"La primavera viene mal herida", fue el insistente título de tapa de Rosario/12. Los versos escritos por Rafael Ielpi cobran dramática vigencia en estos días. No solo por la pandemia y su acechanza sobre el robusto sistema de salud de Rosario, sino sobre la convivencia ciudadana, en la que sectores medios y acomodados han protagonizado las mayores inconductas que provocaron los contagios masivos. 

Los mandatarios miden sus dichos pensando en un contexto amplio que no excluye los cálculos electorales. No es el caso de los equipos de salud, que no solo ven "en vivo" la muerte sino que desarrollan una lógica implacable que explica los rostros a la hora de los anuncios -que parecen insuficientes en cuanto a limitar la circulación- y que aún así continúan desarrollando sus tareas silenciosas y sostenidas. 

Lo mismo ocurre con otras áreas que por ejemplo deben lidiar con los conflictos sindicales, con demandas razonables y con ofertas en consonancia que deberían postergar las medidas de fuerza, al menos acatando las conciliaciones del Ministerio de Trabajo, justo ahora que se necesitan controles, inspecciones y presencia del Estado. 

Ningún médico ni enfermero dejó de hacer lo que tenía que hacer aun percibiendo salarios impropios por las tareas que desarrollan, irreemplazables y de alto riesgo.

En la nota central de esta edición, Javkin hace eje en la ocupación de "camas críticas". Y es sin duda el principal elemento a tener en cuenta. En las reuniones de las ultimas horas, el intendente era propenso a flexibilizar algunas de las restricciones, atento a lo que ocurre en la ciudad, y con algunos sectores --reducidos, por cierto, pero estentóreos -- que se muestran desafiantes. 

 "La salud no se negocia", dice en la nota aludida, pero lo que sí se puede "negociar" es la asistencia a sectores postergados, algunos que permanecen inactivos desde hace seis meses, a través de subsidios, aportes, créditos a tasa cero y otras variables. Si es un problema de plata, se arregla con plata. Fuera de eso, no son ni los barrios alejados del centro, ni las poblaciones vulneradas quienes protagonizan las inconductas que ponen en riesgo la salud de todos. Hay un componente ideológico -no solo comercial y/o laboral- en buena parte de quienes organizan y participan de las protestas. 

Eso, por las razones expuestas al comienzo de estas líneas, prefieren no mencionarlo quienes toman las decisiones, pero es parte importante para entender lo que sucede. Desde ya que los trabajadores --especialmente gastronómicos, salones de fiestas, jardines de infantes, para citar algunos ejemplos-- tienen razón y derecho. Son esos mismos conceptos los que guían las decisiones anunciadas el viernes y las que se tomarán en el futuro.

 

En definitiva, se trata de hacer lo que se debe, antes de lo que conviene.