Los inmigrantes hispanoparlantes en Nueva York han logrado, con esfuerzo y obstinación, que existan cientos de departamentos de español en las universidades. Inquietos y atrevidos, pronto comprendieron que hay muchas maneras de poner la palabra en circulación para luchar contra la xenofobia y el racismo del presidente estadounidense Donald Trump. Editar libros en español es una forma de resistencia para Chatos inhumanos, nueva editorial neoyorquina creada por cinco escritores y editores –los peruanos Ulises Gonzales y Jorge Gárate, las españolas Sara Cordón y Leire Leguina y el colombiano Luis Henao–, que acaba de lanzar su primer título: Pasajes, de la rosarina Mariana Graciano. “Aunque hay una tradición de editoriales en español en Nueva York, la oferta todavía es reducida. Chatos Inhumanos se presenta como una alternativa: aprovecha las ventajas de la ciudad para proyectarse hacia el resto del país, Latinoamérica y España. Además, pone énfasis en la promoción de sus autores y les ofrece la traducción al inglés y la difusión en el mercado anglo”, cuenta el editor, escritor y profesor Ulises Gonzales.
Gonzales (Lima, 1972), que vive en Nueva York desde 2000, es profesor a tiempo completo de cine y periodismo en Lehman College y fundador y director de la revista Los Bárbaros, una plataforma para la ficción en castellano que desde 2014 aglutina a escritores y poetas que residen en Nueva York o tienen vínculos creativos con esa ciudad. Antes trabajó estacionando automóviles en el club de golf más antiguo de Estados Unidos, mientras terminaba un bachillerato en periodismo multilingüe, la maestría en literatura inglesa y un doctorado en Literatura Hispánicas. “Muchos escritores hispanos vinieron a estudiar o a trabajar y se han quedado en Nueva York. Son escritores cuyo progreso artístico transcurre lejos de sus países de origen. En muchos casos, como en el de Mariana Graciano, la convivencia del inglés con el castellano les deja una marca en el idioma. Vivir aquí es una experiencia transformativa para un escritor hispanoparlante, ya venga de Buenos Aires o de Madrid. Ese factor crea un lazo común entre la comunidad de escritores. Aquí en Nueva York, por fin, hay una comunidad que crece y que conversa”, plantea Gonzales a PáginaI12.
Sara Cordón (Madrid, 1983), que vive en Nueva York desde hace cuatro años, llegó en 2012 para hacer un máster en Escritura Creativa en la New York University, se quedó después haciendo el doctorado y da clases de español en la universidad de Lehman College. Además de Pasajes de Graciano, Chatos inhumanos publicará Burp, un libro de Mercedes Cebrián formado por crónicas, historietas y reflexiones acerca de nuestra relación con la comida. “El libro estará ilustrado por la propia Mercedes, que se está revelando como una tremenda dibujante –anticipa Cordón–. Para finales de año, estamos preparando una antología con textos breves –relatos, poemas y alguna dramaturgia– de autores hispanoparlantes que viven o rondan por los Estados Unidos. Esta antología estará muy relacionada con la revista Los Bárbaros. Durante tres años, Ulises ha estado publicando textos de autores hispanos que han tenido alguna experiencia con este país. Esta revista ha recopilado las escrituras hispanas que circulan por aquí, derribando jerarquías culturales. En Los Bárbaros comparten espacio autores muy reconocidos como Antonio Muñoz Molina, Lina Meruane, Juan Villoro, Martín Caparrós, Eduardo Halfon o Yuri Herrera con autores emergentes interesantísimos como Gabriela Constantin-Dureci, Mayte López, Almudena Vidorreta, Antonio Díaz Oliva, Carolina Tobar, Lena Retamoso, Isabel Díaz Alanís o la propia Mariana Graciano”. En cuanto a la política idiomática de la edición, los tres libros de Chatos inhumanos serán publicados en español e inglés.
Pasajes, de Graciano, es “el libro perfecto para empezar una editorial de escritores en español que se define desde su posición neoyorquina”, dice Gonzales. “El inglés y el español conviven en Pasajes como dos entidades vivas que se complementan, se nutren y se destruyen al mismo tiempo. Graciano no se cuida de contaminar el castellano con las expresiones anglófilas, más bien entiende que esa criatura que nace de la convivencia es su idioma: ni castellano ni inglés puro. El factor del alejamiento de nuestra cultura es una marca en su obra y la de muchos escritores inmigrantes”, explica el editor. “Esta intervención editorial obviamente tiene una carga política importante. No somos defensores del español como quiere entenderlo la Academia Española o el Instituto Cervantes: somos más bien las víctimas voluntarias de un proceso de metamorfosis del idioma, en el que nos hemos sumergido, conscientes de las posibilidades y de los peligros”, advierte Gonzales.
“El nombre de la editorial es el resultado de un arranque de Ulises”, cuenta Cordón. “Llevábamos meses diciendo que queríamos montar una editorial, puras fantasías, y un día, saliendo café en mano de la biblioteca, entre las mil cosas que llevaba un rato explicando, dijo que nos podríamos llamar Chatos Inhumanos –recuerda la escritora y editora–. Nos pareció un nombre divertido y que, al igual que Los Bárbaros, representa el estereotipo ‘molesto’ con el que los hispanos podríamos ser vistos en Estados Unidos: somos cada vez más, menos altos que la media, vamos por ahí hablando una lengua rara… Los cinco socios le dimos varias vueltas a esto del nombre porque le encontramos algunas pegas, especialmente la de que fuera poco inteligible para el mercado angloparlante. Finalmente decidimos seguir con nuestro chatismo y nuestra inhumanidad por delante y ver qué pasaba”. ¿Cómo viven las políticas que está adoptando Trump para expulsar inmigrantes? “Publicar a autores hispanoparlantes en Nueva York, es un aporte al movimiento de resistencia general contra la xenofobia de un sector del electorado y de muchos entre quienes apoyan al presidente Trump –subraya Gonzales–. Publicar a narradores que escriben en español, traducirlos al inglés y promocionarlos desde la base neoyorquina difunde un mensaje: este idioma es parte del panorama cultural del país. A los hispanos se nos pretende ubicar como una amenaza, pero más bien somos un organismo vivo que aporta mucho al proceso transformativo de la cultura norteamericana, que luego se proyecta al mundo. Desde los tiempos de Martí hemos sido parte integral de la cultura de esta ciudad”.