Desde Santa Fe
El 1º de octubre el juez Marcelo Bailaque convocó a indagatoria a un policía de Drogas Peligrosas que el Tribunal Oral de Santa Fe ordenó investigar en el juicio que condenó a Hugo Tognoli y a su ex operador de confianza, José Luis Baella. Se trata del oficial Marcelo Roberto Cocco, a quien el fiscal federal Walter Rodríguez imputó el mismo cargo por el que fueron sentenciados sus ex jefes en 2015: supuesto “encubrimiento agravado” a un vendedor de sustancias ilegales Daniel “Tuerto” Mendoza, el tercer condenado en ese proceso. Al profundizar la investigación desde aquel mandato de los jueces José María Escobar Cello, María María Ivón Vella y Luciano Lauría, el fiscal Rodríguez concluyó que el “accionar” de Cocco “resulta inescindible” de la “empresa delictiva” y el “pacto de silencio e impunidad” que operaban Tognoli y Baella para proteger a Mendoza.
El Tribunal Oral de Santa Fe condenó a Tognoli a seis años de prisión y a Baella a cinco años, en octubre de 2015, por “encubrimiento agravado” a Mendoza y “coacciones” a su denunciante Norma Castaño, entre otros delitos. Mendoza recibió seis años y medio. Las penas de los policías quedaron en suspenso hasta que el fallo quedara firme: la Cámara Federal de Casación lo confirmó en octubre de 2018 y la Corte Suprema de la Nación en setiembre de 2019. Tognoli licuó su condena con el tiempo que estuvo detenido en otra causa en Rosario en la que salió sobreseído, así que en diciembre de 2019 logró la libertad condicional. Baella está alojado en la cárcel de Coronda.
En 2015, un hecho probado en el juicio –y confirmado por Casación y la Corte- es un encuentro un sábado a la noche, el 3 de marzo de 2012, entre Baella y Mendoza, en la casa del narco, en Colastiné. La cita secreta fue documentada por dos investigadores de Asuntos Internos que estaban en alerta por una denuncia anónima.
Baella se movilizó hasta Colastiné en un auto oficial: un Corsa champagne con vidrios polarizados que retiró de Drogas Peligrosas junto con Cocco, a las 21. Era el móvil 3648. En la zona donde vivía Mendoza circuló a baja velocidad y las luces apagadas. Entre las 21.40 y las 21.45, –según la sentencia del Tribunal- Mendoza salió de su casa y ascendió al vehículo, que dio una vuelta y lo volvió a traer a las 22. Allí, los pesquisas vieron la patente del Chevrolet: HER 858.
El fiscal Rodríguez investigó también los teléfonos y descubrió un intercambio de mensajes entre Baella y Tognoli después del encuentro en Colastiné: alrededor de las 23, el ex jefe de Policía respondió con un ‘ok’.
En el juicio de 2015, los investigadores de Asuntos Internos relataron esa visita a Mendoza y uno de ellos dijo que conocía el Corsa champagne porque era el que “habitualmente usaba Baella”.
Cocco también declaró ante los jueces Escobar Cello, Vella y Lauría, pero como testigo y bajo juramento. Admitió que ese sábado 3 de marzo de 2012, él conducía el Corsa pero “en ningún momento detuvieron la marcha ni subió persona alguna al móvil en el que se desplazaban por la zona de la costa con Baella”. El Tribunal ordenó investigarlo.
El 30 de abril, el fiscal Rodríguez imputó a Cocco y pidió su indagatoria, pero el juez Bailaque recién la ordenó para el 1º de octubre. Rodríguez mandó también una copia de su dictamen al ministro de Seguridad Marcelo Sain para informarle que investigaba al policía y adoptara las medidas “administrativas-disciplinarias que correspondan”.
El fiscal dijo que esa declaración de Cocco en el juicio –el 21 de setiembre de 2015-, era el “escenario propicio” para que justificara su “comportamiento”. “Por el contrario, el accionar de Cocco ante los jueces del Tribunal demostró su consagración a una empresa delictiva” que incluyó “pactos de silencio e impunidad” y “resulta inescindible” de las “conductas” de Tognoli y Baella para encubrir a Mendoza.
Rodríguez valoró otra de las pruebas de la causa. El testimonio de la pareja de Mendoza acerca de las visitas que recibía en su casa de Colastiné. “Los policías ingresaban y mantenían reuniones con él” y otras veces “lo citaban para encontrarse en diferentes lugares” de Santa Fe en “horario nocturno”. Los visitantes llegaban en “camionetas oficiales” o en “vehículos particulares” y uno de los que identificó fue el “Corsa color champagne”.