundo más justo e inclusivo”. El profesor de la universidad de Oxford no dijo estas palabras en un seminario de algún centro educativo de Inglaterra. Lo planteo en el artículo central de la revista de septiembre de Finanzas y Desarrollo del Fondo Monetario Internacional.

El investigador mencionó que deberían hacer las sociedades frente a las amenazas que exacerban la desigualdad, la pobreza y el cambio climático. “La cooperación internacional es vital entre los gobiernos pero también en la sociedad civil, las empresas y los profesionales”.

Criticó la falta de coherencia y coordinación global con la que se elaboran los presupuestos de los gobiernos nacionales. “En el mundo se asigna en promedio 6 por ciento de gastos a las fuerzas militares, pero menos de una centésima parte de esa cifra a prevenir pandemias, que entrañan para la población una amenaza mucho mayor que la guerra” .

Planteó que construir un futuro resiliente y sostenible exige que países y comunidades  actúen en forma colectiva desde el nivel personal hasta el mundial. “Los problemas interconectados de nuestro tiempo se prestan a soluciones interconectadas. Debemos usar esta crisis para construir lazos nuevos y más sólidos, en nuestras comunidades, en nuestros países y en el mundo”, aseguró.

Salida colectiva

La idea de impulsar una salida colectiva a la crisis global empieza a ser debatida por otros referentes del establishment financiero internacional. La semana pasada uno de los que la expuso fue el asesor jefe de PIMCO Mohamed El Erian. “El desafío ahora es actuar juntos para poder transformar un período de profunda adversidad en uno de bienestar compartido para nosotros y para las generaciones futuras”.

El ex presidente del consejo de desarrollo global de Obama aseguró que “la pandemia ha durado mucho más de lo que muchos esperaban y sigue dejando tragedia y destrucción a su paso. No se trata de descartar la gravedad del impacto y la incertidumbre que viene enfrentando la mayoría de la población mundial, sino de aprovechar al máximo nuestra respuesta colectiva”.