A un día de cumplir 22 años, el esloveno Tadej Pogacar completó este domingo el trámite que significaba el ingreso a los Campos Elíseos y celebró así su triunfo en el Tour de Francia, tras la magnífica demostración que había hecho el sábado en la contrarreloj. De esa manera, el ciclista del equipo UAE Emirates se convirtió en el segundo ganador más joven de la historia del Tour y dejó por detrás a su compatriota Primoz Roglic y al australiano Richie Porte.
Como en cada edición, la última etapa es simbólica para la definición de la carrera, que queda resuelta el sábado tras la contrarreloj. Después de tres semanas de competencia, el ingreso a París es un paseo para los ciclistas de punta, que ya no atacan ni buscan mejorar sus posiciones. No obstante, sí se desarrolla un sprint que determina al ganador de la última etapa, que este domingo fue el irlandés Sam Bennett, por delante del danés Mads Pedersen y al eslovaco Peter Sagan.
En su debut en la carrera, Pogacar entró en el libro de oro del Tour de Francia al plantar la primera bandera de su país en lo más alto del podio de París, siendo el segundo más joven de la historia en vestirse de amarillo. Hay que remontarse hasta 1904 para encontrar al francés Henri Cornet, que estaba por cumplir 20 años cuando ganó la tradicional competencia.
Además de la tradicional camiseta amarilla, el nuevo fenómeno del pelotón mundial festejó otros dos maillots que entrega la competencia: el de puntos rojos, que premia al rey de la montaña, y el blanco, reservado para el mejor joven. Es el mismo logro que consiguió el gigante belga Eddy Merckx en 1969.
Pogacar sentenció la carrera en la contrarreloj del sábado, cuando le sacó un minuto y 56 segundos a Roglic, con lo que le descontó la diferencia de casi un minuto que le llevaba su compatriota y tomó 59 segundos en la clasificación general definitiva. Así se dio a conocer frente al gran público del mundo, que está ante un fenómeno que puede marcar una época.
Su lema vital es "nunca dejes de intentarlo, nunca te rindas". Es el mensaje que parpadea en su página web y no es ninguna mentira. Su exhibición del sábado no es casualidad: es su manera de entender la competición.
También su logo lo define: la imagen de la cabeza de un lobo con sus iniciales. Según explicó Pogacar, ese animal simboliza sus virtudes deportivas: la ambición de ser el mejor, un luchador implacable y un buen miembro del equipo.
Además, ya se convirtió en un héroe nacional. En Eslovenia el ciclismo cuenta con mucha tradición, pero nunca había contado una figura de primer nivel hasta ahora, cuando presume de dos estrellas mundiales como Roglic y Pogacar, a los que apodaron "Rog&Pog" y los que, pese a la tensión competitiva, son amigos. Los dos lograron un 1-2 de un mismo país que no se daba desde hace 36 años en la mítica competencia francesa.
Así se subió al gran presente deportivo de la pequeña exrepública yugoslava, que a pesar de una población que apenas supera los dos millones de habitantes, cuenta con deportistas de talla mundial como las estrellas de la NBA Luka Doncic y Goran Dragic, el arquero del Atlético Madrid Jan Oblak, o los esquiadores Peter Prevc y Tina Maze.