Una colonia de flamencos atraviesa el cielo lila grisáceo sobre la ciudad a oscuras. Una chica enfundada en un traje espacial camina por un camino-cornisa mientras la acechan seres listos para devorarla. Una flor descansa sobre una hoja bajo la mirada atenta de un ave: “tranquila, yo te cuido”. La galería de imágenes transmite mensajes de apoyo, cuidado, esperanza. Se trata de una campaña que busca visibilizar la situación de niños, niñas y adolescentes sin cuidados parentales en Argentina en el marco de la crisis sanitaria. Como sintetiza la ilustración de Rep, la premisa básica es “aislamiento social sí, jóvenes solos no”.
“La pandemia puso en evidencia que son un grupo particularmente vulnerable y expuesto ya que viven en Hogares convivenciales con mayor riesgo de contagio y con déficit de recursos para un cuidado de calidad y quienes deben egresar lo hacen con poca preparación para enfrentar la vida autónoma”, contó Julia Horschovski, parte del Equipo de Comunicación de la Asociación Civil Doncel (doncel.org.ar) que impulsó la campaña. Doncel trabaja hace quince años con niños, niñas, adolescentes y jóvenes que fueron separados de sus familias por razones de violencia o abuso, y ahora viven en Hogares, u otras instituciones de cuidado. El trabajo principal de la organización es acompañarlos en el egreso, en el armado de una vida posible más allá del hogar.
“Los flamencos son una especie cuya necesidad de socializar con sus pares es vital (por eso en cautiverio siempre se los coloca en grupos de varios individuos). Esto me hizo pensar en la importancia del programa de egreso, y el acompañamiento mutuo en este contexto de aislamiento social”, cuenta la ilustradora Alejandra De Falco en el texto que acompaña su imagen. “Me gustó a su vez la simbología de su nombre, el que tiene origen en la palabra latina flama o llama, algo que considero que todos llevamos en nuestro interior y merecemos ver brillar por nosotros y por los demás”, dice.
En el país hay alrededor de 10.000 jóvenes viviendo en Hogares Convivenciales, Familias de Abrigo u otro tipo de instituciones de cuidado, informó la organización. Los motivos más comunes de ingreso al sistema de protección del Estado corresponden al maltrato y a la violencia (44%) . Cerca del 45% del total tienen entre 13 y 17 años y posee poca preparación para el egreso de la institución. El 49% reside en Provincia de Buenos Aires y CABA, mientras que un 25% lo hace en el Noreste y Noroeste argentino. Estos últimos son los más vulnerables, dada la escasa inversión respecto de programas provinciales de apoyo y acompañamiento. Las principales dificultades en tiempos de covid son “la falta de acceso al servicio de salud y salud mental, graves dificultades para la continuidad educativa, dificultades para mantener conexión con el ámbito familiar y de referentes, escasez de RR.HH. en las instituciones, falta de protocolos de acción frente a la covid, el riesgo del aislamiento con personas que pueden llegar a violentarles, y la falta de herramientas para denunciarlo”, apuntó Horschovski.
Por eso la ong contactó a ilustradores que ayudaron a difundir el tema a través del arte; y con sus aportes creó una galería de imágenes que cuenta con dibujos de Miguel Repiso (REP), Soledad Otero, Isol Misenta, Carolina Altavilla, Laila Ekboir, Pablo Elias, Joaquín Silva, Gabi Salem, Nana Gonzalez, Eva Raman, Alejandra Lagos, Valeria Ravecca, Alejandra De Falco y Salaiix.
Joaquín Silva hizo la ilustración de la chica vestida con un traje espacial. “Cuando me comentaron sobre la campaña, me vino a la cabeza como es salir de la adolescencia hacia un futuro de pura ilusión, sueños y esa sensación de que el mundo es tuyo en contraste con la cruda realidad que le toca vivir a cada uno. Tuve la suerte de tener amigos que la tenían bastante jodida pero siempre estaban alegres, con proyectos, sueños y ganas de perseguirlos a pesar de no tener los recursos y la contención familiar que te levanta cuando todo sale mal. Y me quedé con esa idea: ser siempre optimista aunque el camino que te toque sea horrible”, relata. Sus intenciones fueron mostrar eso: una niña vestida con traje de astronauta porque tiene sus sueños en las estrellas y los pies descalzos en un camino muy peligroso.
Silva spoilea el futuro que les espera a la chica: “llega a un camino más amplio donde consigue su nave espacial.” Y ayuda, como sus colegas, a crear presentes y futuros con llama, ilusión y recursos.