Raina tiene 9 años, se angustia y le duele la panza. Vomita. Un compañero de escuela también. Y pronto, sin saber muy bien cómo, todas las tensiones de su vida pasan por el estómago. La sola mención de la palabra “vómito” la llevan al borde del ataque de pánico. Coraje es la historia de cómo Raina Telgemeier superó (o más bien aprendió a manejar) ese miedo con el que le tocó convivir. Una novela gráfica para niños y jóvenes de particular sensibilidad y empatía y que hace evidente el motivo por el que la autora norteamericana no sólo es furor en ventas en Estados Unidos, sino también por qué cuenta con la admiración de la crítica de su país y se gana cuanto premio se le cruza.
En lo formal, Coraje es engañosamente sencillo. Como si hubiera sido dibujado sin esfuerzo: línea clara, colores con apenas las sombras justas para dar un poco de volumen, viñetas limpias. Pero detrás de esa máscara hay una narrativa cuidada al milímetro, una composición de página impecable y sin estridencias. Una lectura atenta revela que, por ejemplo, la protagonista casi siempre mira hacia la derecha, como si estuviera ansiosa de lo que está por venir o sucederle. Y cuando mira hacia atrás, es para confrontar o aferrarse a lo que está dejando. La elección termina funcionando no sólo en el nivel formal más básico (de empujar la lectura hacia adelante), sino también en lo simbólico, vinculado al tema central del libro. Los dibujos, por otro lado, son suficientemente detallados como para sentir a los personajes en un mundo con carnadura, pero no tanto como para hacer evidentes las diferencias con los posibles mundos de sus lectores: es fácil identificarse con la protagonista o cualquiera de sus amigas, aún si uno no es –ni fue- una niña de entre nueve y once años. Que además gran parte de las tribulaciones de la protagonista pasen por la panza asegura la presencia fuerte de la comida como un elemento más del relato, que no sólo trae drama, sino también permiite acercarse a la joven protagonista (porque quién no temería probar repollo picante fermentado). Además, en la historia y las dudas de la Raina-niña aparece la menarca, algo que también le genera incertidumbre. Si la empatía es uno de los rasgos vinculares que se reclaman hoy para las relaciones sociales de todo tipo, lo de Telgemeier es un gran aporte en ese sentido.
Que además Coraje sea una novela gráfica básicamente autobiográfica le suma una capa extra de sentido al trabajo publicado por Editorial Común (la de Liniers), porque esa experiencia genuina y de primera mano de la autora se nota. Hay un retrato muy honesto, que no culpabiliza ni es condescendiente con la protagonista ni con las potenciales infancias (y no tanto) lectoras del libro, que busca quitar peso, pero tampoco la exime de responsabilidad en su propio bienestar. Coraje se puede leer en diálogo junto a Hermanas, Drama o Sonríe (aún inéditos en el país) entre otros relatos para la misma franja etárea. Pero, sobre todo, Coraje es una gran lectura que, ansiedad o no, puede dar pistas para la vida. Y no sólo de los niños.
Lanzamientos
Cotillón (Jazmín Varela / Maten al mensajero)
Varela es una de las voces más interesantes de la historieta emergente argentina. Después de Guerra de soda, donde apelaba a recuerdos de infancia, en Cotillón la autora rosarina cuenta una noche de fiesta veraniega juvenil y alucinógenos. Y lo hace, profundizando su estilo, sin un solo globo de diálogo, pero con mucha expresividad en el dibujo y un estilo gráfico devenido de las artes plásticas (con las que dialoga desde el texto de contratapa, que oficia de texto curatorial).
Megaman Roto (Fernando Calvi / Buen Gusto Ediciones)
Calvi ofrece una deconstrucción de la narrativa superhéroica. No una particularmente crítica (al contrario, es también una declaración de amor al género de los encapotados), pero sí muy observadora de sus mecánicas narrativas fundamentales. En lo formal, Calvi usa el color como explosiones y exhibe adrede el artificio. Referencias y homenajes se cruzan con colores explosivos y personajes que quieren escapar de la página para comprender su propia historia junto al lector.
A veces me pasa (Mariana Ruiz Johnson y Nicolás Schuff / LocoRabia)
Después de un tiempo de furor, la corriente del humor gráfico “de climas” o “sin remate humorístico” parece haber cedido paso a otras movidas. De modo que lo de Ruiz Johnson y Schuff puede entenderse como un canto del cisne o una síntesis del aprendizaje de una generación. Desde un planteo muy sencillo (didascalias con una frase y un dibujo de animales antropomorfizados), la dupla construye un modo de atravesar las dificultades de la cotidianeidad con la cabeza (más o menos) entera.
Juan Sáenz Valiente – el cómic (Juan Sáenz Valiente / Historieteca)
Es difícil pensar la obra de Sáenz Valiente desde la guarrada, pero es justamente lo que el dibujante propone en estas páginas. Un salto sorprendente para un libro, ya que antes reservaba estos trabajos a sus fanzines y web. Acá propone un tono autobiográfico (que se intuye más un recurso gramatical que una referencia genuina) recorre con insistencia su torpeza como galán, sus masturbaciones y disfunciones eréctiles, entre otras cosas sencillas del día a día, como los reclamos maternos.
Viñetas
Pura web
La retahila de suspensiones de encuentros locales aletargó a gran parte del mercado. Aunque las ferias editoriales no volverán hay, al menos, perspectivas por delante. Las más resonante es la novedad que anunció en sus redes sociales Argentina ComicCon. La convención, una de las más concurridas por los fans de la cultura pop, anunció que del 13 al 15 de noviembre realizará una nueva edición aunque, dadas las circunstancias, será online. La organización aún no anunció cronograma de actividades, ni lista de “invitados”, pero sí algo que hará muy felices a sus fans más devotos: será gratuita. En el otro espectro estético de la disciplina, la rosarina Crack Bang Boom anunció que este año los Premios Carlos Trillo tendrán su ceremonia online. La entrega de los galardones, que celebran la producción editorial local, tuvo que postergarse por el regreso de Rosario a la fase 1 de la cuarentena, pero según pudo saber Página/12, los organizadores aguardan una nueva apertura para poder transmitir la premiación.
Batman para todos
La editorial OvniPress, actualmente licenciataria del material de DC Comics en la Argentina, anunció la realización del “Batman Day” en el país. En rigor no se tratará de un único día, sino de tres, y hará hincapié en la relación del sello con las comiquerías, donde se podrá conseguir con descuento el lanzamiento de El regreso del caballero oscuro: el niño prodigio (Dark knight returns: golden child, por Frank Miller y el brasileño Raphael Grampá), con dos versiones de portada, incluyendo la conocida –y polémica- de Batman con una bomba molotov en la mano. Es una edición “de lujo” con múltiples extras, incluyendo una serie de cartas coleccionables del hombre murciélago, sus adláteres y archivillanos que, además, serán distintas según de qué comiquería y región del país se trate. Además, algunas tiendas intentarán atraer a sus clientes con bonos extra. Meridiana Comics o Crumb Comics, por ejemplo, ofrecerán prints –una de sus principales estrategias de fidelización de clientes-. Fans Choice, en tanto, ofrece un checklist para coleccionar las cartas, además de sobres con cartas sorpresa extra.