Las contradicciones de la derecha boliviana quedaron expuestas tras el anuncio de la presidenta de facto Jeanine Áñez de que bajaba su candidatura a la presidencia. “Si no nos unimos, vuelve Morales", dijo Áñez en su discurso del jueves pasado. También pidió apoyar a un “candidato de la unidad” al que no le puso nombre y apellido. Las últimas encuestas muestran que Luis Arce, el candidato de Evo Morales, podría imponerse en la primera vuelta. En segundo lugar aparece el expresidente Carlos Mesa y detrás el santacruceño Luis Fernando Camacho. Para el politólogo Jorge Ritcher ninguno de los dos estaría dispuesto a abandonar la lucha electoral. “Mirando las encuestas, lo más útil para la derecha sería la renuncia de Camacho. Sin embargo el contexto post golpe le abrió la posiblidad de volver a posicionarse como líder en Santa Cruz”, sostuvo Ritcher.
La derrota de Áñez
El factor desencadenante para que Áñez retire su candidatura fueron los resultados de la encuesta realizada por la Fundación Jubileo. En ella fueron consultados más de 16 mil personas de áreas urbanas y rurales de todo el país. Los datos arrojaron que, sin contar los votos nulos, en blanco y ni a los indecisos, Arce se impone por un 40,3 por ciento, en tanto que Mesa obtiene un 26,2 por ciento. En el tercer lugar aparece Camacho con 14,4 por ciento. Para ganar en primera vuelta el candidato debe sumar más la mitad más uno de los votos, o llegar al 40 por ciento y tener una diferencia de más del 10 por ciento sobre el segundo. El escenario que arroja la encuesta para las elecciones del 18 de octubre prefiguran esta última posibilidad.
El sociólogo Juan Carlos Pinto señaló que detrás de estos sondeos hay grupos de presión que buscan forzar una alianza antimasista. “La oposición está dividida pero existe un think tank que los instruye para tomar medidas como la de Áñez. La encuesta de Jubileo ocupó ese rol. Estos sectores ya habían arreglado que el que tenía mayor intención de voto sería el que se presente, pero no lo cumplieron. Están más divididos que nunca”, sostuvo el analista boliviano. En esta línea Ritcher señala que la salida de Áñez muestra el fracaso de la fracción que se había cortado por la suya al posicionarla como candidata. “Los sectores más conservadores de Bolivia generaron el golpe del año pasado. El grupo de Áñez, al que yo llamo ´noviembrismo´, generó una ruptura en esta fracción para implementar su propio proyecto político”, señaló el politólogo.
Las limitaciones de este sector quedaron expuestas en agosto, cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) quiso prorrogar la elección sin pasar por el Congreso, como sí lo había hecho las veces anteriores. Ante esta situación los sectores del masismo, con la Central Obrera Boliviana a la cabeza, se volcaron a las calles pidiendo que se respete la fecha pautada para septiembre. “Áñez no pudo sacar a las Fuerzas Armadas ni a la policía para combatir los bloqueos. El resultado fue que el TSE y el gobierno tuvieron que promulgar una ley en la Asamblea para dejar fija la fecha del 18 de octubre. La movilización popular selló el fracaso del 'noviembrismo´”, sostuvo Ritcher.
Mesa VS Camacho
Ante este panorama el interrogante es si Mesa o Camacho se sumarán al llamado de Áñez para impedir la victoria del masismo. Respecto a Mesa, que encabeza la lista del frente Comunidad Ciudadana, el politólogo y docente Marcelo Arequipa señaló que históricamente rehúsa hacer alianzas. “Creo que se va a mantener en esta suerte de inacción que lo llevó al segundo lugar en las elecciones del año pasado. Además se está en juego su prestigio, un elemento característico de cierta aristocracia boliviana. Mesa es señalado por su tibieza y eso le pesa. Bajarse lo haría quedar muy mal frente a su clase social más cercana”, sostuvo el docente de la Universidad Católica (UC).
Durante el golpe de octubre Camacho ocupó un lugar central que le permitió recuperar capital político en su pago. Santa Cruz tiene un peso electoral importante ya que es la ciudad más poblada de Bolivia con 2,3 millones de habitantes. Para Ritcher, Camacho no va a dejar pasar la posibilidad de cimentar ese poder en este departamento. “El año pasado no hubo un liderazgo en Santa Cruz. Ahora aparece Camacho con una cantidad de votos que le da un protagonismo fuerte y definitorio. Hay que recordar que en esta elección también se votan diputados y senadores. Si Camacho baja su candidatura va a perder esa representación en el Congreso, vital para seguir construyendo su proyecto a futuro. Sin embargo su capital político no logra trascender la zona de Santa Cruz”, sostuvo el politólogo. Desde su punto de vista, ante esta polarización, el principal afectado con la salida de la presidenta interina es Mesa. “Áñez tenía su mayor caudal de votos en Beni, de donde es oriunda, y Santa Cruz, donde Mesa tiene muy poca llegada, por lo que esos votos deberían volcarse hacia Camacho. En occidente, donde Mesa también recoge apoyo, Áñez casi no lograba hacer pie. En la medida en que se polarice la lucha de la derecha por ese segundo lugar, creo que ninguno de los dos va conseguir porcentajes mayores a 25 por ciento”, sostuvo Ritcher.
La estrategia del MAS
El mapa electoral de Bolivia muestra una fractura entre occidente, donde Arce lidera las encuestas, y oriente divido entre Mesa y Camacho. Sin embargo, el expresidente también logra ubicarse cerca del candidato del MAS en las regiones occidentales de Oruro y Tarija. Para el politólogo Arequipa la exclusión de Morales de la elección puede terminar siendo favorable a la candidatura de Arce. “El hecho de que Evo deje de estar en el foco de la atención pública y que el MAS demuestre que pude existir sin él es importante. De esta forma logran atacar la idea de que se trataba de un proyecto personalista”, indicó el docente de la UC. Además señaló que la estrategia de Arce, centrando su campaña en aspectos económicos, apunta al voto de la clase media, históricamente refractario a MAS. “A diferencia del año pasado hoy no veo que la gente esté coreando ´Bolivia dijo no´, en rechazo a Morales. La crisis que trajo la pandemia puso el factor económico en la agenda. Eso está lejos de expresar una victoria segura para el MAS. Sin embargo abre la posibilidad de que el discurso de Arce le llegue a una clase media que espera respuestas a sus problemas económicos”, sostuvo Arequipa.